Sáb 19.03.2011

EL PAíS  › PANORAMA POLITICO

Cambio de marcha

› Por Fernando Cibeira

El año electoral transcurría con demasiada tranquilidad para el Gobierno como para suponer que siguiera así mucho tiempo más. El conflicto que Hugo Moyano abrió y cerró en 24 horas vino a dejar en claro que, hoy por hoy, los posibles factores de riesgo en el derrotero oficial hacia octubre se encuentran más en las filas propias que en las de la desorientada oposición.

Luego del estupor inicial por el paro convocado el jueves, los dirigentes de la CGT pusieron ayer a la luz las razones del enojo del camionero. Julio Piumato escribió en Twitter (definitivamente habrá que acostumbrarse a los tiempos 2.0 de la política) que la Cancillería debió haber rechazado in limine el exhorto que envió la Fiscalía General suiza consultando sobre Hugo Moyano y su familia. “La Cancillería dio curso a tamaño engendro”, se escandalizó Piumato, que es judicial aunque no abogado.

Por cierto, los exhortos deben cumplir una determinada cantidad de requisitos. La Justicia suiza lo sabe bien ya que en su historial como paraíso bancario se cansó de rebotar escritos por las más nimias formalidades. Los jueces que quisieron investigar las maniobras del menemismo lo sufrieron en carne propia, porque rara vez consiguieron filtrar algún pedido en medio del cerrojo legal impuesto por las autoridades helvéticas. Este exhorto, además de errores de redacción, tiene como base de sus sospechas artículos aparecidos en la prensa argentina. Y un defecto básico, que marcaron luego tanto el juez Norberto Oyarbide como el fiscal Jorge Di Lello: no adjunta la legislación suiza que respalda la apertura de la causa.

El exhorto fue cursado rápidamente a la Justicia, movida en la que Moyano y los suyos creyeron ver una mano negra. También en la gran amplificación mediática a la que, por cierto, ayudó mucho la sobrerreacción sindical. “La gota que rebalsó el vaso”, fue la expresión utilizada ayer en varias oportunidades. ¿Pero de qué estaba lleno ese vaso?

Hasta en el Gobierno se solidarizaban ayer con el fastidio por las periódicas publicaciones que hacen aparecer a Moyano y su familia involucrada en las maniobras más variadas, el primer punto de enojo. Además, está la detención en los últimos tiempos de algunos viejos caciques gremiales, especialmente el caso de Gerónimo “Momo” Venegas por la causa de los medicamentos en la que aparecen investigados una larga lista de sindicatos, lo que ya motivó una anterior reacción corporativa. Por último, la sensación –lo dicen algunos integrantes del entorno del camionero– de que en los últimos tiempos la relación de la CGT con la Casa Rosada se enfrió y que los reclamos sindicales de lugares en las listas del Frente para la Victoria todavía no encontraron eco.

El canciller Héctor Timerman aseguraba que el trámite no había pasado por sus manos porque, de haberlo hecho, al menos habría lanzado el alerta. Se enteró de la noticia el jueves a través de los medios. Ayer se movió todo lo rápido que pudo y poco después del mediodía pareció que con éxito. La embajada y de la Fiscalía General suiza emitieron declaraciones asegurando que no había ninguna investigación en marcha contra los Moyano.

La convocatoria a un paro para el lunes al que ya se habían sumado los gremios de transporte pronosticaba un fin de semana de tormenta. Aunque desde la CGT se insistiera en que era en defensa del Gobierno, nadie podía dejar de leer la huelga como una pulseada con la Casa Rosada. Cristina Kirchner levantó el teléfono y le pidió al ministro Julio De Vido que tratara de solucionar el asunto. Hubo un contacto entre el ministro y Moyano el jueves a la noche y otro, definitivo, ayer, antes de la conferencia de prensa. Paralelamente, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, conversó con el diputado Héctor Recalde para que ablandara al camionero. En Trabajo aseguraban que Recalde pensaba igual que ellos, que el paro había que levantarlo.

En Planificación explicaban que Moyano había visto la reacción que esperaba en el Gobierno y que había aceptado rever la medida por buenas razones. “Entendió que no les convenía ni a él ni a nosotros y que los únicos beneficiados eran los mismos que él critica”, sostenían.

Moyano había preferido no aparecer ni en las conferencias ni en las reuniones en las que se habían anunciado los paros. Quería evitar que se viera la movida como una defensa personal, se trataba de una reacción de todo el sindicalismo. En la de ayer, en cambio, se reservó el centro de la escena, dándoles la palabra a sus compañeros de mesa e ironizando sobre “el supuesto exhorto de no sé dónde”. Moyano se mostró a sus anchas, disparando a repetición a todos sus enemigos. Hasta preparó un final con punch, anunciando la suspensión de la medida de fuerza.

La Casa Rosada recién volvió a respirar cuando escuchó la noticia de propia boca del camionero. La Presidenta, era de cajón, no mencionó el asunto en el acto en Avellaneda, pero lanzó mensajes para buenos entendedores. “Estemos más unidos que nunca porque ahí está nuestra fortaleza”, dijo, en el tono emotivo de sus últimos discursos.

Se va la segunda

El conflicto vino a empañar una semana que el Gobierno había arrancado por todo lo alto con el triunfo obtenido por la candidata kirchnerista Lucía Corpacci en Catamarca. La sorpresa por haber desbancado al radicalismo luego de dos décadas en el poder abrió expectativas ante el segundo examen electoral del año, mañana en Chubut.

Hay un punto en común: los encuestadores hablan de un espectacular repunte del candidato kirchnerista Carlos Eliceche si se toman en cuenta los sondeos que se hacían a principios de año. A Corpacci le llevaban más de 20 puntos, a Eliceche como 30. Pero ahí paran las similitudes.

Aquí no hay un gobernador desgastado que va por la re-re sino que Mario Das Neves le dejó su lugar a un intendente conocido, Martín Buzzi, de Comodoro Rivadavia. Das Neves se aleja de la provincia con una muy buena imagen que no consigue trasladar del todo a su delfín. De ahí la invocación dramática sobre abandonar su carrera política en caso de no ganar mañana. “Quiere llamar la atención de los chubutenses”, explicaba uno de los encuestadores que esta semana hizo trabajos en la provincia.

Chubut no escapa al fenómeno que experimentó la imagen de la Presidenta desde mediados del año pasado y más marcadamente desde el fallecimiento de Néstor Kirchner. Está al nivel de la de Das Neves y lo supera cuando se mide intención de voto a presidente, ella del Frente para la Victoria, él del Peronismo Federal. En los sondeos en que se identifica claramente a Eliceche como el candidato de Cristina Kirchner, sus adhesiones suben hasta superar a Buzzi. En cambio, cuando se mide candidato contra candidato, el delfín de Das Neves lleva la delantera por un margen de alrededor de cinco puntos.

Habrá que ver qué prevalece a la hora del voto. Anoche, en la Casa Rosada aseguraban contar con encuestas que le daban una mínima ventaja a Eliceche. Tanto era así que esperaban hacer una última medición para saber qué efecto pudo haber tenido el affaire Moyano. En el sur, comentaban, el conflicto había sido seguido todo el día con mucha atención.

La campaña de 2009 fue pródiga en goles en contra del oficialismo. Esta recién arrancó, pero hay quienes parecieran ir afinando la puntería.

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