EL PAíS
› DUHALDE EN RIO TURBIO, CON EL CANDIDATO KIRCHNER
Un gesto para la interna
Formalmente, era el aniversario de la mina de carbón y una chance para hablar de economía. Pero abundaron los guiños hacia el gobernador santacruceño y hubo reunión privadísima.
El motivo oficial del viaje a Santa Cruz era bastante protocolar: participar del 60º aniversario de la fundación de la mina de carbón de Río Turbio –símbolo de la Argentina industrial– y prometer en el terreno que el Gobierno cumplirá con el aporte de 1.800.000 pesos para pagar los sueldos de 1100 obreros y reanimar la explotación. El presidente Eduardo Duhalde voló a El Calafate, donde lo recibió el gobernador y candidato presidencial Néstor Kirchner. A la tarde, se trasladaron hasta Río Turbio, y Duhalde saludó a los mineros, con sus cascos y linternas, con quienes se sacó una foto que pareció de campaña. Pero, más allá de los compromisos, la presencia del Presidente implicó un gesto elocuente para la interna del PJ, que algunos allegados al santacruceño interpretaron como una promesa de apoyo.
Si quedaba alguna duda, Duhalde la develó cuando terminó su recorrida por Río Turbio y la localidad cercana de 28 de Noviembre: “Kirchner es un gran candidato”, aseguró ante los periodistas que cubrían su visita. Aunque enseguida aclaró, por si acaso, que “el Gobierno no tiene candidatos”. La prudencia tenía varias razones, entre ellas un gesto diplomático hacia el cordobés José Manuel de la Sota –también candidato y competidor de Kirchner–, a quien visitará en los próximos días.
Luego de la caminata por Río Turbio, donde Duhalde estuvo acompañado por Kirchner y el intendente local, Matías Mazú, el Presidente retornó hacia los paisajes paradisíacos de El Calafate. Allí se recluyó en una reunión privadísima con el gobernador santacruceño, sin allegados ni testigos, donde los dos analizaron la disputa interna del PJ, las fechas del cronograma electoral del partido y algunas encuestas de reciente aparición. En el entorno de Kirchner esperaban con ansiedad a que terminara el encuentro.
Ayer a la tarde, los allegados del patagónico exhibían cierta confianza: decían que el último intento por convencer a Carlos Reutemann había resultado fallido, y que el crédito de Duhalde era otra vez su jefe político. Otro argumento que sostenía esa esperanza era una encuesta reciente de la consultora Equis (ver nota aparte), que en un capítulo referido a la interna justicialista –donde el santacruceño es menos fuerte, por la poca incidencia de los independientes– mostraba a Kirchner casi alcanzando las cifras obtenidas por Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá (24 por ciento, 26 por ciento y 25,2, respectivamente).
Como buenos fanáticos de las encuestas, Duhalde y sus ministros tuvieron acceso a esa información. Por lo pronto, el Presidente, quien pretende apuntalar a los adversarios de su histórico rival, aprovechó su periplo por Río Turbio para criticar a unos cuantos representantes del menemismo. Pero lo hizo sin dar nombres ni atacar en forma explícita: se quejó de los “políticos que comenzaron su campaña con predicciones apocalípticas” y casi se burló de ellos por la aparición de lo que consideró una “recuperación económica”. “Ahora les cuesta mucho cambiar el discurso”, chicaneó. Luego expresó todo su enojo contenido, y los acusó de “estar boicoteando el crecimiento de la Argentina”.
Las declaraciones de Duhalde parecieron dirigidas a los especialistas del CEMA, que pronosticaron a principios de año un dólar a casi 10 pesos, y a varios ex funcionarios de su gestión, como el despedido embajador en Washington, Diego Guelar, a quien los duhaldistas acusaron de hacer lobby contra el Ejecutivo ante los organismos de crédito y el propio Gobierno de George W. Bush. Durante su contacto con la prensa, el Presidente estaba acompañado también por una reducida comitiva de funcionarios nacionales, entre ellos el secretario general de la Presidencia, José Pampuro y el ministro del Interior, Jorge Matzkin.
Exultante como si estuviera en campaña para defender su gestión, Duhalde aseguró que “está muy claro” que el país está entrando en el final de la recesión. “No lo ven los que no lo quieren ver”, subrayó, y luego pronosticó que en los próximos datos del Indec, que se conocerán a fin de año, “va a haber una baja en el desempleo”. De notable buen humor , elPresidente pasó el sábado combinando actividades de campaña con diálogos a solas con uno de sus eventuales aliados internos. Finalmente, como viene haciendo en casi todas sus declaraciones públicas, se refirió a los rumores que hablaban de que sectores del PJ habrían instigado a los saqueos. “No va a pasar nada. La verdad es que agitan fantasmas al divino botón”, aseguró con respecto al 20 de diciembre. No casualmente su nuevo slogan de campaña –pintado obedientemente en casi todo el Conurbano– dice “Duhalde es paz social”.