EL PAíS
De la Sota aún no tiene rival en su provincia, pero igual la tiene difícil
La crisis en el PJ corbobés, las amenazas del menemismo de ir por fuera. La UCR soliviantada. Los escenarios posibles.
› Por Mónica Gutiérrez
Inédito. Sólo así puede calificarse el escenario político cordobés, en el que José Manuel de la Sota se instaló la última semana con pretensiones de reelección y donde, de momento, juega contra nadie. El radicalismo, que no salió del shock tras la muerte de Ramón Mestre, continúa fragmentado y debate por estas horas cómo presentar en sociedad una fórmula con chances de ganar el 8 de junio, cuando se elegirá gobernador. Mientras los caciques mayores quieren que el candidato sea Oscar Aguad, ex interventor en Corrientes y discípulo de Mestre, intendentes y sectores internos de la UCR reclaman participación directa. Aun así, el gobernador no las tiene todas consigo: el aval que gran parte del delasotismo le expresó al candidato Néstor Kirchner le está valiendo la presión del menemismo, que amenaza con ir a las elecciones por afuera, con Oscar González como candidato. Un ex fiscal Anticorrupción verborrágico y una gestión municipal impresentable de su ex socio político le complican todavía más el panorama.
1. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? De un lado y de otro, los dirigentes cordobeses parecen extrañar los tiempos en que los auditorios se llenaban fácilmente y en que todos se encolumnaban detrás del cacique de turno. Los dos partidos grandes son, en Córdoba, prueba de esa nostalgia y exhiben, por estos días, presiones (los que tienen para repartir) y peleas internas (los que quieren conseguir).
En las últimas horas del plazo para presentar listas, De la Sota oficializó su afán reeleccionario e inscribió la fórmula del Movimiento de Unidad Peronista (MUP). Eligió a Juan Schiaretti como candidato a vice, el más presentable de sus colaboradores y el que mejor mide en las encuestas. No fue la única lista presentada: Olga Romero de Simondi, una médica y dirigente justicialista casi desconocida, será candidata por la Mesa de Encuentro Peronista y disputará la interna del 6 de abril, aunque en el PJ la consideran una elección simbólica.
Pero los verdaderos fantasmas del gobernador no están anotados en la interna de su partido. El ex fiscal Anticorrupción Luis Juez, quien investigó a funcionarios incluida la propia mujer del gobernador, Olga Riutort, genera dolores de cabeza cada vez que habla. “La continuidad de este gobierno equivale a la destrucción de la provincia, como hizo (Eduardo) Angeloz cuando no tenía oposición”, comparó Juez.
El otro frente que el titular del Ejecutivo tiene en la opinión pública es la gestión de su ex socio y ex compañero de fórmula en 1999, Germán Kammerath, de quien trata de despegarse cada vez que puede. La imagen del menemista no tiene piso en su caída, con la ciudad en un estado caótico y las causas judiciales tocando a su puerta todos los días.
2. Sin soberbia ni prepotencia. El inesperado final de Mestre y la enfermedad de Rubén Martí sumieron a los radicales en el desconcierto, y por más discursos de unidad que se esbozaron, la realidad los mostró tal cual son. “El radicalismo siempre se disciplinó con la soberbia de Angeloz o con la prepotencia de Mestre, ahora no resulta fácil porque el primero está inhabilitado judicialmente y el otro no está”, resumió un viejo dirigente.
Pese a las insistencias, el ex intendente Martí se excluyó de la postulación, pero bendijo el nombre de Oscar Aguad, delfín de Mestre y ex interventor de Corrientes, en su reemplazo. La tormenta no se hizo esperar. El sector que más se opuso fue el de Mario Negri, número puesto para disputar la gobernación con encuestas en la mano, quien automáticamente hizo un paso al costado. Carlos Becerra, referente del alfonsinismo en Córdoba, mantiene en cambio su intención de ser gobernador. También pesa la postura del Foro de Intendentes radicales, que exigen participación de dirigentes del interior en la fórmula. La nominación de Aguad fue avalada inclusive por el ex gobernador Angeloz, aunque no pocos cuestionan que su opinión siga siendo escuchada dentro del partido. Para mestristas y martiístas, Aguad es el heredero natural de Mestre y quien podría, con más autoridad que nadie, salir a hacer campaña en su nombre.
Tampoco en el escenario nacional los radicales cordobeses juegan juntos. Mestre sostenía excelentes relaciones con Ricardo López Murphy, pero en el sector de Angeloz quieren hacer campaña con la fórmula Leopoldo Moreau-Mario Losada.
3. Entre dos aguas. Con la presentación de un plan más de campaña que de gobierno en materia de salud, trabajo y vivienda, diseñado con modernos logos por los publicistas de Duda Mendonça, el gobernador comenzó públicamente el operativo reelección. Sin rivales de peso a la vista, en el PJ se tienen confianza, pese a que De la Sota se maneja en un delicado equilibrio en el escenario nacional: mientras intenta periódicos acercamientos a Carlos Menem, a la vez mandó embajadores a apoyar a Néstor Kirch-ner. La necesidad de tener asegurados los bastiones fuertes del menemismo en el interior para la elección del 8 de junio y de no quedar “pegado” a uno de los dos si el otro gana, lo llevaron a intentar conversaciones con el riojano vía Olga Riutort primero, aunque quien finalmente concretó un encuentro con el ex presidente fue Gumersindo Alonso, ex secretario de Agricultura de la Nación.
De la Sota no oculta su necesidad de los millones que mensualmente le gira la administración duhaldista ni la urgencia de rescatar los bonos provinciales para exhibirlo antes de los comicios. Por eso varios delasotistas viajaron a Buenos Aires, explicitaron su adhesión a la candidatura de Kirchner y ya forman parte de la organización de actos de campaña en Córdoba. Este apoyo generó molestias en el menemismo, al punto que la tropa del riojano en Córdoba amaga con presentarse por afuera del PJ en las elecciones, con Oscar González como candidato a gobernador, del mismo modo que ya lo hizo el ex frepasista Horacio Obregón Cano, candidato a gobernador con el apoyo de Adolfo Rodríguez Saá. Eso durará, al menos, hasta el 27 de abril, y De la Sota sabe que tiene que negociar.