“No pueden estar enfrentados dos países hermanos”, definió ayer Néstor Kirchner horas antes de reunirse con el presidente electo de Colombia, Juan Manuel Santos, en medio del conflicto que ese país mantiene con la Venezuela de Hugo Chávez. Kirchner se reunió con el visitante en su carácter de secretario ejecutivo de la Unasur, igual que lo hará el jueves de la semana que viene con el propio Chávez en Caracas y el viernes con Alvaro Uribe en Bogotá. Con esa frase, Kirchner dio la pauta de por dónde buscará encaminar el conflicto, la misión más delicada que le ha tocado enfrentar desde que asumió la conducción del bloque regional.

Kirchner dio sus breves definiciones en la Casa Rosada, luego del acto por el aniversario por el fallecimiento de Eva Perón. “Estamos entrando a conversar”, explicó ayer el ex presidente y añadió que “con mucha paciencia y con la voluntad que tenemos los argentinos para aportar a la paz”.

La reunión obligó a Kirchner a un rápido cambio de vestuario. Pasó del camperón y la camisa abierta que lució en el acto de la CGT en Paseo Colón al formal traje y corbata que presentó minutos después en el encuentro con Santos. El ex presidente llegó pasadas las 22 a la sede de la Embajada de Colombia en la Argentina donde se realizó la reunión. El horario fue inusual para lo que son las prácticas diplomáticas, pero –dada la agenda de cada uno– no tenían alternativa. Santos venía de entrevistarse con la presidenta Cristina Kirchner en la Casa Rosada (ver nota aparte).

Hasta ahora, Santos se movió con mucha cautela, lo que ayudó a distender un poco el conflicto. En la gira que viene haciendo por la región cada vez que le preguntaron por el quiebre entre Venezuela y Colombia respondió que todavía no era presidente en ejercicio por lo que prefería callar. La prudencia fue bien recibida y hasta Chávez le ofreció dialogar en tanto se dieran las condiciones.

Por eso para Kirchner resultaba fundamental conocer de primera mano la visión de Santos –quien asumirá la presidencia el 7 de agosto en Bogotá– sobre el conflicto. Si parece difícil –por no decir imposible– un acuerdo entre Chávez y Uribe, otro cantar podría ser con Santos. Originalmente, Kirchner y el presidente electo se iban a reunir la semana que viene en la capital colombiana, pero cuando quedó confirmado que Santos pasaría por Buenos Aires, el secretario de la Unasur prefirió acelerar los tiempos. Así, cuando le toque conversar con Chávez, ya le podrá transmitir el pensamiento de Santos.

No será la única intervención de la Unasur en el conflicto. El bloque regional parece haber tomado la delantera en cuanto a la gestión mediadora. Ya está agendada para el jueves que viene una reunión de los cancilleres de todos los países miembro donde discutirán el caso en detalle. Será casi al mismo tiempo que los presidentes se reúnan para la ceremonia de traspaso de mando entre Uribe y Santos. El presidente pro témpore de la Unasur, el ecuatoriano Rafael Correa, dejó la puerta abierta a la posibilidad de que también hubiera una cumbre de jefes de Estado para resolver la cuestión si se volvía necesario. En eso jugará un rol decisivo la suerte que tendrá Kirchner en la mediación, que está resuelto a llevar adelante.

Hay un antecedente de una cumbre extraordinaria de presidentes y fue cuando se reunieron en Bariloche para discutir por la instalación de las bases norteamericanas en Colombia, un antecedente bastante cercano al nuevo conflicto generado entre los vecinos.