Los colaboradores del gobernador Daniel Scioli cierran la puerta de chapa que separa el pequeño cuarto del Club Social y Deportivo Libertad de la cancha de fútbol y básquet. En el espacio cubierto por el viejo y querido tinglado está cantando Ignacio Copani. El volumen del equipo de sonido irrumpe como una oleada cada vez que alguien pretende ingresar a la oficinita del modesto club de barrio de Villa Martelli. La institución está a pocas cuadras de la avenida Constituyentes, donde termina el municipio de Vicente López y comienza el de San Martín. El barrio es otra prueba descarnada de la herencia de los años noventa. Monoblocks a medio terminar, galpones industriales desocupados y reconvertidos para diversos usos por los propios vecinos. Hace apenas un rato Scioli encabezó un acto en el que se entegaron setenta escrituras y cuarenta guitarras, también firmó un cheque por prestaciones realizadas por el hospital municipal. Ahora conversa con Página/12 sobre los reacomodamientos que se van perfilando con vistas a la elección presidencial de 2011. “La competencia y el voto popular, de una manera u otra, van a ordenar toda esta cuestión. Y a nosotros nos gusta la competencia”, dice.

La frase de Scioli es, a su modo, un inequívoco desafío a los referentes del peronismo disidente que la semana pasada se mostraron juntos en el despacho de Adolfo Rodríguez Saá. Allí estuvieron Eduardo Duhalde, Felipe Solá, Francisco de Narváez, Jorge Busti y Ramón Puerta. La foto en el Senado fue leída por la mayoría de los analistas políticos como un guante en el rostro del oficialismo, un reto a duelo. Una preparación para la pelea de fondo. Scioli prefiere no emitir opinión sobre la imagen del PJ disidente unido (“no hago comentarios de fotos”) pero su definición sobre las bondades de la competencia es elocuente. Está invitando a los exponentes del Peronismo Federal a presentarse en las internas, en la primaria que establece la Ley de Reforma Política. Un detalle más. De todos los apellidos que aparecieron en la oficina de Rodríguez Saá, el gobernador sólo nombra a uno: “el diputado De Narváez”. Un indicio que adelanta la disputa por la gobernación en 2011.

–¿En 2011 quiere ser el vice de una fórmula presidencial u otra vez candidato a gobernador?

–Lo hemos dicho una y mil veces nuestro espacio político, el oficialismo, no está en campaña. Está en gestión. Estamos pensando cómo día a día vamos resolviendo distintos problemas en los barrios. La urbanización social, las cloacas, las viviendas, el agua potable. Ya lo venimos diciendo desde el partido y desde el máximo nivel ejecutivo provincial y nacional. El año próximo será el año en el cual cada partido político de acuerdo con la ley de Reforma Política y con las elecciones internas ordenará su propuesta.

–Usted deslizó que no había que descartar a Cristina Kirchner como candidata en 2011. ¿Será candidata a presidenta?

–Yo lo que dije... (se interrumpe). A ver... (silencio) yo dije otra cosa. Dije que quien conduce el Ejecutivo nacional es la Presidenta, que está haciendo un gran trabajo. Y que día a día es más reconocido y valorado en Argentina y en el mundo. Por políticas sociales de nueva generación, la Asignación Universal por Hijo, por políticas de inclusión digital como la conectividad y la entrega de computadoras, como la reindustrialización permanente, sustitución de importaciones y desendeudamiento. En este contexto, la Constitución prevé, como también a nivel provincial, que quien está gobernando pueda expresar su voluntad de continuar su trabajo un período más. Esto es lo que dije. Porque hay algunos que después salen a instalar rumores. Son...

–... los machos del off the record? (N. de la R.: una ocurrencia que se hizo famosa, creada por su jefe de Gabinete, Alberto Pérez).

