EL PAíS › WIKILEAKS REVELA QUE DUHALDE CREIA QUE LO MEJOR ERA LA REELECCION DEL REPUBLICANO
Aunque estaba ofendido porque no le había atendido el teléfono, un Duhalde ya fuera de la presidencia igual hizo opción por Bush, pronosticó en 2004 que Kirchner no rompería con él y descartó una victoria de Cristina. Curiosidad por el tostado.
› Por Santiago O’Donnell
En agosto del 2004, cuando llevaba poco más de un año fuera de la Presidencia, Eduardo Duhalde se mostraba convencido de que Néstor Kirchner no podría gobernar sin él. “¿Kirchner va a desafiar el control de Duhalde de la provincia de Buenos Aires lanzando la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner (que da bien en las encuestas) para una banca en el Senado, como se especula en la prensa?”, le preguntó el entonces embajador estadounidense Lino Gutiérrez, tal como lo registra un cable diplomático cedido por Wikileaks a Página/12. “Según Duhalde, nunca en la vida. Kirchner simplemente no puede tolerar el papelón de que su esposa pierda una elección provincial, así que no va a suceder. Duhalde espera un acuerdo con Kirchner para elegir los candidatos para las elecciones legislativas del año siguiente.” Un pronóstico que, a la luz de lo sucedido en las elecciones de 2005, cuando Cristina Kirchner barrió a Chiche Duhalde, pone en duda el olfato político del actual precandidato a la presidencia por el Peronismo Federal.
Duhalde compartió con Gutiérrez un café en la residencia del diplomático, ubicada en Libertador al 3500, el 9 de agosto de 2004. El embajador observó en su informe que Duhalde lucía “tostado”. Y agregó: “Es algo inusual en el invierno del hemisferio sur”.
Para entonces la relación entre Duhalde y Néstor Kirchner era tensa. Ambos evitaban criticarse en público, pero se habían cruzado en la prensa. Duhalde había declarado que a Kirchner le gustaba ocuparse de los muertos, en referencia a su política de derechos humanos. El entonces presidente había contestado que los crímenes todavía impunes eran una cuestión del presente. Un mes antes de reunirse con el embajador, Duhalde se había encontrado con Kirchner en una cumbre del Mercosur y Kirchner había aprovechado la ocasión para calmar las aguas en público. Dijo que tenía diferencias con Duhalde pero que no estaban peleados y elogió su tarea al frente del organismo regional. Duhalde tenía una fuerte influencia en el Congreso porque controlaba a la mayoría de los diputados bonaerenses. En sus filas, el acuerdo para las legislativas del 2005 se daba por hecho. “Si le va bien gobernando, ¿cómo Duhalde le va a negar buenos lugares a Kirchner en la lista de las elecciones del año que viene?”, analizaba un “dirigente duhaldista” citado por Clarín en la previa de la cumbre de Mercosur.
Pero Duhalde no estaba tranquilo. Había ido a la reunión con los diplomáticos estadounidenses a quejarse porque sentía que Kirchner lo maltrataba y Bush lo ninguneaba. Según el cable diplomático, parecía un hombre “bitter”, es decir amargado.
“Duhalde llegó diez minutos temprano y dijo ‘yo siempre soy puntual, no como otros (léase presidente Kirchner)’”, dice el cable. Bajo el subtítulo “Todavía Amargado”, a continuación, el texto se refiere a las quejas de Duhalde por una supuesta desatención del entonces mandatario estadounidense. “Era claro que Duhalde todavía siente que fue ignorado por el gobierno de Estados Unidos durante su período como presidente. Dijo que Estados Unidos ‘nos faltó el respeto’ y que el Presidente Bush ni siquiera lo llamaba por teléfono. Cuando el Presidente finalmente llamó a Duhalde en Davos, Duhalde le recomendó que se ponga en contacto con su sucesor. Duhalde sostuvo que Estados Unidos no le había prestado atención a América latina bajo el gobierno de Bush. Le contesté que no estaba de acuerdo y le recordé la situación que Estados Unidos enfrentó después del 11 de septiembre”.
Sin embargo, aunque sentía que él y su país habían sido maltratados por Estados Unidos, Duhalde no dudó en transmitirle al representante de ese país su apoyo a la reelección de Bush en los comicios de noviembre de ese año. Aunque puso el acento en la formación de un bloque sudamericano, según la versión del embajador, Duhalde no descartó una futura Area de Libre Comercio de las Américas, ALCA, proyecto que sería archivado un año después por iniciativa de la Argentina, Brasil y Venezuela en la cumbre de Mar del Plata de noviembre 2005. “A pesar de los sentimientos heridos de Duhalde, opinó que la reelección de Bush sería ‘lo mejor para Argentina’ ya que ha llegado a la conclusión de que las perspectivas para el ALCA y el librecomercio serían mejores bajo una presidencia de Bush”, escribió el embajador.
