EL PAíS
› ALEIDA GUEVARA, LA HIJA DEL CHE
“A mi papi le hubiera gustado ver la rebelión de diciembre"
El shock de la pobreza, la atención a lo que pasa en Argentina, la hermandad con Venezuela y las esperanzas con el Brasil.
› Por Eduardo Tagliaferro
Desde Porto Alegre
Para sus amigos es Aliucha, pero sabe que para la gran mayoría de los que se acercan a escucharla es la hija del Che. Para quienes ya descubrieron el humanismo que contienen sus palabras, es Aleida Guevara. Esa mujer, que con fuerza reclama en el Foro de Porto Alegre la libertad de los cinco cubanos presos en los Estados Unidos y que por buscar información pública sobre los ataques terroristas que desde Miami se planificaban contra Cuba recibieron durísimas condenas, recibe a Página/12. Recuerda emocionada a su padre y afirma que “el 19 y 20 de diciembre del 2001 me lamenté que mi papi no estuviera vivo para ayudar a su pueblo y para sentirse orgulloso de la rebelión de los argentinos”.
–Que rescata del Foro Social Mundial?
–Lo más importante de este Foro es la comunicación entre todos. Aquí la gente viene a plantear sus necesidades pero también a escuchar a los otros, a aprender lo que están viviendo otros pueblos, sus necesidades. Esto te llena de esperanza. Uno piensa que éste puede ser el primer paso, luego vendría una unidad consciente y luego una marcha unida.
–Cuál es el tema que para usted no debe faltar en estos encuentros?
–La unidad me parece fundamental. Por más ideales que tú tengas, sin unidad no puedes hacer mucho. También me parece importantísimo el respeto al ser humano. Cada uno puede tener una cultura diferente, pero hay que tratar de entender cómo vive la otra persona, con otra religión y hasta con otra ideología distinta. Para mí lo más importante del Foro es permitir que sigamos viviendo.
–Por qué cree que los Estados Unidos se muestra tan sordo al reclamo de la libertad de los cinco presos cubanos?
–Todo el mundo sabe que Cuba ha vivido bajo presión de guerra por el único hecho de elegir una vida diferente. Por ese camino ese pequeño pueblo del Caribe ha demostrado que se puede vivir mejor. Por ello hemos tenido un castigo económico. Y por el mismo caso también se muestran tan sordos a los reclamos por la libertad de los cinco. El poder no puede permitir semejante ejemplo. Ponte por ejemplo que Argentina se organizara, se uniera y decidiera su propio destino y fuera dueña de su propia tierra, sus vacas, la producción agrícola que la llevó a ser llamada el granero del mundo y sus riquezas naturales. Eso no le conviene de ninguna manera a las transnacionales. Fíjate cómo influye que Cuba sea una luz en el camino. Por eso han tratado de apagarla continuamente. No desconocemos que en Miami hay una gusanera que nos tiene un odio visceral.
–¿Qué significa para usted ser la hija del Che Guevara?
–Un orgullo enorme. Saber que él ha sido capaz de llevar a la práctica sus ideas es algo que también me compromete a mí a continuar con su ejemplo. También soy la hija de una mujer extraordinaria. El pueblo cubano me quiso primero por ser la hija del Che. Luego me ha ido reconociendo poco a poco porque yo le soy fiel, porque yo trabajo con ellos, porque cada vez que hay una misión internacionalista importante yo la he hecho. Mi pueblo sabe que puede contar conmigo como una cubana más. Y eso para mí es lo importante. Pienso que desde ese punto de vista él también estaría satisfecho. También en muchos momentos hubiera necesitado su presencia como persona para preguntarle “papi tú que piensas de esto, cómo se puede resolver esta situación”. No lo tuve pero sé que ése es el precio por mantenerse fiel a las ideas. Por ser el primero en dar el ejemplo.
–¿Cómo la modifica su ingreso y salida de las distintas realidades con las que se encuentra?
–Te cuento que he participado de distintas misiones internacionalistas ya sea en Angola o Nicaragua. Más allá del desprendimiento que genera alejarse de los amigos que uno hace, siempre queda la posibilidad devolverse a encontrar. En el caso de Nicaragua el dolor es mayor. Me duele tanto que todos los cambios que se pensaban llevar a los hechos no se pudieran lograr que te digo sinceramente no pude volver más. Incluso cuando alguien toca música nicaragüense no puedo evitar de largarme a llorar pensando en la oportunidad que se desaprovechó. Pero en verdad solamente aguanto 15 días fuera de mi isla. Luego me entra un gorrión (nostalgia). Cuando arribo, en el hospital me gritan “gorda ya llegaste” y ese tipo de cosas, que en seguida me hacen sentir en casa.
–Supongo que el nombre de Argentina no le es ajeno.
–Como para todos los cubanos. Argentina es especial para nosotros. Viví intensamente las imágenes de la revuelta del 19 y 20 de diciembre. Me hubiera gustado tanto que mi papi hubiera estado cerca para ayudar a su pueblo y sentirse orgulloso de la rebelión de los argentinos. Papi hubiera estado activo. Aunque por cierto después de esos hechos no cuentan con una herramienta para modificar las injusticias, hay una cosa de esperanza. Yo sé que no hay una organización adecuada pero sé que están en la búsqueda. Las imágenes de niños muriéndose de hambre son muy dolorosas. Cómo es posibles señores que eso suceda en el granero del mundo. Nunca más cierta aquella milonga de Atahualpa Yupanqui que decía que las penas son de nosotros y las vaquitas son ajenas. Coño, nunca una canción fue tan real.