–Claro. Ahí están. Lo hacen para generar incertidumbre y confusión. Es como que yo corriera en lancha y, en lugar de preparar mi lancha lo mejor posible, pensara en cómo le hundo la lancha al otro o cómo trato de generar una situación incierta. Para eso se largan a correr rumores. Y yo en esto quiero ser claro, porque quien es el conductor político de nuestro espacio está siendo muy claro también. El esfuerzo está puesto, desde el año pasado, en haber puesto a salvaguarda a la Argentina en el marco de la peor crisis internacional con la recuperación de los fondos de la Anses para volcarlos a dinamizar los sectores productivos, en el rol de la banca pública. Son todas reformas y cambios muy profundos. Nosotros estamos planificando el futuro de este proyecto. Pero empieza la dinámica del run run. El run run primero fue que después del 28 de junio este proyecto estaba terminado. Era el tiempo de “el kirchnerismo fue”.

–Eso decían algunos dirigentes que hasta poco antes se consideraban kirchneristas.

–Obvio. Scioli es una persona leal y consecuente con sus ideas y poniendo el hombro y el pecho en los momentos más difíciles. Pero ellos decían que me había suicidado por acompañar en momentos difíciles. Bueno, ése fue el primer run run. Después, que asumía la banca de diputado, entonces dejaba la gobernación. Después el plan B, que iba a lo nacional y dejaba la gobernación. Después vino el plan C, que iba como vice de Kirchner. Y ahora, como si esto fuera poco, que iba a la Capital. Yo estoy haciendo mi trabajo. Gobernar esta provincia. Atrás quedó la época en la que la provincia estaba aislada o encerrada en sus problemas. Lo que a veces el diputado De Narváez critica, cuando dice que yo debo separarme de la Nación... Nadie lo puede pensar. Preguntémosle a las familias de la provincia si están de acuerdo o no con la seriedad que se están llevando adelante las obras de cloacas o agua potable, las viviendas, las inversiones en energía, la urbanización de los parques industriales.

–¿Cómo registran las encuestas su imagen ante la eventualidad de que llegara a ser candidato?

–Hay un crecimiento constante ya sea de lo que es el trabajo del gobierno nacional y nuestro trabajo en la provincia. Hubo como un subibaja. Porque se creó una expectativa por parte de la oposición que fue defraudada mientras que el Gobierno y este proyecto vienen demostrando un gran vigor y una gran vigencia. Este año del Bicentenario va a ser un año muy pujante en lo productivo, la UIA lo reconoció, 13 por ciento de aumento industrial, muy inclusivo en lo social, por la aplicación y la efectividad de estas medidas, una cosecha record por el bien del campo y de las provincias del país...

–¿Qué debe hacer el Gobierno ante el conflicto de Gualeguaychú?

–Se van generando las condiciones para normalizar la situación. Hay un nuevo ciclo con una gran afinidad en las relaciones institucionales y un diálogo muy intenso entre Mujica y Cristina, está el fallo de La Haya de por medio, creo que se va caminando hacia eso. Este proyecto tiene una manera de ir descomprimiendo los conflictos agotando la persuasión, convocando a descomprimir estas situaciones, y a veces es preferible un poco más de tiempo pero que no sea una cuestión traumática.

–¿Mantener el corte es un capricho?

–(Silencio). Es un reclamo. Como todo reclamo, este Gobierno escucha.

–Recién mencionaba la asignación por hijo como una política social de nueva generación. ¿Tiene que haber un aumento en el monto?

–La Presidenta viene mostrando mucha responsabilidad en las decisiones con respecto a las prioridades de aplicación de recursos dentro de las posibilidades. El Gobierno hará una evaluación y verá la evolución de este programa, que trae múltiples beneficios, como la inscripción en la matrícula escolar, la vacunación. Hay hasta un 20 por ciento más de chicos en las escuelas. La agenda del crecimiento nos enfrenta a pujas por mejores ingresos, por mayor participación de los trabajadores en el producto bruto. Es bueno que estemos discutiendo estas cosas y no ajustes.

–¿Pero tiene que haber un aumento en el monto nominal de la Asignación Universal por Hijo?

