EL PAíS › CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER INAUGURO EL MONUMENTO A LA BATALLA DE LA VUELTA DE OBLIGADO
En un acto emotivo, masivo, el Día de la Soberanía pasó a ser un feriado nacional. La Presidenta lo definió como “cumplir con una deuda histórica porque se ocultaron las luchas contra otros colonialismos que aún subsisten”.
› Por Julián Bruschtein
“Convoco a nuestros compatriotas a una nueva gesta. Despojar nuestras cabezas de las cadenas culturales que durante años nos han metido.” En un marco imponente, con buques de la Armada y la Prefectura en el río y gran cantidad de gente, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró ayer en San Pedro el monumento a los caídos en la batalla de la Vuelta de Obligado y formalizó la conmemoración del Día de la Soberanía, a partir de este año feriado nacional. Mientras los manifestantes gritaban “patria sí, colonia no” CFK convocó a la “unidad nacional” para lograr una gran nación”.
Celebrar el Día de la Soberanía es “cumplir con una deuda histórica porque se ocultaron deliberadamente durante dos siglos luchas contra otros colonialismos que aún subsisten, por ejemplo en las Malvinas”, aseguró la presidenta Fernández de Kirchner luego de descubrir el Monumento a los Caídos en Obligado. Los militantes reunidos para el acto tronaron en aplausos ante la arenga. “Hay que entender la necesidad de la unidad nacional para lograr la gran nación como soñaron Belgrano, Moreno, Castelli”, señaló CFK. Del público salió fuerte un grito: “¡y Néstor!” que logró sacarle un sollozo. Entonces agregó “sí, él también”. A esa altura, el público y los invitados especiales vociferaban el ya clásico “olé, olé, olé, Néstor, Néstor”.
El acto fue emplazado en la Reserva Natural que tiene San Pedro en la localidad de Vuelta de Obligado a la vera del río Paraná, a unos 13 kilómetros del centro sampedrino. Antes de ingresar, el diputado Juan Carlos Dante Gullo recordó en diálogo con Página/12 que “en el ’75, con la Juventud Peronista, hicimos también un acto en la Vuelta de Obligado como símbolo de soberanía e integración regional” emparentándolo con el homenaje realizado por CFK. A su vez la diputada radical K de la Concertación, Silvia Vázquez, resaltó que “además de la soberanía política, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner impulsó la reivindicación de la soberanía económica y sobre todo la alimentaria. Este Día de la Soberanía nos encuentra muchos más libres”.
Antes de que llegue Fernández de Kirchner en el helicóptero un grupo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo encabezadas por Hebe de Bonafini se sentó a un lado de la escultura todavía cubierta por la bandera argentina. De a poco fueron apareciendo el diputado del Frente para la Victoria Agustín Rossi y José María Díaz Bancalari, la intendenta de Luján Graciela Rosso y el sociólogo Ricardo Rouvier. Una curiosidad fue la presencia del dirigente radical Leopoldo Moreau, que también ingresó con los invitados especiales, aunque se lo notó un poco solitario. Después los mandos militares y los funcionarios del gobierno como el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el secretario de Medios, Tristán Bauer, que conversaban a un costado. La presidenta entró acompañada por los gobernadores Daniel Scioli de Buenos Aires Jorge Capitanich de Chaco y Sergio Urribarri de Entre Ríos, junto con casi todo el gabinete de ministros que la acompañan en la gestión.
El Himno Nacional interpretado por la banda militar del Regimiento Patricios fue acompañado por la voz de Ernesto Bauer, aquel barítono que conmovió a la Presidenta cantando el Ave María durante el funeral del ex presidente Kirchner. De fondo los dedos en “V” de casi todos los presentes y el grito al unísono de “patria sí, colonia no” casi como apéndice del “juremos con gloria morir”. Los militantes decididamente peronistas se salían de la vaina cuando el intendente radical Pablo Guacone –reemplazante del cobista Mario Barbieri, quien renunció para asumir como diputado en diciembre pasado– comenzó con el acto. Rechifla tímida al principio, pero ascendente a medida que Guacone continuaba, hasta que de las filas de las agrupaciones locales partió un “¡gorila!” que desencadenó otra vez el “andate Cobos, la puta que te parió” y “el que no salta es radical”.
La intervención fue corta y el jefe comunal dio paso a la inauguración de la escultura realizada por el artista Rogelio Polesello. La obra está compuesta por un semicírculo de cuatro metros de altura en el que predominan las cadenas y a su derecha se ubica una figura de Juan Manuel de Rosas de tres metros de alto. El área donde está asentada dibuja una estrella federal de ocho puntas de 8,5 metros, iluminadas y con una caída de agua en el fondo. La obra conmemora la batalla de la Vuelta de Obligado en la que los soldados al mando de Lucio N. Mansilla y por órdenes de Rosas, cruzaron cadenas de lado a lado para repeler a la flota anglofrancesa, que quería internacionalizar la navegación del río.
La intervención de CFK estuvo cargada de intensidad. “Fue una guerra de guerrillas en la que la flota anglofrancesa se enfrentó con militares y pueblo, unidos en un solo fusil y un solo cañón”, señaló en su discurso y enfatizó el “rol que tuvieron las mujeres, porque allí pelearon mujeres de San Pedro y San Nicolás. Estoy segura que deben tener su calle y si no que los intendentes y los concejales tomen nota. Hay cada argentino que no se lo merece”, retando a los jefes comunales de la zona. “En esos buques no venían solamente los ingleses y los franceses, venían también” argentinos “que también querían invadir su propia patria”, recordó. Allí convocó a los compatriotas “a despojar de nuestras cabezas las cadenas culturales que durante años nos han metido, que son más profundas que un cañonazo. Porque nos hacen ver con los intereses de otros y no los de la patria”, logrando despertar otra vez a la multitud.
La cantante popular correntina Teresa Parodi interpretó la canción “La Vuelta de obligado”, en la que la Presidenta siguió el ritmo con las palmas. Después los mismos granaderos hicieron un popurrí de las canciones patrias que fueron seguidas por todo el público. Las banderas de las agrupaciones juveniles peronistas se agolpaban frente a las vallas en constante agitación mientras los militantes no paraban de cantar consignas kirchneristas. La Cámpora, la JP Evita, la JP descamisados del Movimiento Peronista Revolucionario mantenían el vaivén al compás de los bombos y la banda de trompetas. Un grupo de mujeres y hombres con flores esperaban “para darle a Cristina nuestro apoyo”. Venían de Merlo, de Ezeiza, Villa de Mayo, de Ramallo, para “continuar con el legado de Néstor”, explicó a los gritos una joven del Peronismo Militante.
Al final, la luna llena como espectadora de lujo sobre el río miraba, redonda y blanca, cómo se desperdigaban los fuegos artificiales mientras la banda militar hacía sonar la Marcha de San Lorenzo acompañada por las banderas y las voces de los militantes que quedaban en el acto, después de que la Presidenta se acercara a saludarlos.
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