El presidente de la Cámara baja, Eduardo Fellner, se zambulló ayer en su despacho para decidir, en medio de un hermetismo absoluto, si le dará o no curso en Diputados a la polémica media sanción del Senado sobre el impuesto al cheque. El jujeño analiza las distintas alternativas, para lo que le pidió al secretario parlamentario de la Cámara alta, Juan Estrada, la versión taquigráfica y la votación con que lo senadores opositores aprobaron, con mayoría simple, la coparticipación total a los débitos y créditos bancarios. Por la noche, Fellner recibió al jefe del bloque de diputados del oficialismo, Agustín Rossi, para ahuyentar las versiones sobre enfrentamientos y presiones. En tanto, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, abrió la posibilidad de impulsar en Diputados un proyecto, que comparte con el PJ disidente, para coparticipar el gravamen si el kirchnerismo logra bloquear la iniciativa.

Fellner sorprendió a propios y extraños cuando llegó a Buenos Aires ayer por la mañana en el primer vuelo procedente de Jujuy. Pero el presidente de la Cámara baja se encerró en su despacho del primer piso del Palacio Legislativo y prefirió sostener el silencio –que mantuvo a lo largo del fin de semana– sobre si habilitará o rechazará en Diputados la modificación a la ley del cheque que llegó desde el Senado.

Rossi había expresado el fin de semana que Fellner debía rechazar el proyecto porque “no fue votado con la mayoría especial que prevé la Constitución”: la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara alta, es decir 37 senadores y no 35, como los que reunió la oposición. Pero los opositores denunciaron presiones sobre el titular de Diputados. Ayer, mientras Fellner se recluía en su despacho, las declaraciones cruzadas entre los legisladores se sucedían.

“La Cámara de Diputados tiene la hermosa oportunidad de corregir lo que hicieron mal en el Senado. Si Diputados avala el tratamiento de esa falsa media sanción, se termina haciendo cómplice de la violación a la Constitución que hicieron los senadores de la oposición y Cobos. No podemos estar enmendando los errores de la oposición”, ratificó Rossi.

“La oposición se tiene que dejar de presionar a Fellner”, también se quejó el diputado santafesino para aludir a las amenazas del PJ disidente de ir por la cabeza del jujeño si no se subordina a lo que resuelva la mayoría opositora.

Las réplicas no se hicieron esperar. “Las facultades de tratar o no tratar proyectos son de la Cámara de Diputados y no del presidente o de un bloque. Que le pidan a Fellner que se apropie de la Cámara es un disparate”, señaló el macrista Federico Pinedo.

“El oficialismo está perdido y entonces embarra todo”, dijo Carrió y volvió a defender al vicepresidente Julio Cobos y a Fellner, al advertir que las “presiones” sobre ellos afectaban la “institucionalidad”.

Lilita insistió en avalar los argumentos de los senadores de la oposición, aunque se mostró dispuesta a una alternativa para destrabar: “Esta situación tiene salida, en tanto Diputados estime que es constitucional lo del Senado, o trate otro proyecto”. Ante su bloque de diputados, Carrió explicó que podrían impulsar un proyecto si el oficialismo bloquea la iniciativa que llegó desde el Senado. El texto del proyecto que lleva las firmas de Carrió y de Alfonso Prat Gay junto con los disidentes Felipe Solá y Jorge Obeid propone eliminar el artículo 3 de la ley para coparticipar todo lo recaudado por el Estado y eximir del impuesto a las Pymes y microemprendimientos.

Cuando caía la noche, Fellner salió a la puerta de su despacho para recibir a Rossi y a la vicepresidenta segunda de la Cámara, la también oficialista Patricia Fadel, y mostrarse juntos. “Estoy presionado”, dijo con tono irónico Fellner y giró sobre sus talones para evitar preguntas.

El encuentro no duró más de veinte minutos, pero los diputados kirchneristas esquivaron la guardia periodística y utilizaron otras salidas alternativas. Ninguno de ellos quiso poner en riesgo la estrategia oficialista, que por ahora es un secreto que se guarda bajo siete llaves.