EL PAíS › HEBE DE BONAFINI RECIBIó EL PREMIO RODOLFO WALSH A LA COMUNICACIóN Y LOS DERECHOS HUMANOS
La titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo fue distinguida por los proyectos comunicacionales de esa entidad. El galardón se lo entregó la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata. “Tengo la conciencia tranquila”, dijo al recibirlo.
› Por Ailín Bullentini
Lo avisó antes de empezar a hablar: no le gusta la palabra “gracias”. “Se usa mucho”, justificó, tímida, Hebe de Bonafini. En lugar de aplicarla para agradecer el Premio Rodolfo Walsh a la comunicación y los derechos humanos con el que la Facultad de Periodismo y Comunicación Social platense decidió distinguirla ayer, la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo prefirió hablar de compromiso: “Cumplí con lo que me comprometí el día que se llevaron a mis hijos y supe que nunca más volverían: a no abandonar su lucha, a nunca abandonarlos”. Para entonces, el periodista Víctor Hugo Morales, quien le entregó el galardón, y la decana de esa facultad, Florencia Saintout, habían abandonado sus lugares a cada lado de Bonafini para unirse al resto del público que se agolpó para escucharla.
El aula anfiteatro de la nueva sede del Bosque de la Facultad de Periodismo platense, devenida escenario para premiar a Bonafini por las actividades relacionadas con la comunicación que la Asociación que dirige desarrolla, no fue suficiente. Militantes kirchneristas, docentes de la casa y vecinos de La Plata conformaron el ADN del público que obligó a los organizadores de la ceremonia a transmitirla por televisión en otras dos aulas de la facultad. Decenas de curiosos se asomaron desde las ventanas que permiten, desde lo alto, la ventilación del espacio.
Pasadas las 16.30, hora pautada para el inicio, una decena de Madres de Plaza de Mayo encendieron el ambiente con su ingreso en la sala. Los cantos, caricias a las mujeres de cabezas blancas que se ubicaron en la primera fila frente a la mesa central, no permitieron que la temperatura descendiera durante la casi hora que transcurrió hasta la llegada de la agasajada.
Bonafini bajó las escaleras del anfiteatro siguiendo con la mímica de sus labios “...y a pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos, los de-saparecidos, no nos han vencido”. Calma, recibió el ramo de flores que le entregaron y se sentó frente al micrófono. Repasó una y otra vez al público. Dejó escapar alguna que otra leve sonrisa. Las manos se le fueron de control y empezaron a seguir el ritmo de los cantos contra la mesa. A uno y otro lado, Morales y Saintout la miraban admirados.
“Queremos reconocer a Hebe, en representación de todas las Madres, por llevar su compromiso de lucha al campo de la información incluso en momentos en los que la información sobre lo que ocurría estaba suspendida”, explicó la decana. La premiación cobró sentido debido a diferentes proyectos comunicacionales que la Asociación desarrolla, como el Espacio Cultural Nuestros Hijos, que tiene lugar en la ex ESMA; el programa de televisión La Clementina, que conduce Bonafini junto a Teresa Parodi, la radio AM La Voz de Las Madres, la revista Sueños Compartidos.
Saintout también caminó por el terreno de la coyuntura política que implica a la Asociación en la sospecha de desvío de fondos que pesa sobre su ex apoderado Sergio Schoklender. “Muchos consideran que no es un buen momento para premiar a las Madres. Nosotros consideramos que sí lo es. Queremos reafirmar que estamos con ellas, que las apoyamos, que las amamos y que las vamos a proteger siempre –expresó la decana–. Mientras la derecha se escandaliza, a nosotros nos preocupa que efectivamente se condene a un delincuente, a un traidor.”
Con el asunto instalado en el ambiente, el auditorio nadaba en medio de la polémica. La premiada nunca perdió la calma.
–¿Cómo estás tan tranquila? –le preguntó el periodista.
–Tengo la conciencia tranquila –disparó la madre.
Morales, entonces, continuó revolviendo la masa. “Aquellos, sobre todo los periodistas, que se preguntan si está bien o mal premiar a Hebe en este momento deberían preguntarse si hubieran firmado la carta que escribió (Rodolfo) Walsh en el momento en que él la escribió”, desafió, en referencia a la Carta Abierta a la Junta Militar que el periodista y militante asesinado por la dictadura escribió cuando se cumplió el primer aniversario del golpe de Estado de 1976 y en la que denunció los crímenes de lesa humanidad que las Fuerzas Armadas estaban cometiendo. “Ella hubiera sido una de las primeras en hacerlo. Por eso y por su trayectoria de lucha, es que se lo merece”, concluyó, con la estatuilla en la mano.
Tras acercar el Walsh dorado a su vientre, Bonafini fue breve y cálida, sin por eso perder la verborragia que la caracteriza. “Descubrí todo lo que hice por todo lo que escribieron y dijeron de mí durante estos últimos días”, chicaneó suavemente la titular de Madres.
Con la vista puesta en los estudiantes que la escuchaban entre susurros de consignas cantadas, Bonafini aseguró: “Si pudiera elegir un camino para mis hijos, hubiera elegido el que ellos hicieron. Estoy orgullosa de los hijos que tuve”. Aconsejó a los pibes que “no tengan miedo” y que “no esperen siempre la ayuda de un gobierno”: “Apuesten a lo suyo. Abran sus propios medios, muevan un poquito el traste”, los instó entre risas. Esperó a que cesaran los aplausos y anunció que se despediría con la lectura de una carta que Walsh escribió al enterarse de la muerte de su hija Victoria, asesinada en un enfrentamiento con el Ejército. “Si hubiera podido, yo hubiera escrito lo mismo”, concluyó, antes de perderse entre las lágrimas de ese texto.
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