“Es una pequeña venganza que también en una piedra pueda haber gente que no aspiró al mármol, sino que se jugó por los demás”, es la frase que resume el espíritu del documental que retrata la obra del escultor Enrique Azcárate, que inmortalizó a los caídos en el intento de copamiento del cuartel Domingo Viejobueno, de Monte Chingolo, en 1975. El material será presentado hoy, en la sala Cortázar, de la Biblioteca Nacional, a las 19, con la presencia de los familiares, y como corolario del homenaje que se llevó a cabo el 23 de diciembre pasado al emplazar el monumento en el cementerio de Avellaneda.

Con una pequeña cámara de mano, la realizadora Marta Valle acumuló más de once horas de imágenes, testimonios y emociones que reflejan las historias individuales de cada uno de aquellos militantes del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) que intentaron aquel 23 de diciembre de 1975 el asalto al batallón. Sus cuerpos fueron enterrados juntos, hasta que el Equipo Argentino de Antropología Forense logró su identificación. En ese mismo lugar, hoy se encuentra emplazado el friso de piedra de dos metros de ancho por tres de alto donde catorce figuras con banderas y pancartas avanzan erguidas hacia el frente.

Valle sostuvo que lo más difícil de su tarea fue la de dejar afuera imágenes y testimonios para lograr condensar en poco más de 40 minutos la historia de aquella ambiciosa operación. “Era una deuda con la historia”, sintetizó la realizadora acerca del año y medio de trabajo que le llevó confeccionar el material que hoy verá la luz, y donde también varios de los que combatieron ese día explican por qué fracasó, y exaltan el coraje y el desprendimiento de aquellos que cayeron. “Mi intención es que sea un instrumento para la memoria y el homenaje a los caídos”, expresó Valle, que comenzó filmando los aniversarios en que los familiares se acercaban a Avellaneda para recordar a sus parientes y compañeros de lucha. Poco a poco fue sumando testimonios que ayudaron a reconstruir la historia de ese episodio, en el que se intentó dar –además de hacerse de armamento para poder continuar con la resistencia en Tucumán– un mensaje a los militares, cuando el golpe de Estado ya se percibía en el aire.

En paralelo, se muestra paso a paso la construcción del monumento, que se hizo a partir de las fotos aportadas por algunos familiares de aquellos militantes. “La piedra no se corrompe”, fue la explicación de Azcárate acerca de la base de su obra. Luego vendría el trabajo fino de terminación, el traslado y finalmente el emplazamiento. El corrimiento del velo para inaugurar la obra, en la emotiva ceremonia que se llevó a cabo en el último aniversario, cierra el documental. En palabras de uno de los familiares, aquel recordatorio servirá para que los nietos lleven a sus novias y les digan: “Acá está mi abuelo, que no peleó para enriquecerse sino para que las cosas de todos sean de todos”.

Informe: Gabriel Morini.