–¿Cómo se enfrentan estas situaciones?
–Cuando yo vine a Rio Grande do Sul por primera vez y vi niños en la calle drogándose o pidiendo comida no lo podía creer. No te olvides que soy médica pediatra. Entonces me dije esto se tiene que acabar porque el ser humano no puede aguantar más, tiene que haber un momento en que habrá que levantarse y tal vez sea preferible morir de un tiro intentando cambiar esta situación que morir de hambre. Luego me puse a pensar: a ver Aliucha, tú eres del Partido Comunista Cubano con determinada formación cultural, formada en una sociedad socialista, tal vez debes pensar así porque estás educada de una determinada manera. Pero cuando yo vine por primera vez aquí y me reuní con la gente del Movimiento Sin Tierra y conocí la historia de Rosa me di cuenta de que esa idea no era sólo mía. Ella no estaba educada en una sociedad socialista, no era una profesional y no creo que su escolaridad superara el tercer grado. Tampoco creo que fuera comunista, pero Rosa no solamente dijo lo que yo dije, sino que lo hizo. Murió defendiendo su tierra antes que morir de hambre. Y Rosa a mí me dio una fuerza y una esperanza extraordinaria. El hombre resiste hasta cierto punto, después ya no puede más. Tiene que cambiar el medio en el que vive para vivir con dignidad, que es lo único que tenemos en esta vida. No nos pueden seguir pisando, hay que tomar una actitud diferente. Pienso que el pueblo argentino de una u otra manera está tomando esa actitud y eso da una esperanza extraordinaria a todo el continente.
–Para todos los cubanos Fidel Castro es mucho más que un presidente. ¿Qué es para usted?
–Mi papá, perdón mi tío, es realmente como un padre para mí. Cuando mi figura masculina no estuvo más, luego de la muerte de mi padre, él estuvo allí. Y no digo esto porque sea Fidel, sino porque se ganó ese lugar conmigo. Me malcriaba de lo lindo cuando yo era chiquita. Yo hacía las de Caín y él no permitía que llorara. En los momentos más tristes y alegres de mi vida, mi tío estuvo ahí. Mi casamiento estaba previsto para las 8 de la noche, pero no me pude casar hasta que llegó mi tío. El notario se estaba durmiendo en mi casa, la gente no sabía qué hacer, porque a todo esto había una sola botella de champagne que yo había traído de Angola para los 50 invitados y al fin llegó el hombre a eso de las 11 de la noche. Había estado reunido con el presidente de Yugoslavia y su delegación. El hombre lo veía mirando el reloj a cada rato y luego de que éste le preguntara, Fidel le dijo que yo me casaba y tenía que estar en mi boda. Allí nomás Fidel le preguntó si quería venir. No sabes lo que fueaquello, el presidente de Yugoslavia acompañado por 80 personas. Mi tío se me aparece con una delegación presidencial y nosotros con una sola botella para brindar, no te cuento cómo estaba y mi mamá no te imaginas. Cuando tiempo después vimos las fotos, la gente me preguntaba y dónde está el novio. Porque mi tío aparecía en medio de nosotros en todas las fotos brindando. Para mí fue muy bonito que él estuviera al lado mío en ese día.
–Usted dijo que con la presencia de Estados Unidos y España, el club amigos de Venezuela se asemejaba más a un club de enemigos.
–Venezuela para nosotros es muy importante. En la costa oriental venezolana hay muchos negros que hablan igualito que nosotros. Es como si fuéramos el mismo país. Son tan alegres, espontáneos y bullangueros como nosotros. Para nosotros, que somos martianos de nacimiento, hemos leído lo que Martí decía de Simón Bolívar. Todos nosotros conocemos su vida, su esfuerzo, como si nuestros mayores hubieran estado unidos. Todo el proceso revolucionario de Venezuela lo hemos seguido. No hay razón para que los pueblos americanos sean condenados a la miseria. Cuando alguien intenta cambiar esa realidad te entusiasmas, te preocupas de que no le pase nada a Chávez, ni al proceso democrático. Hemos sufrido el golpe de estado de abril como si fuera nuestro. Chávez se ha ganado al pueblo cubano, porque es honesto, espontáneo, con un sentido del humor muy especial y eso hace que uno quiera protegerlo. Y siempre que podamos ayudar a Venezuela vamos a estar dispuestos. Lo que ellos necesiten estaremos dispuestos.
–Qué le diría a los que llevan a su padre estampado en remeras.
–Cuando tú admiras a un hombre es porque conoces lo que ha hecho. Pero no te puedes quedar sólo con el conocimiento. Hay una milonga argentina muy linda que dice “si yo muero no llorés por mí, haz lo que yo hacía y seguiré viviendo en ti”. Hombre eso es lo más importante. Llevar a este argentino, latinoamericano, cubano a la práctica. Una de las cosas más importantes del Che es la comprensión del ser humano, otra es que el yo se diluye en relación al nosotros. Eso es sumamente importante en un proceso social. No puede haber personalidades, tiene que haber un pueblo unido que quiera hacer algo. Ustedes tienen muchos problemas pero no pueden nunca olvidarse de los demás, hay que ser solidarios. Es importante para el pueblo argentino abrir fronteras. Ver más allá de tus propios problemas y tratar de unificar a mayor cantidad de gente que está al lado tuyo. Los argentinos tienen en los Sin Tierra de Brasil a grandes aliados, sería hermoso ver a ese movimiento subir desde el Sur hasta allá arriba, hasta lo más alto de América.