El funcionario que se decía que estaba encargado del comercio exterior al final no estaba en esa área. Ayer, ante el juez Julián Ercolini y el fiscal Gerardo Pollicita, declaró Adrián Nador y precisó que en los tiempos de la exportación de maquinaria a Venezuela era secretario privado del ex ministro de Economía Roberto Lavagna, por lo que había abandonado su puesto en la Cancillería. Por lo tanto, quedó en claro que no renunció al Ministerio de Relaciones Exteriores por la existencia de una “diplomacia paralela”, sino porque se fue a trabajar con Lavagna.

Pese a ello, Nador contó que regresó a la Cancillería en 2008 y estuvo vinculado durante algunos meses con una operación que en Venezuela se conoció como el programa de las 200 fábricas socialistas. Se trata de la venta, llave en mano, de plantas de distinto tipo. El caso referido por Nador fue un frigorífico. Cuando le preguntaron al funcionario si en 2008 se usó una trader, Nador señaló que no fue necesario porque la operación era muy diferente a la hecha entre 2004 y 2006. En primer lugar, porque en aquel caso no había de por medio una carta de crédito, instrumento que permite cobrar en forma automática, sin realizar trámites. En la exportación de maquinaria había que convalidar la entrega en varios ministerios y después gestionar el pago.

En lo realizado en 2008, Venezuela adelantó el 40 por ciento antes de empezar la operación y el resto era una carta de crédito que se cobraba no bien la planta se entregaba en Venezuela. También Nador mencionó que la exportación de maquinaria requiere de una asistencia en materia de repuestos, lo que no es necesario en la fábrica llave en mano. De todas maneras, el hombre vinculado con Lavagna dejó una brecha que el juez y el fiscal deberán investigar: por qué en el caso de la maquinaria se usó una trader y en la operación de 2008 no se acudió a una empresa de esas características.