EL PAíS
› MANIOBRAS DEL PERONISMO EN LA COMISION DEL SENADO
Una manito para Barrionuevo
El PJ no sólo tiene mayoría en la comisión que debería emitir dictamen sobre el senador catamarqueño. También condiciona su integración. El objetivo es evitar que haya dictamen acusatorio.
› Por Felipe Yapur
Si los legisladores no peronistas están, de veras, decididos a expulsar del Senado a Luis Barrionuevo, los espera una larga batalla. El justicialismo no va a entregar así como así a su compañero gastronómico, más allá de que alguno que otro integrante de la bancada lo quisiera. Una muestra de ello es la integración de la Comisión de Asuntos Constitucionales –que tiene a su cargo el estudio del caso– donde el oficialismo, no conforme con tener mayoría, consiguió dejar afuera a senadores que impulsan la exclusión del legislador. Los radicales están entre los que se quejan pero no hicieron mucha fuerza por torcer la voluntad del PJ. Ni siquiera se esforzaron mucho por conseguir un lugar para la diputada catamarqueña Marita Colombo, una enérgica adversaria de Barrionuevo.
La integración de la comisión no es un dato menor. Si bien el acuerdo alcanzado en la última reunión del cuerpo habla de una sesión especial para definir el caso Barrionuevo el 26 de marzo con o sin despacho de comisión, lo importante para el PJ es impedir que se llegue al debate con una moción de expulsión. En tal caso, por establecerlo así la reglamentación parlamentaria, el punto sería el primero a discutir y, sobre todo, votar. Distinto sería si la comisión no consigue un despacho de mayoría: se repetiría una sesión como la del jueves de la semana pasada con largos debates, fuertes contrapuntos hasta el momento de votar.
Un modo de lograr ese objetivo es alcanzar la cantidad suficiente de voluntades que adhieran a la defensa del senador. Otra sería hacer lo que se hizo para dilapidar buena parte del poco tiempo con que cuenta la comisión para alcanzar una definición discutiendo sobre si se respetó o no la representatividad de los bloques. Algo de esto último está sucediendo.
Ayer, el Interbloque Provincial –integrado por los representantes del Partido Renovador de Salta, Fuerza Republicana y el Movimiento Popular Neuquino– puso el grito en el cielo porque sus representantes habían quedado excluidos de la grilla de la comisión. Hasta el año pasado, el único representante de este sector era el bussista Pablo Walter.
Los provinciales apretaron. Ricardo Gómez Diez, presidente de esta bancada, se reunió ayer por la tarde con el jefe de los justicialistas, Miguel Pichetto. Tras una larga conversación, el salteño logró arrebatarle el compromiso de que Walter integrará el grupo a cambio de que se baje un justicialista. El nombre de este senador del PJ todavía no está definido, pero podría estar entre la duhaldista Mabel Müller –que no estaba en la anterior conformación de la comisión– y la salteña Sonia Escudero. Trascendió que en caso de no arribar a un acuerdo entre ambas, Pichetto estaría dispuesto a ser él quien abandone la comisión.
Los radicales también están que trinan, pero a diferencia de los provinciales no pasaron de la queja. Aseguran que les corresponden cuatro lugares y sólo les asignaron tres: Raúl Baglini, Carlos Prades y Oscar Moro. Según el bloque de la UCR, dejaron afuera al puntano Jorge Agúndez y por él reclaman. Fuera de esta especie de “lista de buena fe”, quedó la catamarqueña Marita Colombo, una de las principales espadas en esta disputa contra el senador gastronómico. Colombo integra lo que se conoce como bloque del Frente Cívico y Social. En general su bancada funciona en consonancia con la UCR, incluso cuando se negocia la conformación de las comisiones los radicales hablan por ellos. Es posible que en esta oportunidad nadie los haya invocado y se quedaran sin representante en tan estratégica comisión. Colombo tiene hasta mañana a las cuatro de la tarde para conseguir un puesto en la comisión. Es que esa es la hora para la que Cristina Fernández de Kirchner convocó a la reunión para debatir el futuro de Barrionuevo.
Alejado de esta discusión, Barrionuevo está tranquilo con el devenir de su situación. Su confianza y la de sus colaboradores se alimenta de lo queellos llaman “el juego de los radicales”. Sostienen que no hay en la UCR una verdadera intención de “perjudicarlo” y aseguran que “ellos gritan y patalean, pero al final se justificarán diciendo que no consiguieron los votos necesarios para expulsar a Luis”.