Mar 05.02.2002

EL PAíS  › TACHAS Y VOTO PREFERENCIAL EN LA REFORMA POLITICA

Para calmar a las cacerolas

Duhalde prevé lanzar la reforma junto a los gobernadores. Se acortan las campañas, se pone la lupa sobre los aportes. Y también podrá fijarse que el votante modifique las listas.

› Por Raúl Kollmann

Internas abiertas en todos los partidos, campañas electorales más cortas, menos dinero para las fuerzas políticas, menos legisladores y menos cámaras, una porción de concejales que no cobrarán y, tal vez, tal vez, una nueva forma de votar en la el ciudadano podrá tachar a dos candidatos que no le gusten de una lista e inclusive cambiar el orden en el que los candidatos aparecen en las boletas. Todo esto constituye el cóctel con el que el Gobierno lanzará la reforma política. La imagen que se quiere dar es la de un pacto federal, por lo cual estarán presentes los gobernadores. Aunque algunos dicen que se podrán ahorrar unos 400 millones de pesos anuales, lo fundamental es que la llamada reducción del gasto político es uno de los mayores reclamos de los cacerolazos y de la población en general.
Por el Congreso pasaron centenares de proyectos de ley. No hubo gobierno de este período democrático que no hiciera anuncios a los cuatro vientos de nuevas formas de mejorar el sistema político. Nunca se llegó a nada. Lo más cerca de una concreción la lograron el entonces vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez y el ministro del interior Federico Storani, que diseñaron un proyecto que obtuvo media sanción en diputados y después fue trabado por los senadores justicialistas.
En la reforma que se pondrá en marcha mañana, protagonizada por el presidente Eduardo Duhalde y con proyectos elaborados por los ministerios del Interior y de Justicia, se partirá justamente de lo que ya tiene media sanción: la idea es que se vote rápidamente en el Senado. Los puntos clave de esa primera etapa son:
- Todos los partidos tendrán que hacer obligatoriamente una interna abierta para elegir su candidato a presidente. El ciudadano independiente podrá intervenir en la vida interna de las fuerzas políticas. Con la interna abierta supuestamente pesarían menos los acuerdos entre cúpulas de los partidos y habrá menos posibilidades para candidatos impresentables.
- Las campañas serán más cortas. Los partidos podrán pedir el voto a través de publicidades sólo dentro de las tres semanas anteriores a una elección. Esto obviamente bajará el costo de las campañas.
- Los aportes de dinero que los particulares hagan a los partidos no podrán ser anónimos, quedarán registrados con nombre y apellido. Además habrá límites para esos aportes para evitar los compromisos de los candidatos con empresas o empresarios.
La segunda etapa es la que verdaderamente se intentará poner en marcha con esa imagen de pacto federal que se buscará con la presencia de los gobernadores. Estas son algunas de las ideas:
- Se hará un compromiso para que en las provincias se impongan los sistemas unicamerales, lo que significa que habrá menos legisladores.
- Se les pondrán límites a los gastos de esas legislaturas: bajar las dietas de los diputados provinciales y reducir los pagos a asesores.
- Está también la propuesta de que los concejales no cobren sueldo en las ciudades más chicas. No faltan los que objetan esta medida considerando que sólo podrán ser concejales las personas con cierto nivel económico.
En total, los gastos del Congreso, las legislaturas provinciales y los concejos deliberantes suman unos 2000 millones de pesos según los cálculos que han hecho algunos especialistas. La idea es ahorrar al menos 400.
Aunque todavía no se publicita mucho, también el Gobierno tiene la idea de modificar el sistema de votación. Todo parte de los cuestionamientos a las listas sábana.
En ese terreno se empieza a evaluar la incorporación de dos métodos adicionales al actual: el voto de preferencia y las tachas.
- El voto de preferencia consiste en que el ciudadano puede reordenar la lista que va a votar. Si Fulano está primero en esa boleta y Zutano se ubica en el segundo lugar de la lista, el ciudadano puede alterar el orden en su sufragio: ubica a Zutano primero y después a Fulano. O sea que puede poner al que va en el puesto 20 en el primer lugar de la lista y viceversa.
- El sistema de tachas significa que el ciudadano que escoge una boleta puede tachar un máximo de dos candidatos que no le gustan de la lista que va a votar.
Habrá que ver cómo se encauzan estas ideas, más todavía en tiempos en que los políticos más conocidos corren el riesgo de que los tachen o que los pasen al fondo de la lista. Habrá que ver también si efectivamente se concretará la tan mentada reducción de gastos que, como es obvio, nunca se aprobó porque los partidos y estructuras políticas nunca quisieron votarla.

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