Julio Cobos ratificó ayer que está en carrera para la presidencia, pero aun así no se apartó en lo más mínimo del libreto escrito por sus consejeros políticos. “En todo hombre político es un gran anhelo, pero no es el momento para pensarlo y analizarlo porque tenemos otra prioridad para el país”, explicó Cobos, que en su afán de dar la imagen de que está por encima de las disputas partidarias llegó al extremo de no definir si es opositor u oficialista. “Soy el vicepresidente de la Nación y mi responsabilidad es articular con todos los sectores políticos para tratar de encontrar un medio adecuado para considerar los proyectos del Ejecutivo”, afirmó.

Las aspiraciones presidenciales de Cobos son conocidas. No las puede negar pero sí diferir las definiciones categóricas al respecto. Esto es lo que le aconsejan sus asesores y lo que el vicepresidente hace ante los micrófonos, mientras en los hechos allana el camino de la oposición en el Senado. “Seguramente se resolverá a mediados del año próximo”, respondió ante la consulta acerca de su candidatura presidencial y evitó las precisiones con aquello de que ahora la “prioridad” es otra.

Con la definición acerca de que en su condición de vicepresidente es responsable de “articular con todos los sectores políticos para tratar de encontrar un medio adecuado para considerar los proyectos del Ejecutivo”, Cobos esquivó la pregunta que le hicieron en La Red con el objetivo de que defina si es opositor y oficialista. “Opinaré conforme a mis principios”, fue su máxima precisión.

Cobos también se hizo eco de la respuesta de la Corte Suprema ante las críticas del Gobierno a la Justicia y aseguró que “lo que espera el pueblo argentino, además de mesura, es cordura y racionalidad entre los poderes del Estado” y advirtió que “el poder hay que ejercerlo convenciendo, no imponiendo”. “Cuando la gente ve rispidices entre los poderes, no contribuye al clima de armonía que necesita nuestra sociedad”, prosiguió.

Fiel a su libreto, el vicepresidente llamó a “recuperar el valor de la palabra” y aseveró que “el poder hay que ejercerlo convenciendo, no imponiendo y eso se logra dialogando y aceptando y reconociendo en el otro que por ahí pueda haber parte de razón”.

“Esperamos aportar y contribuir con un granito de arena para que la armonía se vuelva a instalar en el país”, declaró también Cobos y dijo que “esto es una lucha día a día y muy dinámica. Debe haber buena fe de todos los sectores políticos, porque cuando se reclama diálogo deben mostrarse todas las cartas y la intención sana la pueden tener todos y cada uno de los dirigentes políticos”. Sin nombrarla, Cobos también le dedicó un párrafo a Elisa Carrió. “Por ahí –apuntó– al que actúa de buena fe, después se lo tilda de ingenuo o incrédulo y esto es lo que transforma lo que debería ser algo normal en anormal o llamativo.”

“Aunque cada uno tiene su pertenencia partidaria, hay que saber sobre todo que hay una sociedad que está esperando una respuesta y esa respuesta se logra con acuerdos y cediendo: y en la Argentina el problema es ceder. Acá el que cede es un cobarde o le falta poder”, insistió Cobos en la misma tónica y añadió que “nos hace falta aprender a construir metas colectivas”. Se quejó, además, de que “por ahí privilegian intereses partidarios o personales”, aunque se mostró “esperanzado en que volvamos a recuperar la normalidad que se ha perdido y que el diálogo sea la herramienta normal y fundamental en los poderes del Estado”.