EL PAíS › LA POSIBILIDAD DE LLEGAR A UN ACUERDO CON FRANCISCO DE NARVáEZ DIVIDE AL SECTOR DE RICARDO ALFONSíN
Los referentes nacionales del Morena empujan al candidato radical hacia la búsqueda de una alianza con el peronista disidente en la provincia de Buenos Aires. El alfonsinismo bonaerense, en cambio, se opone y quiere priorizar la sociedad con el socialismo y el GEN.
› Por Sebastian Abrevaya
El eventual acuerdo con Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires despertó una dura pelea entre los radicales que se encolumnan detrás de Ricardo Alfonsín. Por un lado, los líderes nacionales del Movimiento de Renovación Nacional, Angel Rozas (titular del partido), Gerardo Morales (jefe del bloque de Senadores) y Ricardo Gil Lavedra (jefe del bloque de Diputados) empujan la idea de sumar una lista de adhesión del peronista disidente. Por el otro, en el entorno más íntimo del diputado, sobre todo los dirigentes bonaerenses, priorizan el esquema de alianzas con fuerzas de centroizquierda como los socialistas y el GEN de Margarita Stolbizer. A este debate interno se le suman también las presiones de Julio Cobos y Ernesto Sanz para ampliar el marco de alianzas.
“Los negocios electorales no son un pecado. Pero hay que analizar muy bien si conviene un acuerdo con el Colorado. Si una encuesta nos dice con De Narváez se gana la presidencial y que no se desvirtúa la coherencia política del Frente Progresista con el socialismo y el GEN lo vamos a considerar”, explica uno de los hombres más cercanos a Alfonsín. En ese primer círculo de confianza del candidato radical se encuentran los dirigentes bonaerenses Miguel Bazze, titular del comité provincial; Juan Manuel Casella, ex ministro de Trabajo de Raúl Alfonsín; el ex senador Carlos Pérez Grecia y el porteño Guillermo Hoertz, entre otros.
En un segundo círculo se ubican “los ucranianos”, como califica con ironía un operador bonaerense a los referentes del Morena que provienen de provincias del norte. Se trata de Rozas, Morales y también del porteño Gil Lavedra, entre otros. La postura de este sector es apuntar a una lista de adhesión de De Narváez, aunque genere cortocircuitos con intendentes y legisladores locales, además de los socios de la UCR. Se pensó, incluso, la posibilidad de ofrecerle a Stolbizer la candidatura a senadora nacional en el marco de un acuerdo con el Colorado.
Hace unas semanas, cuando el alfonsinismo se reunió para debatir puntualmente la política de alianzas, Rozas dejó en claro que si Macri va por la reelección en la ciudad de Buenos Aires, se tenía que habilitar la colectora de De Narváez en la provincia. Casella, si bien consideró que hay problemas “metodológicos” con el peronista disidente, admitió que existen diferencias entre De Narváez y Macri. El ex ministro de Trabajo de Raúl Alfonsín calificó a De Narváez como un “invertebrado ideológico” mientras que Macri lo consideró una clara expresión de la derecha.
Consciente de esa tensión hacia adentro del alfonsinismo, el candidato presidencial sigue pateando la pelota hacia adelante y postergando una definición concreta al respecto, al menos hasta que “decante” el escenario. La estrategia es no avanzar con De Narváez hasta tanto Macri no defina su situación y se esclarezca si él es el único candidato presidencial. Después de encargar encuestas, se analizará primero hacia adentro del alfonsinismo, segundo con el resto del partido, y con los aliados en última instancia.
“Ellos tienen que convencerlo a Ricardo y la única forma de convencerlo es con números. Y además tienen que asegurarle que se mantiene la coherencia política”, insiste un operador de Alfonsín y agrega: “Todos los pragmáticos que quieren el acuerdo con De Narváez no están viendo el punto número uno del pragmatismo, que es que convenga”.
En los últimos días, el que se pronunció en contra de una alianza con el empresario nacido en Colombia fue Leopoldo Moreau, recientemente sumado a las filas del alfonsinismo. Lo hizo a través de su Facebook, en respuesta a la acusación de un diputado de la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que lo señalaba como el artífice de un pacto con Duhalde.
“Tenemos que saber si los votos para Ricardo se suman o no. Si siendo prudentes calculamos que entre De Narváez y Stolbizer sacan entre el 35 y el 40 por ciento de los votos y eso se traslada a nosotros, ahí sí puede ser conveniente”, ejemplifica un operador bonaerense.
Mientras tanto, la ambigüedad de Alfonsín despierta malestar en la militancia y dirigencia radical bonaerenses y también entre los diputados nacionales por ese distrito. En realidad, más allá de las intenciones de los “ucranianos”, el acuerdo con el peronismo disidente debe ser aprobado por la convención provincial del partido. Después llegará la segunda etapa: convencer a los aliados del GEN y el socialismo.
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