Dom 03.02.2002

EL PAíS  › EL FALLO DE LA CORTE CAMBIA EL RITMO DEL DIALOGO

Obispos y también bomberos

El presidente Eduardo Duhalde solicitó al obispo Estanislao Karlic una convocatoria urgente de la Mesa Coordinadora del “diálogo argentino”. También se estudia la posibilidad de que esta iniciativa ofrezca propuestas para la coyuntura.

› Por Washington Uranga

Hasta que se conoció, el viernes por la tarde, la acordada de la Corte Suprema declarando la inconstitucionalidad del “corralito” los planes de la Mesa Coordinadora del “diálogo argentino” incluían un fin de semana de relativo descanso para iniciar, mañana lunes, un periplo por fuera de Buenos Aires en Rosario, Mendoza y Gregorio Laferrere (provincia de Buenos Aires). Era una decisión coherente con la idea de “nacionalizar” el diálogo que se inició hace tres semanas. Pero, como en otros niveles de la vida nacional y como se ha hecho habitual en los últimos tiempos en el país, todo cambió vertiginosamente cuando se conoció la decisión de la Corte. Los teléfonos de los principales animadores del Diálogo, del embajador Carmelo Angulo de Naciones Unidas, y de cada uno de los obispos (Jorge Casaretto, Juan Carlos Maccarone y Ramón Staffolani) comenzaron a sonar ininterrumpidamente. Antes de hablar al país el viernes por la noche, Eduardo Duhalde ya se había comunicado con los responsables del Diálogo. En el mismo tiempo el presidente de la Conferencia Episcopal, arzobispo Estanislao Karlic, el cardenal Jorge Bergoglio y el Secretario General del Episcopado, Guillermo Rodríguez Melgarejo, hablaron varias veces con Buenos Aires desde Roma, donde se encuentran para la “visita ad limina”, el encuentro informativo que todos los obispos del mundo tienen cada cinco años con el Papa. Apenas terminada su disertación ante la prensa, Duhalde tomó el teléfono para llamar a Karlic y anunciarle su deseo de una “urgente convocatoria” a la Mesa Coordinadora del “diálogo argentino”. El arzobispo escuchó de boca del Presidente su análisis de la coyuntura y el pedido para que la Iglesia siga apoyando el diálogo y la concertación.
Los intercambios telefónicos continuaron durante toda la madrugada y ayer buscando concretar el encuentro solicitado pero, sobre todo, de alumbrar una iniciativa que, más allá de la continuidad de la gestión de diálogo y acercamiento entre sectores hacia una nueva “visión de país”, ofrezca una propuesta para la coyuntura. Tanto los obispos, como los hombres que representan al gobierno (Juan Pablo Cafiero, Antonio Cafiero y José María Díaz Bancalari) y el embajador Angulo, están convencidos de la “importancia vital” de lo que hacen para “refundar la ciudadanía” argentina y restablecer la credibilidad, interna y externa, en el país. Pero saben también que las crisis cabalga sobre las urgencias, las de la gente y las de las propias instituciones, y que hay muchos actores sin posibilidades de obrar con paciencia porque están apremiados por la necesidad, mientras otros no están dispuestos a renunciar a privilegios o ventajas. “A nosotros no nos corresponde ofrecer soluciones para la emergencia” dijo una fuente cercana a los obispos, pero el mismo interlocutor aceptó “que si las respuestas que demanda la gente no aparecen, todo nuestro trabajo puede ser en vano”. “La crisis no es neutral” dijo otro. En otras palabras: para llegar al mediano plazo y a las posibilidades que éste ofrece, es necesario solucionar los problemas del corto plazo y tomar decisiones políticas que no dejarán contentos a todos.
Por esa misma razón, aunque la Iglesia ha dejado en claro que su tarea es de animación, que “no estamos apoyando a un gobierno, sino animando una instancia de diálogo de la sociedad argentina”, los obispos no han dejado de moverse también en función de la coyuntura. Mientras Casaretto, Maccarone y Staffolani continúan aquí con el Diálogo, el propio Karlic y Bergoglio aprovecharon su visita a Roma para informar al Papa y a la curia romana sobre la realidad argentina. No habría que descartar incluso una gestión de Juan Pablo II a favor de la Argentina ante otros líderes mundiales. El presidente del Episcopado también dispuso misiones especiales al exterior. El arzobispo de Tucumán, Luis Villalba, viajó aEspaña y estuvo reunido con la Comisión Permanente del Episcopado de ese país. Informó sobre la realidad argentina y pidió la colaboración de sus pares españoles. La Iglesia de España decidió hacer una colecta especial, el segundo domingo de Cuaresma (24 de febrero) en todos los templos de la península que será destinada a los pobres de Argentina. El cardenal español Antonio Rouco, de muy buenas relaciones con el gobierno de José María Aznar, será el encargado de presentar ante el Jefe del Gobierno de España y otros dirigentes políticos de aquel país, la visión que la Iglesia argentina tiene sobre la coyuntura. A pedido de Karlic, el obispo de Azul, Emilio Bianchi, partió rumbo a Estados Unidos y Canadá. Allí se reunirá también con las autoridades de la Iglesia Católica de esos dos países para informar, buscar solidaridad y, si es posible, pedir que los obispos católicos sirvan de puente para llegar a las autoridades políticas y a la dirigencia de esas naciones.
“El diálogo no puede resolver la crisis, pero sí definir reglas de juego para restablecer la solidaridad, superar la fragmentación y generar nuevos modos de participación ciudadana” afirma uno de los hombres de Naciones Unidas directamente involucrados en la gestión del Diálogo Argentino. Durante la semana que concluyó, los obispos por una parte y toda la Mesa Coordinadora del Diálogo, por otra, dieron a conocer sendos documentos en los que insisten en las condiciones y en las bases para la continuidad de la iniciativa. Por eso pidieron al gobierno y a todos los sectores “signos y gestos concretos”, aportes y renunciamientos para superar la crisis. “No estamos dispuestos a avalar cualquier diálogo” habrían dicho los obispos, según lo comentó uno de sus más cercanos colaboradores. Los obispos, tal como se lo advirtieron varios de sus interlocutores en el Diálogo, temen también ellos ser utilizados para “ganar tiempo” y que finalmente, nada cambie.
Sin embargo, “por el momento nadie de la Iglesia está pensando en abandonar el Diálogo”. Pero ese “por el momento” está directamente vinculado con la capacidad que demuestre, primero el gobierno y después los otros factores de poder, de poner en evidencia su voluntad de cambio y de convertir sus iniciativas en respuestas a las demandas de la gente, dando prioridad a los millones de pobres. Por propia necesidad y por exigencia de los obispos Duhalde se ha convertido en directo interlocutor de quienes trabajan en el Diálogo. Esto quedó de manifiesto durante las gestiones del jueves hasta lograr que Duhalde decidiera la suspensión de la movilización del PJ bonaerense a Plaza de Mayo. “La mesa del Diálogo valora como una contribución constructiva la decisión presidencial” dijo José Ignacio López actuando como vocero oficial del Diálogo. Un reconocimiento a Duhalde y una forma de respaldarlo ante quienes, en el gobierno y el justicialismo, opinaban distinto.
“El Diálogo sigue adelante” afirman en Cáritas y en la sede local de Naciones Unidas. Existe un cronograma de acciones que ahora debería lanzar “mesas intersectoriales” y concluir con propuestas para la acción antes de fin de mes. Pero, como todo en esta Argentina actual, también tendrá que superar las pruebas que le depara la propia crisis.

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