EL PAíS
› LA ASUNCION DE MAQUEDA SERA EL PROXIMO LUNES
Festejo en la Casa Rosada
› Por Irina Hauser
“Tienen una batalla ganada”, se lamentaba ayer un ministro de la Corte Suprema en alusión al Gobierno. El alto tribunal no sólo no resolverá la redolarización de los depósitos el lunes sino que ese mismo día tomará juramento a su nuevo integrante, Juan Carlos Maqueda, el hombre que eligió el presidente Eduardo Duhalde para ocupar el lugar que dejó vacante Gustavo Bossert. Varios supremos vislumbran que, aunque las causas sobre la pesificación pasen para febrero, no será sencillo llegar a una definición. Esta situación, dicen, es fruto de las presiones del oficialismo y del nombramiento de su nuevo compañero.
El fallo nunca materializado de redolarización estuvo en el centro de las batallas entre el Poder Ejecutivo y la Corte aún después de que el Congreso absolviera a los supremos en sus juicios políticos. En esa puja, el alto tribunal dio incontables idas y vueltas al ritmo de conversaciones, en alternados buenos y malos términos, con el Gobierno.
El pronóstico de la Corte anunciaba a última hora que el lunes no habrá reunión plenaria y los jueces se irán de vacaciones luego de ver jurar al juez de estreno quien, por la fecha de asunción, quedaría habilitado a cobrar el mes de enero según informaron en el tribunal. La excusa de la nueva postergación de la resolución ya se conoció el jueves: los dos conjueces, Santiago Kiernan y Edgardo Bello, que intervienen en las causas sobre el corralón –designados cuando la Corte no lograba conformar una mayoría para fallar– pidieron tiempo extra para estudiar el tema y Carlos Fayt, bajo uno nuevo juicio político, planteó también que creía conveniente analizar la “oportunidad y alcances de la decisión respecto de los depósitos bancarios” antes de tomarla.
En el alto tribunal ayer había clima de derrota. La designación de Maqueda y su expeditiva incorporación, era interpretada por muchos como una “demostración de fuerza” de Duhalde. Un ministro de la Corte partidario de la redolarización dijo a Página/12, en tono de catástrofe, que cree que será difícil que en febrero “y vaya a saber si alguna vez” pueda haber un fallo sobre el asunto. Más cauto, otro ministro del mismo bando, sostuvo: “Es cierto que la gracia era sacar una sentencia ahora, pero de aquí a 30 días es difícil saber lo que puede pasar, quizá los conjueces dicen algo, aunque tal vez uno de ellos ya no sea necesario”. En sus despachos y en otros, apuestan a que Maqueda tendrá un criterio pro pesificación.
La historia del fallo anticorralón tuvo una constante: un grupo de cuatro ministros de la llamada mayoría automática menemista –Julio Nazareno, Adolfo Vázquez, Guillermo López y Eduardo Moliné O’Connor– se mantuvo de manera bastante estable, con pequeñas diferencias entre sí, en la postura de que los ahorros debían ser devueltos en su moneda de origen. Este dato, sumado al intercambio de acusaciones de algunos de esos supremos con el Gobierno, permitió interpretar que detrás de ese conflicto se situaba la pulseada Menem-Duhalde.
Los coqueteos que más de una vez desestabilizaron la posibilidad de emitir el pronunciamiento que aterraba al Gobierno, corrieron por cuenta de Antonio Boggiano y Carlos Fayt. Las dificultades consiguientes que trabaron la posibilidad de juntar la mayoría de cinco voluntades necesarias para un fallo, determinaron que se convocara a los conjueces, nunca tan famosos como hasta esta ocasión, para que definieran.
Boggiano, un juez automático de la primera hora, criticado abiertamente por algunos de sus pares por su poco disimulada sensibilidad hacia los intereses de los bancos, consiguió que Duhalde enviara su pliego como candidato a ocupar un cargo en el Tribunal Penal Internacional de La Haya. Amagó con un borrador con sumarse a la despesificación, pero quedó ahí, a medio camino. En cuanto a Fayt, después de haber elaborado un proyecto redolarizador con el que la Corte lograba por fin la mayoría para regocijo de los ahorristas, mostró en medio de un acuerdo de Corte los papeles deun plazo fijo de 200 mil dólares. Ante la repercusión mediática de la situación se excusó inmediatamente y todo volvió a complicarse. Sus pares se encargaron de deshacer el brete rechazando su planteo. Obligado a votar, y frente a la apertura de un nuevo juicio político por ocultar que tenía plata acorralada, Fayt envió el jueves un elegante texto a los demás cortesanos instruyéndolos sobre la conveniencia de meditar profundamente las decisiones políticas.
Hecho el racconto, la designación de Maqueda resulta tan política como la maraña tejida en torno al fallo redolarizador desde dentro y fuera de la Corte. Los propios ministros del elenco estable resolvieron la excusación de Fayt y una recusación contra Boggiano (por su candidatura para La Haya) eludiendo olímpicamente la intervención de los conjueces que habían nombrado para tal fin. Es decir, si quieren pueden. Aunque tienen cinco votos para disponer la inconstitucionalidad de la pesificación, no lo hacen. En los ministerios de Economía y Justicia ayer seguían celebrando lo que consideran una victoria propia, después de mucho gestionar ante el tribunal y, en voz baja, anunciaban la decisión del Gobierno de agenciarse no una sino más vacantes en la Corte.
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