Sáb 08.05.2010

EL PAíS  › ALUSTIZA DECLARó SOBRE LA CONTRATACIóN DE PALMAT

Recomendación brasileña

El titular de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola explicó ante el juez Ercolini por qué se contrató una trader para exportar a Venezuela. Negó el pago de coimas.

› Por Raúl Kollmann

“La contratación de una intermediaria, una trader, fue una recomendación que nos hicieron los fabricantes brasileños de maquinarias. Ellos trabajaban con dos: Cotia, brasileña, y Palmat, que tenía domicilio en Caracas y Miami. También había fabricantes nuestros de maquinarias que habían hecho algunas exportaciones anteriores y las hicieron con Palmat. El problema era que Cotia cobraba el 20 por ciento, mientras que Palmat se quedaba con el 15. Y, además, Cotia era brasileña, justo nuestros mayores competidores en el mercado venezolano. Finalmente se le dieron las propuestas a un estudio de abogados, Kessman y Parino, de Córdoba, que nos recomendaron el acuerdo con Palmat y además redactaron los contratos.” Este fue el núcleo de la declaración de casi siete horas que realizó ayer José María Alustiza, titular de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), ante el fiscal Julián Ercolini y el fiscal Gerardo Pollicita, quienes investigan si hubo coimas en las exportaciones argentinas a Venezuela. Alustiza negó la existencia de coimas y dijo que no conoció ni a Claudio Uberti ni a Julio De Vido. Es muy probable que el juez Ercolini convoque a los integrantes del estudio de abogados que analizó los contratos con las traders.

El expediente sobre las exportaciones a Venezuela tiene hoy sólo dos vertientes:

- El análisis de los contratos con la trader Palmat. El magistrado debe verificar si es un acuerdo lógico, similar al que se hace en otras operaciones, o si puede encubrir el pago de coimas.

- La ruta del dinero. Ercolini pidió detalles de los movimientos de cuentas de Palmat para saber si el dinero de esa trader pudo haber sido transferido a algún funcionario argentino.

La declaración de Alustiza tenía importancia en relación con el primer punto, el de la contratación de la trader. Aunque no fue la Cámara la que hizo el contrato con Palmat, sino cada una de las 39 empresas que vendieron en Venezuela, Cafma realizó las gestiones y Alustiza conoce bien cómo se hicieron las cosas.

“Nuestro primer contacto con las traders fue en la feria de maquinaria que se hizo en Barinas, Venezuela –señaló Alustiza ante Ercolini, Pollicita y el abogado de Uberti, Diego Pirota–. Allí exponíamos nosotros y, sobre todo, las empresas brasileñas que tenían totalmente copado el mercado de Venezuela. Nosotros contábamos con un instrumento: el acuerdo firmado por Néstor Kirchner y Hugo Chávez. Con los dólares de la compra argentina de combustible, los venezolanos tenían que comprar maquinaria argentina. En esa feria, los propios brasileños nos dijeron que era imperioso tener una trader, porque los trámites eran muy, muy engorrosos. En el trato entre privados existe la carta de crédito, que a uno le garantiza el cobro, porque tiene el aval del Banco Central del país al que se exporta, en este caso de Venezuela. Pero al comprarle al Estado venezolano, no había carta de crédito de por medio y entonces todo dependía de los trámites ante la administración pública venezolana.”

Cuando le preguntaron cómo se hizo el contacto con Palmat, Alustiza señaló que “teníamos un miembro de la Cámara, Gerardo, de Casilda, que había exportado antes del convenio y lo hizo con Palmat. Los brasileños realizaban sus operaciones con Cotia, una trader gigantesca brasileña, y con Palmat, la venezolana. En principio, nosotros nos inclinamos por esta última por tres razones. En primer lugar, porque teníamos un antecedente, el de la empresa de Casilda. Segundo, porque nos cobraba menos que Cotia. Tercero, no era brasileña. Acordar con Cotia era como dormir con el enemigo: los brasileños tenían copado el mercado de maquinaria agrícola de Venezuela y nosotros les estábamos peleando el negocio. Los primeros contactos, tanto con Cotia como Palmat, se hicieron en Barinas, donde varias traders tenían stands. Finalmente, el estudio Kessman y Parino señaló que las prestaciones de ambas empresas eran parecidas y que el costo de Palmat era menor. El estudio también redactó los contratos y hasta negoció con Palmat”. En un resumen de las actividades que realizó la trader, Alustiza contó que “había que hacer gestiones ante la Aduana, el Ministerio de Agricultura y Tierras, la Tesorería y un montón de otras dependencias. Hubo un momento en que teníamos más de cien expedientes en Venezuela. Como nos dijeron los brasileños, no íbamos a poder hacer las cosas bien si no teníamos un representante en Venezuela, o sea una trader”.

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