Jue 31.03.2011

EL PAíS  › HOMENAJE A DESAPARECIDOS EN ECONóMICAS DE LA UBA

Todos por la justicia

› Por Adrián Pérez

“La dictadura fue el resultado de un largo proceso donde nos habían enseñado a marchar, a tomar distancia, y así lo hicimos hasta que llegamos hasta la catástrofe”, destacó el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, en el acto que la Comisión por la Reconstrucción de la Memoria de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA organizó ayer para recordar a los desaparecidos de esa casa de estudios durante la última dictadura. Al finalizar el homenaje, antes de la presentación de León Gieco, Guillermo Wierzba, integrante de la cátedra Poder Económico y Derechos Humanos, leyó un documento que destacaba, entre otros puntos, la importancia de la anulación de las leyes de punto final y obediencia debida –también de los indultos– para el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de Estado.

Unas mil personas colmaron las instalaciones del salón de actos en el nuevo edificio de Económicas, donde el recuerdo a los desaparecidos no soslayó el pedido de justicia y pronto esclarecimiento de las muertes en la represión a la comunidad qom de Formosa y en el desalojo al Parque Indoamericano, la desaparición de Luciano Arruga, el crimen de Sebastián Bordón, las torturas en las comisarías de Mendoza y los asesinatos en José León Suárez. Hubo aplausos para recordar a Mariano Ferreyra.

La apertura del acto estuvo a cargo de Alberto Segal, miembro de la Comisión por la Reconstrucción de la Memoria. El docente mencionó que se eligió a Nora Cortiñas como profesora honoraria de la cátedra Poder Económico y Derechos Humanos no sólo por la desaparición de su hijo, sino porque su persona condensa un espíritu luchador. “Fueron los Martínez de Hoz y su padrino Rockefeller quienes diseñaron el poder económico de la dictadura”, apuntó Segal para señalar la complicidad civil. “Hay muchos que tienen que pasar por la Justicia”, agregó e incorporó a ese grupo a Juan y Roberto Alemann, Walter Klein y Alvaro Alsogaray.

Jóvenes de la JP Descamisados, la corriente universitaria SOS y la Juventud Carta Abierta vivaron a Segal cuando le pidió a Cortiñas que presentara al ministro de la Corte Suprema. “Ustedes saben que soy peleadora, varias veces discutimos con él, pero Zaffaroni fue el único que siempre nos recibió con respeto y afecto”, dijo la Madre de Plaza de Mayo. A su turno, el magistrado sostuvo que tanto las Madres como las Abuelas pusieron en relieve “el enorme poder de la lucha no violenta”. Zaffaroni, además, aseguró que en el actual contexto mundial “hay una fuerte tendencia regresiva de los derechos humanos”. Y dio algunas cifras de la situación carcelaria en Estados Unidos: 2 millones y medio de presos, de los cuales más del 50 por ciento son afrodescendientes.

“En todo genocidio hay un discurso de legitimación”, dijo para referirse al rol de los medios de comunicación durante el terrorismo de Estado y pidió aprender de Madres y Abuelas a evadir la trampa de la venganza. “Ustedes van a ser viejos y les van a decir a sus hijos ‘Yo estuve esa noche’”, le dijo a este cronista el sociólogo Rubén Villasante, sentado en la octava fila, con la emoción reflejada en la mirada. Por último, Cortiñas exigió celeridad en los juicios porque “en un mes hemos perdido a tres Madres”. Y pidió que se abran los archivos clasificados, donde están los nombres de los mismos que hoy torturan a los jóvenes en las cárceles.

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