EL PAíS › GUSTAVO ARRIETA, INTENDENTE DE CAñUELAS Y MIEMBRO DEL ENCUENTRO DE LA MILITANCIA
› Por Alejandra Dandan
Desde el año pasado, Gustavo Arrieta, intendente de Cañuelas, participa de un armado transversal peronista pero no pejotista, con otros mandatarios del conurbano que intentan abrirse espacio en la provincia de Buenos Aires, como Francisco “Barba” Gutiérrez, de Quilmes, o Mario Secco, de Ensenada. Entre ellos hay peronistas, pero también radicales, partidos de centroizquierda –el PI y el Frente Grande– y movimientos sociales –el Frente Transversal–. Arrieta explica que apuestan a construir un “frente nacional y popular”.
–La seguridad es un tema que sigue pesando en la agenda política de la provincia. ¿Alcanzan los cambios aplicados por la gobernación?
–Indudablemente es un tema importante en la agenda de todos los municipios y de la provincia. Responde a cuestiones que sí se pueden resolver desde una política de prevenciones activas, está vinculado con fenómenos sociales preexistentes a este gobernador y a este modelo de país. No hay policías ni móviles que puedan nivelar de un momento a otro la desigualdad que tuvo esta provincia en los últimos veinte años. En la coyuntura trabajamos de una manera, pero somos conscientes de que las causas son muchísimo más profundas.
–¿Qué piensa de la llamada “sensación de inseguridad”?
–Es uno de los temas de mayor preocupación de nuestra ciudadanía. Se combinan dos cuestiones. Por un lado, las cosas que nos suceden todos los días en nuestros territorios por más medios tecnológicos que pongamos. Pero eso se ve potenciado por una batalla de los medios con el Gobierno que no reconoce antecedentes. En la época preelectoral, si había un asalto a las 10 de la mañana en Lanús, se reproducía veinte veces al día, casi en cadena... Más allá de las estadísticas tenemos que hacer lo posible para que se sientan seguros. Hay cuestiones que podemos implementar ahora y otras que dependen de un modelo de país que se está instrumentando y que se va a ir resolviendo en el tiempo.
–¿Cómo define al Encuentro de la Militancia Nacional y Popular, el espacio K no PJ de los intendentes?
–Ante todo, soy peronista, pertenezco al peronismo, soy afiliado al PJ. En mi caso y en el de otros intendentes, tenemos la particularidad de articular con otros partidos. Es una concertación plural que articula con otros partidos y movimientos sociales convencidos de que necesitamos recrear un frente nacional y popular. Los mejores resultados en nuestra historia se dieron desde una política de inclusión y con la construcción frentista.
–¿Eso permitirá al kirchnerismo sumar por izquierda?
–Hay que entender que los sectores políticos, sobre todo después de la crisis de 2000, no son lo que eran. La gente habla de política en las calles, en la biblioteca, en las esquinas, en un montón de formatos no convencionalmente políticos. Lo que tiene que hacer la política es ir a buscar a los ciudadanos, pertenezcan al sector que pertenezcan. Queremos articular un espacio que nos permita ganar otras elecciones y evitar alternativas que nos retrotraigan a la década del ’90. Estamos convencidos de que hay denominadores comunes entre los espacios progresistas; que tenemos una oportunidad histórica y que hay que hacer todos los esfuerzos posibles para aprovecharlos.
–¿Se preparan para dar la pelea también dentro del PJ?
–Hoy el tema del PJ de la provincia de Buenos Aires está concentrado en Alberto Balestrini, un equilibrio importantísimo. Pero el pensamiento que existe es que hay que hacer el mayor esfuerzo para seguir construyendo dentro del modelo de país. Nosotros, en la tercera sección, no tenemos diferencias de concepción y de acción. Puede haber algunos más cómodos dentro del PJ, otros con una visión mas frentista, pero todos coinciden en que hay que consolidar un modelo, en que no vamos a generar divisiones entre nosotros cuando lo que se juega en 2011 es muy importante.
–No es el primer intento de construir un frente transversal. ¿Qué cambió para que este intento pueda funcionar?
–Creo que se dio una pelea muy importante a partir de la resolución 125, con la ruptura parcial del frente social y la necesidad de ver cómo seguíamos gobernando. Fue una situación que nos cambió mucho a todos de un día para el otro y, por ahí, haciendo una autocrítica, desde el territorio tuvimos severos problemas para adaptarnos a la nueva realidad política. Pasó la elección de junio, algunos ganaron, algunos perdieron, pero siempre se priorizó el modelo: el gobierno nacional acentuó las políticas de inclusión y hoy estamos viviendo otra etapa; los indicadores de opinión nos dan la perspectiva de que estamos atravesando un buen momento.
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