Mar 01.02.2011

EL PAíS  › MIEMBROS DE LA FUERZA AéREA DECLARARON POR EL CASO DEL AVIóN CON COCAíNA

Siete oficiales que no vieron nada

Los declarantes coincidieron en que era llamativo ver un Bombardier Challenger en Morón, pero que no advirtieron otros movimientos. El juzgado citó a otros 180 suboficiales y civiles de la base. Dudas sobre un viaje a Bolivia en el que Miret figura como copiloto.

› Por Raúl Kollmann

Otros siete oficiales de la Fuerza Aérea, todos destinados en la base de Morón, declararon ayer ante el juez en lo Penal Económico Rafael Caputo y el secretario letrado Martín Castellano. Como ocurrió con todos los efectivos anteriores, nadie vio nada raro. Los declarantes coincidieron en que era llamativo ver un Bombardier Challenger en Morón, pero que, como estaba lejos de sus puestos de trabajo, no apreciaron movimientos vinculados con la aeronave. El juzgado citó ahora a otros 180 suboficiales y personal civil de Morón. Para el viernes, en Barcelona, está previsto el levantamiento del secreto del sumario en la causa por la que están arrestados los hijos de los brigadieres Juliá y Miret. Sin embargo, podría haber una prórroga. Allegados a Miret confían en que el copiloto sea liberado, aunque subsisten las dudas sobre un viaje de abril a Bolivia en el que Miret figura como copiloto, pero sus allegados aseguran que el copiloto fue otro. En Migraciones ratifican que Miret exhibió la licencia número 56136 y subió al avión a las 14.29 del 14 de abril de 2010. La familia insiste en que los Juliá falsearon la identidad de quien subió a aquella aeronave que llevó a Bolivia a dos personas sospechadas de narcos y de proveer de cocaína a otra organización.

Hasta el momento declararon 18 oficiales de la Fuerza Aérea y quedan otros diez que lo harían entre hoy y mañana. Después de ese desfile viene uno muchísimo más largo: nada menos que 180 suboficiales y personal civil de la Fuerza Aérea que están destinados en Morón. El objetivo del juez y el secretario es ver si alguien percibió movimientos que le llamaran la atención. Por ahora, todos coincidieron en que resultó llamativo ver en Morón al Bombardier Challenger, por ser un avión de mucho más porte que los que habitualmente pasan por aquel aeródromo. Pero el problema –según lo perciben en el juzgado– es que la base es muy grande y el lugar en el que estuvo estacionado el avión que llevó los 944 kilos de cocaína a Barcelona estaba alejando de las oficinas y dependencias en las que trabajan los oficiales, suboficiales y personal civil de la Fuerza Aérea, así como los empleados de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). “Al avión lo veían muy chiquito, allá a lo lejos. Pero eso es en el caso de la mayoría. Si se cargó allí, alguien debió ver algo extraño”, sintetizaron.

Por otra parte, está la cuestión del ingreso a la base de la cocaína. En ese terreno, la superposición entre la Fuerza Aérea y la ANAC dejó un inmenso agujero. Cuando una camioneta entraba en Morón, no se la revisaba. Sólo la documentación de las personas.

Más allá de toda esta investigación preliminar, en el juzgado están esperando el informe oficial de España. Se pidió en varias oportunidades e incluso ayer se hizo una nueva presentación a través de la Cancillería. En el entorno del magistrado creen que si el viernes se levanta el secreto de sumario vendrán las respuestas que se pidieron por exhorto, entre las que están los datos que surgen de la computadora de a bordo y las fotos y videos del momento del secuestro de la cocaína, en las que se vería con nitidez el lugar en que estaba acondicionada la droga. Como adelantó Página/12, un paper extraoficial entregado al gobierno argentino indica que la cocaína estaba debajo del piso de la cabina y que el estupefaciente se cargó en Morón.

Una de las esperanzas de la familia de Matías Miret es que la Justicia española lo desvincule de la causa, cargándoles toda la responsabilidad a los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá. Los investigadores argentinos, sin embargo, sostienen que Miret estuvo en tres viajes sospechados. El más grave es el de Barcelona, aunque todos los expertos coinciden en que un copiloto no podía darse cuenta de que la aeronave llevaba una tonelada demás. Es un aparato tan potente y de tanta envergadura que no hace diferencia ni en la velocidad ni en el combustible. Antes del vuelo a Barcelona, los hermanos Juliá estuvieron en Bolivia el 14 de abril en un vuelo que llevó a Santa Cruz de la Sierra al colombiano John Wilson Díaz Vélez y al argentino Daniel Amitrano, ambos investigados por el juez Marcelo Aguinsky por haber provisto cocaína a la organización que supervisó en la Argentina la modelo colombiana Angie Sanclemente. La familia de Miret afirma que el copiloto no estuvo en ese vuelo, que quien estuvo en la tripulación, además de Juliá, fue Claudio Bargueño. En Migraciones figura Miret subiendo al avión junto con Juliá a las 14.29 del 14 de abril, mientras que Burgueño, que no tenía licencia para pilotear el Hawker, subió a las 16.03 con todos los demás pasajeros. Las dos inspectoras de Migraciones de Aeroparque asentaron que Miret exhibió su licencia de tripulante número 56.136. Dos días más tarde, el 16 de abril, Miret ingresó otra vez al país y pasó por Migraciones a las 20.21. Burgueño también volvió de Bolivia y pasó el control a las 20.26. Su cédula está escaneada. La familia Miret sostiene que todo es falso, que el copiloto hizo otros vuelos por aquellos días. Si fuera cierto, el dato sería grave: el Hawker salió con un copiloto no habilitado y con identidad falseada. Y no sólo pasó los controles argentinos, sino también los bolivianos. En Migraciones dicen que eso no es posible, pero los Miret insisten con su versión.

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