EL PAíS › EL REPRESOR DIJO QUE RODOLFO WALSH SE SUICIDó Y QUE “LA GUERRA NO TERMINó”
En contra de lo dicho por sus camaradas, mencionó que en el cuerpo del escritor había “vestigios de la pastilla de cianuro”, pero no dijo qué hicieron con su cadáver. Calificó su Carta Abierta como “un arma de la guerra civil revolucionaria terrorista”.
Preso con prisión preventiva en el penal de Ezeiza, sin computadora pero con papel y birome, abundante tiempo libre y los recuerdos que cada semana le dispara la lectura de la acusación por los crímenes en la ESMA, el capitán retirado Jorge Eduardo Acosta se refirió en una carta al Tribunal Oral Federal Nº 5 a la muerte del escritor y periodista Rodolfo Walsh. El ex jefe de Inteligencia del Grupo de Tareas 3.3.2 no dijo qué hizo la Armada con el cadáver, no dijo quién se robó los originales de su obra secuestrados en la casa del Tigre donde pasó sus últimos días, pero contrariando las confesiones de sus camaradas a los secuestrados en la ESMA, según las cuales Walsh murió acribillado mientras se defendía con una pistola calibre 22, Acosta escribió que el escritor “se suicidó”. En tono amenazante advirtió que “la guerra no terminó”.
Acosta admitió haber encabezado el grupo de tareas de la ESMA, calificó al escritor como “un importantísimo miembro de la organización Montoneros”, y apuntó que “Walsh estaba dispuesto a morir, sí o sí, porque llevaba una pistola calibre 22”. Como sustento de su hipótesis mencionó también “vestigios de la pastilla de cianuro”, afirmación que cuanto menos certifica que la Armada realizó una autopsia sobre el cadáver de Walsh. Agregó que los elementos de análisis que él conoce pero oculta a la sociedad “no dejan duda alguna de la intención de no permitir su detención con vida”.
En el escrito, una decena de carillas manuscritas, el capitán de fragata retirado se quejó de la “persecución política” que a su criterio existe “contra algunos de los que derrotamos a los terroristas, para restablecer la paz”. También renegó de las fotografías “con primeros planos”, que el TOF Nº 5 autorizó a registrar luego de años de resistencia.
El procesado dijo que se sintió “intimidado” por el “aplauso cerrado” que provocó en la sala de audiencia la lectura de la Carta Abierta a la Junta Militar, que Walsh alcanzó a despachar el 24 de marzo de 1977, antes de ser emboscado y asesinado. La carta que el colombiano Gabriel García Márquez calificó como una obra maestra del periodismo universal “es un documento pero también un arma de la guerra civil revolucionaria terrorista”, escribió el Tigre Acosta. Agregó que el aplauso que generó la lectura significa para él que “la guerra no terminó”.
En el escrito dirigido al TOF Nº5 Acosta lamentó, además, no poder recibir ayuda espiritual en las misas de los días jueves. “Está suficientemente probado que yo he sido el jefe de Inteligencia de la UT (léase unidad de tareas) 3.3.2 desde enero de 1977, y por ello he participado en la guerra fratricida que no inicié ni definí en su contenido”, consignó el procesado, quien manifestó sentir respeto por todas las víctimas, “entre ellas Rodolfo Walsh”, quien “de no haberse suicidado, estaría declarando como testigo en mi contra”.
El TOF Nº 5 prosiguió ayer con la lectura de la acusación contra los diecisiete procesados en el primer juicio significativo por los crímenes en la ESMA, que continuará el próximo miércoles a partir de las diez de la mañana. A pedido del abogado Alfredo Solari, se leerá también el auto de elevación a juicio del juez Sergio Torres, por lo que recién en dos semanas los defensores podrían plantear las cuestiones preliminares y comenzarían a declarar los testigos.
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