EL PAíS › EL EAAF IDENTIFICó LOS CUERPOS DE DOS DESAPARECIDOS DURANTE LA DICTADURA
El Equipo Argentino de Antropología Forense, junto con la Cámara Federal de La Plata, entregó a Verónica y Laura Bogliano los restos de sus padres, María Susana Leiva y Adrián Claudio Bogliano, asesinados en septiembre de 1977.
› Por María Laura D’Amico
Laura y Verónica Bogliano todavía no se explican cómo la patota que secuestró a sus padres el 12 de agosto de 1977 no las chupó también a ellas –que entonces tenían dos y tres años– y las llevó hasta la casa de su abuela materna, en City Bell. Esa es una de las tantas dudas que aún conservan sobre qué les sucedió a sus padres. Pero ahora tienen una certeza: que María Susana Leiva y Adrián Claudio Bogliano fueron asesinados el 23 de septiembre del 1977 en un enfrentamiento fraguado, que durante treinta y tres años estuvieron enterrados como NN en el cementerio municipal de La Plata y que, tras una sepultura digna, descansan en el lugar que ellas les eligieron.
Miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), junto con los jueces que presiden la Cámara Federal de La Plata, Leopoldo Shiffrin y Julio Víctor Reboredo, familiares, amigos, Madres de Plaza de Mayo, ex compañeros de las víctimas y organismos de derechos humanos, llenaron a pleno la Sala de Audiencias de la Cámara donde Shiffrin explicó cómo fue el proceso de identificación de los cuerpos. Acto seguido leyó la resolución correspondiente y ordenó la rectificación de las partidas de defunción de NN poniendo los nombres de Leiva y Bogliano. Laura y Verónica, que oían en silencio, se secaron las lágrimas para firmar los certificados y saludar a los jueces.
Más tarde, en la entrada al edificio de 8 y 50 y con apenas un micrófono, las hermanas organizaron un acto en el que agradecieron, con voz quebrada, la multitudinaria compañía y recibieron las urnas que contenían los restos de sus padres. Familiares y amigos de las víctimas fueron tomando la palabra para recordarlos, en una suerte de homenaje previo al traslado de los huesos a un cementerio privado de La Plata.
Sobre el destino de sus padres, la mayor de las hermanas contó a Página/12 que, desde el secuestro, “nunca más supimos nada. De grandes empezamos a reconstruir lo poco que se sabía y, hablando con Marcela Quintela, una sobreviviente que lo vio, pudimos saber que nuestro papá estuvo detenido en el centro clandestino La Cacha. De nuestra mamá, nada. Con la recuperación de los cuerpos pudimos saber bien qué pasó”, y se acaricia el embarazo casi a término de su segundo hijo.
Otro testimonio clave de un familiar de un desaparecido permitió saber que el 23 de septiembre de 1977 hubo un traslado masivo en el que murieron ocho personas en tres enfrentamientos fraguados, en distintas zonas de Berazategui. Son los ocho cuerpos del cementerio de La Plata que fueron exhumados por el EAAF. “Dos de ellos eran nuestros padres”, contó Verónica, al tiempo que su pequeño hijo merodeaba la sala. “Ahí nosotras decidimos hacernos los estudios sabiendo que habían estado en La Cacha y, por la fecha, pensábamos que alguno de los otros cuerpos que quedaban podían ser los de nuestros papás. Unos meses más tarde identificaron a nuestra mamá y más de dos años después a nuestro papá”, continuó Verónica, y explicó que el reconocimiento del segundo cuerpo –realizado en diciembre de 2009– tardó muchísimo más porque no se podía extraer bien el ADN, ya que había estado enterrado en un terreno mucho más desfavorable para la realización de las pruebas.
“Todo ese período de esperar los resultados fue tremendo, porque nos decían que habían mandado las muestras a Estados Unidos y no se había podido identificar, entonces había que esperar un adelanto tecnológico”, agregó.
Cuando lo secuestraron, Bogliano militaba en Montoneros y, al igual que su esposa, trabajaba como analista en sistemas. “Mi viejo era delegado de ATE en lo que se llamaba el Centro Unico de Procesamiento de Datos (Cuped) y actualmente es la Anses. Por más tremendo que sea esto hay historias con finales felices. Hace un par de años nos convocan para un homenaje a los compañeros desaparecidos. A partir de ahí la comisión interna de Anses creó una agrupación que se llama Adrián Bogliano. Son todos jóvenes recuperando la historia, la identidad y siguiendo esta lucha”, contó la mayor de las hermanas.
“Está bueno que este dolor lo transformemos en cosas positivas. Seguir apostando es la gran victoria”, afirmó Laura, quien fue candidata a intendenta de La Plata por Proyecto Sur en 2007 y actualmente trabaja en un proyecto que busca declarar a la capital provincial libre de analfabetismo. “No nos mataron las utopías, porque también hay proyectos”, afirmó.
Verónica es abogada y fue querellante en los juicios por delitos de lesa humanidad realizados contra Miguel Etchecolatz y Cristian von Wernich. Actualmente integra el Comité Contra la Tortura de la Comisión Provincial por la Memoria. Explicó que, desde el punto de vista jurídico, la identificación de sus padres es importante porque permite que se juzgue a los represores que actuaron en La Cacha por homicidio, delito sobre el que recae una pena mayor que sobre otros delitos, como privación ilegítima de la libertad o tormentos.
Laura, en cambio, señaló la importancia del reconocimiento, desde un punto de vista personal: “Todo el proceso es muy doloroso. Son muchas preguntas, mucha angustia durante mucho tiempo por no saber qué pasó. Y una vez que tenés la verdad decís ‘lo tendría que haber sabido antes para poder procesarlo’. Hoy por hoy me resulta muy doloroso este último tramo, es durísimo. Pero creo que va a haber un después, no sé cómo será, creo que mucho mejor que el ahora. Es muy difícil asimilarlo. Por más que suene irracional, yo los esperé hasta último momento. Entonces es asumir que ya está”.
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