Eduardo Duhalde se ocupó ayer de “alambrar” la provincia de Buenos Aires luego de la desazón que produjo en su tropa la renuncia de Chiche a la candidatura a vicepresidenta de la Nación. Lo hizo al no descartar la posibilidad de que su mujer pueda integrar la fórmula bonaerense con Felipe Solá o, alternativamente, que ese lugar sea ocupado por un nombre producto del consenso de los principales referentes del distrito.
El principal tema de agenda de la reunión de Duhalde con los congresales de su provincia fue devaluado el día anterior, cuando el vocero presidencial, Luis Verdi, anunció la decisión de Chiche de no acompañar a Kirchner. Aún así, el intendente de Lanús, Manuel Quindimil no se privó de insistir con el tema, en una demanda que fue refrendada con calurosos aplausos.
A pesar de la presencia de la coordinadora de Políticas Sociales, la respuesta quedó en manos del mandatario. Dijo que el apellido Duhalde en la fórmula presidencial podía ser interpretado como un intento de su propia “continuidad” en la Casa Rosada. Y que él ya se había comprometido públicamente a abandonar el poder el 25 de mayo.
De todos modos, insistió en alinearse detrás de Kirchner, de quien destacó su vocación de poder. “Néstor va a estar seguro en el ballottage. Tengan confianza”, pidió. Los más expectantes fueron, desde ya, Alberto Balestrini y Julio Alak. Los intendentes de La Matanza y de La Plata fueron los únicos de los presentes con chances de convertirse en copilotos del santacruceño.
Duhalde nada dijo, en cambio, sobre la posibilidad de que su mujer acompañe a Solá, lo que se interpretó como una alternativa cierta ya que el propio gobernador públicamente reconoció que la elección de su compañero de fórmula será potestad de Duhalde.
En su afán de “alambrar” el distrito escuchó atentamente, y durante una hora y media, a referentes de las 8 secciones electorales. El mismo sacó a relucir encuestas que demuestran el crecimiento de Kirchner tras obtener el respaldo oficial. Puso como ejemplo el 23,5 por ciento de adhesión en Presidente Perón, los pagos de Oscar Rodríguez, número 2 de la Side y esposo de la hiperduhaldista Mabel Müller.
Hace un mes, en esa localidad el santacruceño ocupaba el cuarto lugar. Hubo otras flores, aunque indirectas, para Kirchner. Por ejemplo, cuando se habló de las dificultades que Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá registraban para mejorar su performances en ciudades como Olavarría o Mar del Plata.
Duhalde también se preocupó por su candidato bonaerense. Y por eso reclamó “unidad” y “solidaridad” con Solá, sabiendo que históricamente algunos intendentes mostraban reticencia por no ser “del palo”. Más aún, llamó a los referentes provinciales a que lo acompañen volviéndose a presentar para retener sus propios cargos. A su turno, Solá tampoco se privó de endulzarlos anunciando la formación de un comité de campaña con varios de los presentes para instrumentar los pasos a seguir.
Quindimil ya había tranquilizado al gobernador, primero alabándolo por su gestión y después comprometiendo el apoyo del duhaldismo provincial. De hecho, el único gran ausente volvió a ser Osvaldo Mércuri, a quien tarde o temprano todos imaginan que terminará volvieron al redil.
Si bien los comicios en la provincia serán el 14 de septiembre, los bonaerenses hoy mismo iniciarán el proceso electoral, cuando Solá dé a conocer el decreto que habilita las internas abiertas y simultáneas del distrito para el próximo 30 de marzo.
Duhalde está tan convencido del triunfo de su candidato, pese al alto grado de adhesión que registra el postulante adolfista Aldo Rico, que imagina un efecto arrastre hacia Kirchner, cuando se concreten las nacionales el 27 de abril. El entusiasmo también se reflejó en el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, uno de los encargados del organizar el congreso partidario del viernes, en Lanús, donde el oficialismo volteará las internas nacionales del PJ. Aún así, y para evitar sorpresas, Duhalde pidió expresamente “asistencia perfecta” para coronar uno de los principales pasos de su estrategia.