Sáb 15.03.2003

EL PAíS

Un sobre lacrado que dejó Lourdes fue enviado a Amnesty en Londres

Como cuando vivía, las sospechas siguen rodeando a Lourdes Di Natale. Apareció un libro de poemas que puede leerse como un pronóstico de la forma en que murió la ex secretaria de Emir Yoma.

› Por Adriana Meyer

“Arrastró su humanidad ya muerta hacia la ventana”, escribió alguna vez Nené D’Inzeo en Aceptación de la locura. En diciembre alguien dejó ese libro en la puerta del departamento de Lourdes Di Natale. La ex secretaria de Emir Yoma lo interpretó como una amenaza y se lo mandó a su abogado para que hiciera una denuncia, pero ella nunca lo había leído. Tras su muerte, el letrado sacó el ejemplar y detectó que la página 18 estaba marcada. Allí está el poema “Espejismo de Mujer” que describe cómo alguien cae desde una ventana, tal como ocurrió con Di Natale hace dos semanas. Por otra parte, Página/12 pudo saber que la escribana que posee el sobre que dejó la mujer ya cumplió con su voluntad “si le pasaba algo”: lo envió a la sede central de Amnesty Internacional en Londres (ver recuadro). Mientras los funcionarios judiciales que investigan la muerte de “la secretaria del poder” siguen abonando la hipótesis de la muerte accidental, su padre habría sido amenazado, está internado y desistió de presentarse como querellante en la causa. El cuerpo de Di Natale fue trasladado a San Rafael donde hoy será enterrado.
“Le envío el libro que me dejaron en la puerta de la dependencia de servicio. El encargado no lo recibió. Las huellas digitales deben estar tanto en el libro, el papel de regalo o en la cinta. Por favor, averígüelo”. Estas son las instrucciones que Lourdes Di Natale escribió en un papelito amarillo y lo pegó a la bolsa negra de consorcio en la que colocó el libro, según pudo comprobar Página/12 sobre el escritorio del abogado Rodolfo Chimeri Sorrentino. El letrado explicó que la mujer recibió el libro a principios de diciembre, pero no llegó a concretar la demanda porque se fue de viaje a San Rafael y luego estaba pendiente de la audiencia de reencuentro con su hija. “Estaba haciendo un tratamiento psicológico y prefirió no mirarlo porque por el título pensó que podría perturbarla”, relató Chimeri Sorrentino. El libro fue editado por Corregidor en octubre de 1991, tiene sus páginas algo amarillentas y parece haber salido de una biblioteca personal más que de una librería. El abogado afirmó que lo había puesto “a buen recaudo”. Pero tras la muerte de su clienta lo empezó a hojear y encontró la página marcada, que quizás alguien hubiera querido que Di Natale leyera. “Es decidirse a caminar hacia abajo (...) Baldosas grises estampan su rubí. Carne, sangre, huesos”, escribió D’Inzeo. “Es una amenaza muy cerebral, hay que interpretarla”, agregó el letrado. El texto es ambiguo porque por momentos parece hablar de un suicida, pero cuando dice “su humanidad ya muerta” podría estar hablando de una persona asesinada o muerta en vida. Los familiares de Di Natale han insistido en que no se quitó la vida y que estaba dispuesta a seguir luchando para recuperar la tenencia de su hija, que perdió en una demanda iniciada en su contra por el consorcio. Sin embargo, admiten que los últimos años vivió acosada por amenazas variadas y permanentes, algunos juicios y constantes problemas de salud.
Una alta fuente judicial afirmó a Página/12 que “si las pericias siguen indicando que se trató de un accidente la aparición del libro no cambia nada”. De todos modos, el ejemplar aún no integra el expediente. El abogado no tiene el poder del padre de Di Natale para presentarse como querellante ante el juez de instrucción Ricardo Farías. En ese sentido, el hombre había mostrado su voluntad de firmar al ponerse en contacto con una escribanía en San Rafael. Pero el martes hubo una contraorden. El hermano de Di Natale le informó al letrado que su padre estaba perturbado, que había sufrido una indisposición por problemas de hipertensión y una cardiopatía. Incluso habrían tenido que internarlo. “No quiero más muertes, no quiero que le pase nada a mis nietos. Quiero el cuerpo acá”, fueron las palabras de Giuseppe Di Natale según le relató José al abogado al explicarle el repentino cambio de actitud. “Los papás son viejitos y están enfermos, tienen miedo y quieren dejar sin efecto todo si no, no les entregan el cuerpo y así poder hacer su duelo de una vez”, explicó aPágina/12 un allegado a la familia. Los medios mendocinos informaban ayer que el hombre fue amenazado. Ante esta situación, el hermano de Di Natale viajó a Capital para concretar la voluntad de sus padres.
Es posible enfocar el caso hacia la hipótesis del homicidio “si los argumentos que exponen los que pretenden ser querellantes convencen al juez de que hay elementos”, explicó la fuente judicial consultada. Sin embargo, el abogado no estaría en condiciones de elaborar sus fundamentos si no tiene acceso al expediente. Para los investigadores no apareció nada que haga pensar que no se trató de un accidente que sufrió Di Natale al intentar cortar la televisión por cable desde su ventana. Anoche trascendió que el análisis de las vísceras habría arrojado la presencia de alcohol y barbitúricos. Consultados sobre la falta del teléfono celular, respondieron que “no les consta su existencia”. El fiscal Carlos Donoso Castex acudió ayer al departamento de la calle Mansilla porque se hizo cargo esta semana del caso y aún no conocía el escenario del hecho.

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