El presidente de Bolivia, Evo Morales, expresó ayer en Sucre su apoyo a Néstor Kirchner para que presida la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). “Estoy convencido de que la integración de la Unasur va acelerada, y quiero expresar nuestro apoyo para que el ex presidente argentino Néstor Kirchner sea el secretario general de Unasur”, afirmó Morales en un acto que compartió con la presidenta Cristina Kirchner en la Asamblea Legislativa de su país. Morales relanzó así la candidatura de Kirchner, que ahora tiene chances ciertas de quedar consagrado en la próxima reunión del bloque, el 4 de mayo, en Buenos Aires.

Durante el encuentro, Evo se encargó de subrayar la “constante solidaridad” argentina con sus país en tiempos difíciles y destacó “la confianza de presidente a presidente, de gobierno a gobierno” para la profundización de las relaciones bilaterales. La mandataria le respondió que “Argentina siempre va a estar presente” junto a su país y lanzó un guiño: “Mi compañero, Néstor Kirchner, el ex presidente, estuvo en momentos difíciles ayudando también a la hermana Bolivia”.

Impulsada originalmente en 2008 por el ecuatoriano Rafael Correa, la designación de Kirchner para la presidencia del bloque tuvo una amplia aceptación inicial, pero fue vetada por el presidente uruguayo Tabaré Vázquez, debido a la profundización del conflicto por la instalación de la pastera Botnia. Sin otros candidatos a la vista –más allá de ciertos rumores sobre el chileno Ricardo Lagos–, el bloque sudamericano continuó funcionando sin una cabeza visible y la coordinación política del órgano quedó a cargo de quienes ocuparon la presidencia pro témpore: primero Michelle Bachelet y ahora Rafael Correa.

Debido a la amistad de Kirchner con el venezolano Hugo Chávez y sus posicionamientos regionales, el colombiano Alvaro Uribe y el peruano Alan García nunca explicitaron su apoyo al ex presidente argentino, debido a que preferían –aseguraban en su entorno– alguien con un perfil más “moderado”. Perú, además, mantenía una relación distante con nuestro país desde la venta de armas a Ecuador durante el gobierno de Menem.

Hoy, el panorama es otro. Por un lado, la reciente visita de Cristina Kirchner a Lima limó asperezas con García y acercó posiciones con Perú –se habló, incluso, de un “relanzamiento” de las relaciones bilaterales–. Por el otro, se argumenta que la fallida intención de reelección de Uribe coloca a su gobierno en retirada y sin demasiadas posibilidades de sacar rédito con una postura inflexible en el bloque.

La postura uruguaya es un caso aparte. El veto oriental a la postulación del ex mandatario fue consecuencia del conflicto por las papeleras y lo que consideran era “condescendencia” del gobierno de Kirchner al bloqueo asambleísta al puente internacional. En aquel entonces, el canciller Gonzalo Fernández sostuvo que no se podía apoyar al ex presidente de un país que haya “tolerado” un bloqueo.

La asunción de José “Pepe” Mujica, en cambio, oxigenó las relaciones en el Río de la Plata y representa una de las mayores esperanzas de la Casa Rosada para destrabar la asunción de Kirchner. El nuevo canciller, Luis Almagro, planteó analizar el tema “desde cero” una vez que se oficialice la candidatura. Se especula con que Uruguay modificará su postura luego del fallo de la Corte Internacional de La Haya, a fines de abril.

Los momentos coinciden, ya que la fecha tentativa para la próxima reunión del bloque –en Buenos Aires– es el 4 de mayo, y allí se espera poder tratar la demorada designación de un secretario general. A tales fines, Kirchner recibió un espaldarazo reciente por parte del presidente Hugo Chávez y de su par ecuatoriano, Rafael Correa, quien además ostenta la presidencia pro témpore de la Unión. Consultado sobre las chances del santacruceño, el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño, dijo que “hay una buena posibilidad de que haya consenso, pero todavía no podemos decirlo”.

El secretario de la Unasur debe elegirse por consenso, aunque no es necesario que sea de manera unánime. Si ningún candidato consigue los doce votos en cuestión, quedará consagrado quien tenga más adhesiones. Eso siempre y cuando no medie un veto, como el que venía imponiéndole Uruguay a Kirchner.