–Si hay algo que caracteriza el respeto en la relación provincia-Nación es que a mí jamás me van a escuchar una intromisión en temas en los que la Presidenta hace una evaluación y toma las decisiones. Sí puedo decirle el impacto altamente positivo que tienen estas decisiones en la provincia.

–¿Cuál es el impacto en la provincia de Buenos Aires?

–Se está notando en la inscripción en las escuelas. Por la responsabilidad de tener la libreta sellada, la vacunación, al estar bajando en forma permanente la bronquiolitis, la gripe A, la mortalidad infantil. El consumo local en el almacén del barrio. En la seguridad.

–¿La provincia tiene alguna información que demuestre que la Asignación Universal por Hijo está haciendo bajar el índice de delitos?

–Son muchos los factores que ayudan desde la prevención a revertir la situación de inseguridad. Cuando secuestramos drogas, cuando sacamos armas, cuando le damos a los jóvenes un camino, esto ayuda.

–Hablando de seguridad: ¿el alejamiento de Stornelli de alguna manera es un reconocimiento de que hubo una política que fracasó?

–No. Hubo una etapa y ahora empieza otra. Vamos readecuando las estructuras de gobierno a las nuevas características de los problemas que enfrentamos. Hoy es estratégico articular en este bloque de seguridad ciudadana con la Justicia.

–¿Stornelli no se equivocó en nada?

–Todos nos equivocamos. ¿Usted nunca se equivoca? Yo me equivoco. Ella (por la fotógrafa de Página/12). Todos. Pero él hizo un trabajo en la primera etapa que tenía que ver con una lucha contra la droga, desmantelar desarmaderos, poner más policías en la calle, reequiparla. Hubo un volumen record de secuestro de droga. Queríamos recuperar el sentimiento de confianza en la policía, alentar la participación ciudadana a través del 911. Yo evalué que teníamos que avanzar aún más. Y confié en esta etapa en un hombre de la experiencia de (Ricardo) Casal, con una visión integral de este problema, coordinando con todas las otras áreas de gobierno.

–Usted habló recién de la puja salarial que se da en el marco de un país que crece, donde hay consumo...

–No hay que tener temor por eso.

–Los gremios buscan tener mayor participación de los trabajadores, el propio Kirchner dice que le gustaría un país con 50 y 50 de distribución del producto entre el capital y el trabajo, como en las viejas épocas.

–Somos peronistas, buscamos eso.

–En ese marco, la inflación, hoy, ¿en cuánto está?

–Mire, nosotros estamos trabajando para aumentar la oferta de bienes y servicios. Es decir, a una demanda vigorosa acompañarla con una oferta vigorosa. Por eso, el rol del sistema financiero es estratégico. El otro día se lanzó una nueva línea de créditos por parte del Banco Nación a tasas de un dígito para que las pymes puedan acompañar maquinaria y bienes de capital y de esa manera aumentar la productividad. En otro momento, ¿qué camino se tomaba? Bueno, enfriemos la economía, aumentemos la tasa de interés, bajemos la demanda. No, al contrario, es un mercado interno expansivo al que creemos nosotros que tenemos que seguir agregándole oferta para satisfacer este gran consumo. Eso es lo que va equilibrando la oferta y la demanda y alivia la tensión que pueda haber sobre algunos precios.

–¿Cómo vivió los festejos del Bicentenario?

–Me entusiasmó mucho lo que pasó. El sentimiento patriótico es muy importante. La gente con orgullo con la bandera, con la camiseta argentina. Veo que tanto perseverar predicando el optimismo, el ser positivo y la buena onda (risas) parece que ahora está de moda. A buena hora por el bien del país. ¿Se acuerda que me decían “siempre positivo”, “siempre optimista”, “siempre entusiasmado”?

–Puede reclamar derechos de autor.

–En buena hora que estemos entusiasmados. Porque los problemas se arreglan más rápido de esa forma.

–Una duda, ¿quiénes son los machos del off de record?

–No sé, los que tiran esas cosas (risas, también se ríe Alejandro Delgado Morales, su director de Prensa). Como dice el flaco, al que le quepa el sayo, que se lo ponga.