La presidenta Cristina Fernández de Kirchner rindió ayer un homenaje íntimo a su esposo Néstor Kirchner, al cumplirse tres meses de su fallecimiento. La ceremonia tuvo lugar en la bóveda del cementerio de Río Gallegos, donde descansan los restos del ex presidente. La mandataria permaneció en el lugar durante más de una hora, acompañada por su hijo Máximo Kirchner y su novia, María Rocío García. La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, en tanto, destacó que su hermano “dejó muchos legados: sus convicciones, un país nacional y popular, y su lucha, en la que no cesó jamás”. “La mejor manera de honrar su memoria es trabajando por el otro”, reclamó, durante una visita a una fábrica recuperada en Villa Urquiza.

La jefa de Estado llegó al cementerio municipal de Río Gallegos a las cinco y media de la tarde. Luego de participar de una misa junto con Máximo y la novia, se dirigió rumbo a la bóveda de la familia, en la que depositó un ramo de flores. Entre quienes pudieron ingresar y acompañar a la Presidenta en su caminata se contaron un puñado de familiares, amigos y un reducido grupo de militantes kirchneristas. Periodistas y reporteros gráficos, en cambio, no pudieron participar de la ceremonia íntima.

En las afueras del cementerio también hubo militantes K que no ocultaban su emoción, como Jorge Ariel Vargas, un jubilado residente en Río Grande, Tierra del Fuego, que lloraba mientras exhibía una foto junto a la Presidenta y con el rostro bañado en lágrimas aclaraba: “No soy peronista, soy kirchnerista”. Fernández de Kirchner permaneció en el lugar hasta las 18.45. Cuando se retiraba, accedió a sacarse fotos con la veintena de personas que se había acercado a saludarla, aunque no formuló declaraciones. Luego visitó junto a su hijo el terreno de seiscientos metros cuadrados donde ya comenzó a construirse un mausoleo, obra que se prevé inaugurar el 27 de octubre, cuando se cumpla el primer aniversario de la muerte del ex presidente.

La Presidenta, que llegó a la capital de Santa Cruz sin sus habituales colaboradores el miércoles por la noche, se trasladó por la noche hacia El Calafate, donde hoy reanudará sus actividades oficiales con la inauguración de un acueducto en esa villa turística. La obra, que fue financiada por el gobierno nacional a través del ente de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa), garantizará el suministro de agua potable a esa localidad.

La ceremonia se llevará a cabo a las 19 en la planta potabilizadora de agua, ubicada en la zona de Punta Soberana del Lago Argentino. Asistirán el gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta; el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido; el secretario de Obras Públicas de la Nación, José López, y el intendente municipal Javier Belloni, entre otras autoridades. Según se informó, la planta recibirá el agua por un conducto de 20 kilómetros que proveerá 1600 metros cúbicos por hora y contará con una capacidad de almacenamiento de 11 millones de litros, en cisternas que se construyeron en forma paulatina en diversos sectores de El Calafate. Según fuentes oficiales, se trata de una obra “prioritaria” para la villa santacruceña, que venía padeciendo graves problemas de abastecimiento de agua en plena temporada turística. El lanzamiento estaba previsto originalmente para ayer, pero se postergó por el golpe de calor del miércoles, que obligó a la Presidenta a guardar reposo.