EL PAíS
› CRONICA DE UNA SESION OSCURA EN TODO SENTIDO
Un Senado estilo Barrionuevo
Tras el sospechoso corte de luz, los peronistas consiguieron pasar a comisión la acusación contra el senador de Catamarca. Todo se difirió hasta el 27 de marzo. Fisuras al interior del PJ.
› Por Felipe Yapur
“Calavera no chilla”, fue la frase que eligió el polémico senador Luis Barrionuevo al aceptar la decisión de sus colegas de la Cámara alta de trasladar la solicitud de su exclusión a la Comisión de Asuntos Constitucionales. Dicha comisión deberá determinar qué responsabilidades le caben al gastronómico en los desmanes que provocaron la suspensión el domingo pasado de los comicios catamarqueños. Sin duda, el extenso y controvertido debate que se desarrolló el jueves por la noche se repetirá el próximo 27 de marzo, día elegido para definir la suerte del sindicalista.
Fueron nueve horas de discursos, fuertes contrapuntos y hasta un inusual y sospechoso corte de luz que dilató el debate 45 minutos. En un primer momento, el PJ había decidido no defender al catamarqueño y pasar el caso a la comisión que preside la santacruceña Cristina Kirchner lo más rápido posible. Sin embargo, el corte de suministro eléctrico cambió todo. El PJ, conducido por el rionegrino Miguel Pichetto, decidió enfrentar los discursos radicales al considerar que una suspensión de la sesión era un costo mayor que una ristra de quejas de la oposición.
Este cambio en la estrategia oficialista permitió, a su vez, sacar a la superficie cuáles son las alianzas que tejió Barrionuevo en su bancada desde que llegó hace ya casi un par de años a la Cámara de Senadores. Cuatro fueron las voces que defendieron al catamarqueño: Antonio Cafiero, el riojano Jorge Yoma, el formoseño José Mayans, y Pichetto. Estos hicieron malabares para dejar de lado los hechos de violencia para concentrarse en la tesis de la proscripción que Barrionuevo enarboló desde un primer momento.
Hay un dato más que provocó la modificación de la estrategia del PJ y no se produjo en el recinto sino mucho antes de que comenzara la sesión. Ni el gobierno nacional ni la conducción del bloque querían un enfrentamiento entre Barrionuevo y la senadora Kirchner. Entre ambos hay una enemistad manifiesta y lo menos que querían los justicialistas era que se escuchara una voz peronista que acordara con los discursos radicales. Hubo tres intentos para “frenar” a la patagónica. Uno de ellos se puede definir como “sacar de la cancha” a la circunstancial adversaria. Trascendió que este operativo lo llevó adelante el mismísimo Ejecutivo nacional al invitar a la patagónica a realizar un viaje a Tucumán junto a la primera dama, Hilda “Chiche” Duhalde. A esto se sumó una llamada telefónica del propio Pichetto, quien le comunicó a Kirchner y a los senadores de esa provincia, José Alperovich y Malvina Seguí, que no era preciso que viajaran a Buenos Aires porque “no va a haber sesión”. Aparentemente, los tucumanos creyeron en la palabra de Pichetto. Kirchner no. La legisladora consultó con sus colaboradores y sin dudarlo tomó el primer avión para la Capital Federal. Ya en el Congreso, fue el presidente del cuerpo, José Luis Gioja, quien tuvo a su cargo intentar disuadirla por última vez. No hubo caso.
Ya en el recinto, poco después de que retornara la luz, habló la senadora por Santa Cruz. No fue todo lo virulenta que esperaban sus colegas de bancada. Sin embargo, Kirchner no avaló la teoría de la proscripción que pretendía hacer prevalecer el oficialismo. Alzando la voz, la patagónica dijo que “me parece de pura lógica que jamás el hecho de que no se cumpla con un requisito establecido en la Constitución para ser gobernador puede visualizarse como un acto de proscripción”. No terminó allí. Recordó que el peronismo nunca recurrió a la violencia ante las sucesivas proscripciones que sufrió: “¡Jamás! La conducta histórica del PJ fue expresar de cualquier modo la voluntad popular, y que ésta se conociera a través del voto en blanco, el voto a (Arturo) Frondizi o creando partidos alternativos”. Para finalizar dijo que “me niego, por una cuestión de rigor histórico y por una cuestión de respeto a nuestraspropias luchas y a nuestra propia historia, a asimilar esto con la proscripción”.
A lo largo del discurso de Kirchner, Barrionuevo mantuvo siempre una sonrisa dibujada en su rostro.
La primera defensa directa del gastronómico estuvo a cargo de Yoma, un aliado político del catamarqueño en el armado de un polo de poder que pretenden generar en el noroeste argentino en caso de que ambos, junto al tucumano Alperovich, se hagan cargo de la gobernación de sus respectivas provincias. El riojano no justificó los hechos de violencia, más bien los ignoró y se concentró en preguntarse a quién le convenía la suspensión de los comicios: “¿Al peronismo, que no podía expresarse libremente, o a aquel que quería ser candidato (Oscar Castillo) pero que ‘no le daba el cuero’ y que después creyó tener posibilidades, cuando vio que quien aparecía como depositario de la mayoría de la voluntad popular de los catamarqueños no podía presentarse?”, indicó.
Pichetto, con su acostumbrado tono marcial, prefirió apuntar contra el Poder Judicial catamarqueño al que consideró propio de una “provincia bananera” y que responde a un régimen “feudal” que dirige la familia del gobernador Castillo. Esto le valió un fuerte cruce verbal con la catamarqueña Marita Colombo, quien no dejó de gritarle “mentiroso”.
Cerca de las tres de la mañana y luego de una extensa negociación se votó el pase a comisión que deberá aconsejar o no la expulsión de Barrionuevo en la sesión convocada para el 27 de marzo. Hay senadores que dudan de que se realice debido a que ocurrirá un mes antes de los comicios presidenciales. Tal vez a Barrionuevo le convenga que se concrete porque puede llegar a realizarse en las vísperas de una nueva convocatoria a elecciones en Catamarca y que le permitirá afianzar su tesis de la proscripción y persecución.
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