EL PAíS › OPINIóN
› Por Mario Wainfeld
Fabiana Ríos fue la primera mujer gobernadora electa de la Argentina. Es la primera que reelige, un record que suma a su peculiar historial. Jamás una mujer sucedió a otra ni en ejecutivos provinciales ni nacionales. Cristina Fernández de Kirchner intentará revalidar ese avance de género, a nivel presidencial.
Ríos conserva Tierra del Fuego para el Partido Social Patagónico (PSC) que creó cuando se abrió del ARI nacional. Su fuerza llegó por primera vez al poder en una provincia en 2007, se relegitimó ayer.
En la mayoría de las provincias, el bipartidismo peronista-radical tiene más permanencia que en la Nación. La experiencia fueguina altera parcialmente esa tendencia como lo hicieron en simultáneo hace cuatro años el PRO capitalino y el socialismo en Santa Fe. La diversidad y la alternancia son buenas nuevas para un sistema político. Claro que están expuestas a la prueba ácida de decisión popular.
Ríos, una militante nacida en Santa Fe que hizo sus primeras armas en política con Hermes Binner, llegó sin experiencia de gestión y consiguió mantenerse. Un mérito doble, por su condición de novata y por disputar una provincia con mucha alternancia. Desde su creación se sucedieron cinco gobernaciones, que se adjudicaron tres partidos: el Movimiento Popular Fueguino, el justicialismo y el Partido Social Patagónico (dos veces cada uno).
Tierra del Fuego es la provincia menos poblada (vive en ella una cantidad de ciudadanos superable en innumerables municipalidades), al tiempo que la más extendida. Su territorio incluye, además de “la isla” a la Antártida y a las islas del Atlántico Sur. Con un padrón pequeño, algunos ausentes, la diferencia final es mínima. En términos competitivos fue un batacazo, pues Ríos revirtió la diferencia de la primera vuelta apenas inferior a 10 puntos porcentuales. Su bastión es la capital, Ushuaia. Río Grande, la otra ciudad de la provincia, favoreció a su rival, Rosana Bertone, candidata de Frente para la Victoria.
El resultado desairó a las encuestas efectuadas en la semana que medió entre las dos vueltas electorales y a las bocas de urnas del gélido domingo. Sin querer salvarles la ropa a los consultores, que deberán poner las barbas en remojo, es bien complicado hacer esos sondeos en Tierra del Fuego. Las reglas exigen tomar las muestras a más de cuatro cuadras de la sede del comicio. En la Patagonia, casi nadie camina cuatro cuadras, menos que menos en invierno...
El apoyo de Ushuaia contrarresta las dificultades que atravesó Ríos en los primeros años de su mandato. Se encontró con una “caja” exhausta y una proporción alta de empleados públicos, brutamente engrosada por el PJ en el linde de la votación. Afrontó huelgas de estatales y docentes, muy combativas y muy arduas de sobrellevar en una comunidad en la que todos se conocen, las relaciones son “cara a cara” y su hija asistía a la escuela pública. Su buena relación con el gobierno nacional le dio una mano importante y explica que haya sido una aliada firme, en especial después del conflicto de las retenciones móviles. De ahí que sea un lugar común, por una vez certero, que para la Casa Rosada cualquier desenlace de ayer era gratificante, aunque había un sesgo favorable a Bertone, por ser “del palo”.
Cada provincia es un universo, en su comportamiento electoral. En la Patagonia, por ejemplo, hay dos monocolores desde 1983, no peronistas: Neuquén con su MPN y Río Negro, fidelísima al radicalismo. Chubut y Tierra del Fuego tienen alta alternancia. El peronismo es hegemónico en Santa Cruz.
Esa salvedad se potencia en la dispar muestra de distritos que ya eligieron gobernador. Fueron siete: Catamarca, Chubut, Salta, La Rioja, Neuquén, Misiones y Tierra del Fuego. Salvo en Catamarca, se impuso el oficialismo provincial. En todas el Frente para la Victoria fue muy competitivo y el radicalismo hizo un flojo papel. Todos los gobernadores electos –incluyendo al chubutense Martín Buzzi (¿ex?) aliado de Mario Das Neves– tienen excelente relación con la Presidenta. Y la intención de voto de Cristina Fernández de Kirchner en esos territorios dispares (que explican poco más del 10 por ciento del padrón nacional) es altísima.
Dos provincias se rigen por el sistema de doble vuelta. En Tierra del Fuego, Ríos repechó una diferencia importante. El otro es la Ciudad Autónoma, donde se elige el domingo próximo.
Hasta ahora la asistencia de participantes en las compulsas provinciales fue razonable. Y, salvo en el vergonzoso escrutinio realizado por el peronismo federal en Chubut, se vivieron jornadas cívicas dignas sin denuncias ni disturbios graves.
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