Para Hugo Suppo, el crimen de su hermana Silvia –testigo en una causa por delitos de lesa humanidad apuñalada en Rafaela en un hecho considerado de robo por la policía santafesina– fue lisa y llanamente un “crimen político destinado a infundir miedo a otros testigos de causas similares”. “Felizmente el expediente lo tenemos en nuestro poder porque nos dificultaba el análisis de la investigación que realizaba la policía”, remarca Suppo. “Están mis sobrinos analizándolo, y nos permitirá desarrollar otras hipótesis. Para nosotros la policía realizó un trabajo bastante desprolijo, en todos los sentidos, hay conclusiones que rápidamente la policía elaboró, sin técnicas que nos parecen sospechosas. Estamos un poco ansiosos en leer estas 1500 páginas, la autopsia llegó hace pocos días, y hay un montón de cosas que demuestran que la Justicia es lenta. Además hay un nuevo Código de Procedimientos que se está implementando. Es todo un poco lento y ya casi se cumple un mes del crimen.”

–¿Cuáles son las dudas que tiene ?

–Tenemos dudas sobre si realmente los dos detenidos son los autores del crimen porque hubo problemas técnicos en las huellas digitales, hay dudas con los cuchillos hallados, no está claro la presencia de los dos sospechosos en el local del crimen; a través de las huellas digitales parece que la policía no tuvo métodos técnicos correctos para hacer este trabajo. También nos parece extraño la rapidez con que la policía llegó a esas conclusiones. Yo estaba en París, y seguía por Internet el caso, y me asombró la rapidez extraordinaria, ya que sólo 45 minutos después del crimen lo tenían resuelto, ya habían encontrado dos testigos, ya se sabía que eran dos los que la mataron, algunas horas después se conocieron los nombres y pocos después se supo que Silvia había dicho en el hospital que había sido “un robo” y también era mentira. Del dinero robado primero se habló de 10 mil pesos, pero como iba a viajar a París tenía euros, que no los tocaron estando a mano y sólo se llevaron un poco de dinero que había. Otra cosa que nos llamaba la atención es el argumento policial: los detenidos dicen que la mataron porque los reconoció pero un ladrón no va a robar en el mismo lugar donde circula, y este chico lavaba coches en la zona del negocio de Silvia, no iba a ir a robar ahí. Desde luego lo iba a reconocer, por lo cual es más lógico que vaya a robar al otro extremo de la ciudad y entonces si la hubiese encontrado accidentalmente a Silvia, tal vez sí la hubiese matado. Pero, repito, robar donde lo conocen no es racional, salvo que directamente el objetivo fuera matarla directamente. Estos indicios que tenemos, más la lectura del expediente que estamos haciendo nos hace pensar que hay muchas cosas que aclarar.

–¿Cuál es el objetivo de esta investigación casi paralela, esta relectura del expediente judicial y de la pesquisa policial?

–Sólo queremos descubrir a los autores intelectuales de este crimen político que está relacionado con el rol que Silvia tuvo en este proceso del juicio (por delitos de lesa humanidad) y no abandonamos esta hipótesis, mientras la Justicia sigue la del robo seguido de muerte. Pretendemos saber las relaciones que estos dos acusados tenían con otras personas, saber en qué círculos se movían, ya que uno de ellos viene de Santa Fe, queremos saber a quiénes conocía allá, y saber cuál fue el motivo de la muerte, si fue el dinero o si hubo amenazas.

–¿Qué está exigiendo?

–Justicia y nunca más, porque la Argentina ya tuvo suficiente. Tenemos que terminar con todo esto y para dar tranquilidad a los otros testigos, para que no tengan miedo ni temor, y terminar con esta etapa de la historia argentina.