La mayoría de los encuestadores piensa que sólo un terremoto puede cambiar las perspectivas de una victoria de Cristina Fernández de Kirchner en primera vuelta en octubre. Es más, la duda que tienen los consultores es si, a partir de la profundización de la crisis de la oposición, podría darse incluso un pequeño crecimiento del voto al Frente para la Victoria. Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), sostiene que “lo del domingo demuestra cómo está la sociedad frente al voto a presidente. Es muy difícil que la gente que votó a CFK cambie el voto. Tendrían que pasar cosas muy graves. El resto se tendrá que acomodar, porque Eduardo Duhalde o Ricardo Alfonsín tendrán que hacerle una propuesta mejor al ciudadano. De lo contrario, sufrirán una pérdida de votos hacia Hermes Binner o hacia la propia Cristina. En la oposición está desnuda la falta de propuestas y priorizaron las ingenierías electorales, dónde se pueden sacar más votos, con qué alianza. Pero sin proyectos ni propuestas. Por eso Francisco de Narváez fue uno de los grandes derrotados y también resultaron derrotados Alfonsín y Duhalde. Binner al menos tiene el proyecto 2015. Lo cierto es que las dudas son si Cristina va a crecer un poco o bajar un poco y tal vez algún opositor crezca unos puntos. Pero esto no cambia nada la casi segura victoria de CFK en primera vuelta”.

“Esto está definido, en términos de que no hay segunda vuelta –afirma Hugo Haime, de Haime y Asociados–. A menos que haya un hecho inesperado, un terremoto, una crisis financiera, un corralito, algo que no se ve por ningún lado. Me pregunto si el 50 por ciento que consiguió Cristina es un piso o un techo. Hay un dato. El presentismo fue muy fuerte. La gente salió a votar y a decir algo. En Tucumán, por ejemplo, hubo un presentismo record del 81 por ciento para gobernador y un presentismo del 77 por ciento para diputados. Esto significa que la gente fue a votar la alternativa presidencial. Del otro lado, es indudable que habrá crisis en alguna o algunas de las fuerzas de oposición. Por lo tanto, la variante es si la Presidenta bajará unos puntos, al 45 por ciento, o si, por el contrario, sube todavía más cosechando algo de la crisis de las fuerzas opositoras. También puede haber cambios en la oposición, pero eso podría llevar, cuando mucho, al 17 o al 20 por ciento a ese opositor. Con ese panorama, nada cambia.”

Manuel Mora y Araujo, de la Universidad Di Tella, coincide en la óptica: “Creo que esto está jugado. Diría que es muy difícil, más que improbable, que algo cambie de acá a octubre, entre otras cosas porque el propio domingo se vio muy poca gente con espíritu del lado opositor. La elección de Duhalde y Alfonsín fue muy pobre. Sus candidaturas no despegaron. Tal vez quien terminó mejor parado es Binner, que ofrece alguna alternativa novedosa. Pero diría que los demás caminan más hacia la crisis que a plantearle un obstáculo al oficialismo en octubre”.

El titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), Enrique Zuleta Puceiro, evalúa que “siempre pueden cambiar las cosas. La clave está en la oposición, que afronta una situación muy difícil. Por el lado del oficialismo, es fundamental que administre la victoria con mesura. Una administración de la victoria sin mesura crea anticuerpos rápidamente en importantes sectores de la población”.

“Nunca hay una réplica exacta. Por supuesto que algún cambio puede haber –redondea Analía Del Franco, de Analogías–, pero no veo ningún vuelco decisivo. Por ejemplo, veo difícil que se modifique el voto al oficialismo. Se trata de gente que se pronunció por un candidato a presidente frente a las diferentes alternativas. En cambio, preveo algunos cambios en la oposición, pero tampoco grandes migraciones. Es que ningún candidato opositor consiguió el 25 por ciento, una cifra que podría conmover. La realidad es que no enamoraron hasta ahora y por lo tanto no me parece que en dos meses produzcan ese enamoramiento. Los porcentajes conseguidos son impotentes y no pueden producir una situación de potencia.”