EL PAíS › LOS ALUMNOS DEL PELLEGRINI RETOMARON LA PROTESTA
Los estudiantes no dejaron entrar a las autoridades, pero permitieron el dictado de clases. El rector interino declaró nula la actividad y pidió la intervención de la Justicia.
Los estudiantes volvieron a tomar la Escuela Carlos Pellegrini, pero a la protesta ayer le añadieron dos novedades: el dictado de clases y un bloqueo al ingreso de las autoridades, cuya remoción exigen. Hacia las 10.30, el vicerrector a cargo del colegio, Raúl Juárez Roca, quiso entrar, pero no pudo: suscribió un acta ante escribano y anunció que informaría de la situación a las autoridades judiciales de menores. También declaró formalmente suspendidas las clases. Sin embargo, los docentes del gremio AGD trabajaron y aseguraron que la actividad rondó “el 70 por ciento”.
“La lucha eeees un sentimiento”, celebraban los estudiantes en la puerta del colegio, y el cantito de pronto se apagaba, como se esfuman de golpe en una cancha. Un chico de pelo largo tocaba la guitarra sentado en las escaleras de entrada, en Marcelo T. de Alvear 1851. “Esto parece el Mayo Francés”, imaginaba uno que pintaba para intelectual. Otro estudiante, apenas adolescente, planteaba sus dudas a un compañero sobre la autoridad del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires, de la que depende la escuela.
La toma se terminó de aprobar el martes por la noche, en asamblea. A las 6 de ayer, los alumnos ya estaban en la puerta del colegio y se enredaron en un cordón humano para impedir el paso de los tres vicerrectores, Raúl Juárez Roca (rector interino, tras la licencia de Jorge Fornasari), Claudia Plonczyck y Valeria Bergman; el director de estudio, Gustavo Pretacca, y el secretario de Hacienda, Carlos Jara. “Al cargo de este último hay que ponerlo entre comillas, porque es un cargo inventado para él”, dijo Lucas, vocal del centro de estudiantes. Tras ser rechazada Plonczyck en su intento de entrar, llegó Juárez Roca, acompañado de una escribana. “Ejecute, escribana”, ordenó. Y la escribana redactó un acta. Luego Juárez Roca dispuso el cese de la actividad y declaró “ineficaces todos los actos académicos” que se realizasen. Además, anunció una presentación ante la Asesoría Tutelar de Menores, de la Justicia porteña. “Yo tengo trece faltas, y en promedio todos tienen lo mismo, cuando a clases reales falté una sola vez”, dijo Mara Beger, estudiante de 4º año. “Como hasta hoy (las autoridades) no reconocían la toma, y todavía estaban adentro del colegio, podían tomar lista y pasar los ausentes”, explicó Lucía Torrez, también de 4º. “Ahora no les queda otra, no pueden pasar. Además adentro hay clases, y no son clases ‘generales’, como dicen los medios”, completó Florencia Baldassarri, del mismo curso.
Desde la calle, a través de una ventana, se veía a una profesora dando clases. El gremio docente AGD decidió “acompañar la medida de fuerza de los estudiantes” y trabajar. Su dirigente, Julio Bulacio, estimó que en el turno de la mañana hubo “70 por ciento de dictado de clases”. Los docentes alineados en el gremio Ctera, en cambio, resolvieron no participar de la protesta y suspender sus clases. Al igual que muchos padres, los no docentes también hicieron asambleas, y ambos grupos se inclinaron por apoyar la medida de fuerza de los alumnos.
“Las actuales autoridades ya no pueden hacerse cargo del colegio. Pero tenemos la intención de tener clases, por eso esta nueva modalidad de toma –explicó el secretario general del centro estudiantil, Federico Fernández–. La salida que veo es reentablar el diálogo en conjunto, entre el Consejo Superior y todos los claustros de nuestro colegio.” A última hora, en asamblea, los alumnos debatían si permanecían en el colegio durante la noche, o si se retiraban y volvían esta mañana para continuar con su reclamo.
Informe: Agustín Saavedra.
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