“Queremos libre comercio pero bajo condiciones justas”, cita el cable al ex vicepresidente de Carlos Menem, que pareció buscar la combinación de crítica y acuerdo. “Según Duhalde el ALCA es indispensable para que la región crezca y deje de ser la más desigual del planeta”, explicó Gutiérrez.
Duhalde empezó diciendo que esperaba que Kirchner finalice su mandato por el bien de la Argentina. “Y yo lo quiero ayudar”, remató, repitiendo el latiguillo que por entonces usaba en público.
Después le avisó al diplomático que no creyera en el discurso de su sucesor en la Presidencia. “En cuanto a la supuesta ideología izquierdista de Kirchner, no se dejen engañar por la retórica de Kirchner, advirtió Duhalde. El es esencialmente un pragmático. ‘Miren a su gabinete’”, dijo. “Son todos de centro o centroderecha” y específicamente nombró al ministro de Defensa José Pampuro, al (jefe de Gabinete) Alberto Fernández, al ministro del Interior Aníbal Fernández, al ministro de Salud Ginés (González) García y al ministro de Economía, Roberto Lavagna. ‘¿Y el ministro de Planeamiento Julio De Vido?’ ‘No lo conozco bien, pero es un peronista clásico’”.
El desacuerdo con Kirchner no era ideológico sino político, explicó el visitante de la embajada. “Kirchner cometió el error táctico de colocarse en el centroizquierda del espectro político. ‘No va a sacar muchos más votos en la izquierda mientras podría perder muchos por derecha’”, cuenta el embajador que le dijo Duhalde.
A continuación, Duhalde aseguró que le molestaban ciertas actitudes del Presidente. “Duhalde criticó las desorganización y la falta de puntualidad de Kirchner. Dijo que espera que Kirchner aprenda con más tiempo en el cargo. Mientras tanto, no le queda más remedio que ayudarlo y esperar que mejore a medida que pase más tiempo en el cargo”.
Para cerrar la renión Duhalde dejó algunas definiciones de política internacional, todas al gusto de los interlocutores.
“La única salida para Venezuela es la democracia”, opinó sobre el principal enemigo de Washington en la región.
“El presidente Alvaro Uribe de Colombia es el presidente preferido de Duhalde”, escribió el embajador, en referencia al principal aliado de Bush en el continente.
Gutiérrez cerró el cable recomendando seguir en contacto con el ex presidente. “A pesar de su amargura por el supuesto ninguneo y la ocasional declaración pública en contra del ALCA, lo encontré ansioso por mantener contacto y eventualmente intercambiar información”.
En su evaluación final, el embajador escribió: “Como el hombre fuerte de la provincia de Buenos Aires, que alberga un tercio de la población, Duhalde sigue siendo la segunda figura política más poderosa aquí después del Presidente. Su aprobación pública en las encuestas sigue siendo muy negativa, porque muchos lo acusan de haber causado la caída del presidente De la Rúa (algo que niega con vehemencia), por la corrupción en el gobierno y la policía de la provincia de Buenos Aires y según algunos de la izquierda de ser responsable por la muerte de dos piqueteros en una protesta durante su gobierno”. Es una referencia al asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki el 26 de junio de 2003.
Duhalde nunca alcanzó el acuerdo electoral que en su reunión con el embajador daba por descontado. Según las crónicas de la época, el ex gobernador bonaerense evaluaba que su peso electoral ameritaba que Kirchner le garantizara lugares en las listas nacionales. El entonces presidente no cedió en ese punto y sólo aceptó repartir las principales candidaturas de la provincia de Buenos Aires en tres partes entre el duhaldismo, el kirchnerismo y la estructura del entonces gobernador Felipe Solá, que acababa de romper filas con Duhalde para pasarse al oficialismo. Las negociaciones se estiraron hasta julio de 2005, cuando Kirchner las dio por terminadas, marcando así su ruptura definitiva con el dirigente que desde 1991 era el jefe político del peronismo bonaerense.
Dos meses más tarde, en las elecciones legislativas de octubre del 2005, Cristina consiguió sacar más del doble de votos que su contendiente, Hilda González de Duhalde, “Chiche”.
“En cualquier escenario, Eduardo Duhalde sigue siendo una fuerza con la cual habrá que lidiar en los años venideros”, cierra el cable.
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