Tras la conciliación obligatoria dictada por Trabajo, los choferes ayer ratificaron el paro.
Imagen: Télam.

El conflicto entre los trabajadores de la línea 60 y la empresa Monsa S.A. continuó durante la jornada de ayer y mantuvo paralizado el servicio de colectivos. Desde la tarde hasta entrada la noche, el Ministerio de Trabajo encabezó una larga negociación entre las partes. Pasadas las 23, el ministerio informó que había presentado una propuesta concreta, aceptada por la empresa y por la UTA, pero que los trabajadores aún analizaban si aceptar o llevar al debate en asambleas. “Están dadas claramente las condiciones para que se retomen las tareas, porque un paro planteado por tiempo indeterminado no es una metodología aplicable a un servicio público”, dijo anoche el ministro Carlos Tomada.

Según explicaron anoche fuentes de la cartera laboral, la propuesta consistía en los siguientes puntos: 1) La empresa paga 600 a cada trabajador a cuenta de una deuda por determinar, la mitad el día 24 y el resto el 28; 2) la empresa reconoce los salarios caídos; 3) paga las diferencias de sueldos pendientes a los delegados; 4) Trabajo y la Secretaría de Transporte realizarán una auditoría en Monsa para evaluar caso por caso cómo se liquidaron los sueldos; 5) la empresa se compromete a reconocer la representación de los delegados y de la UTA y acepta realizar reuniones periódicas para solucionar problemas; 6) las partes asumen “un compromiso de paz social”.

“Prácticamente hemos accedido a todos los puntos” planteados por los trabajadores, dijo Tomada, y volvió a reconocer “ciertos incumplimientos” en la liquidación de haberes por parte de Monsa.

Después de que el ministerio dictara el martes por la noche la conciliación obligatoria, el conflicto siguió ayer. Las partes se mantuvieron intransigentes. Los trabajadores dijeron desconfiar de que la empresa fuera a cumplir las órdenes de la cartera laboral y por eso mantuvieron la huelga: “Necesitamos que el ministerio tome medidas concretas sobre la compañía si ésta no acata las órdenes”, dijo Perticaro a Página/12. Por su parte, los directivos de Monsa aseguraron que la empresa no debe un centavo por malas liquidaciones de sueldos, como sostienen los choferes.

Más temprano, el ministro Tomada había reclamado a las partes que habilitaran “un escenario para generar la solución definitiva” en el que no podría haber “el grado de violencia que hubo en los últimos días” (por los incidentes que dejaron seis trabajadores heridos). La decisión de los choferes de prolongar la huelga, obviamente, no fue bien recibida. “Hay falta de voluntad desde las dos partes a solucionar el problema –dijo Tomada–. Los trabajadores tienen que aceptar la conciliación obligatoria.”

Durante el día, los choferes del 60 argumentaron que la continuidad de la huelga se debía a que “no nos habían notificado nada; para nosotros la decisión del Gobierno era puro rumor. Pero, además, tampoco la consideramos suficiente. Si ya se firmaron cinco actas del estilo de la elaborada ayer (por el martes a la noche) y la empresa no acató ninguna de las medidas”, se quejó Perticaro. En ese sentido, apuntó que la exigencia que llevarían al encuentro que comenzó ayer a la tarde sería que los funcionarios públicos “elaboren un acta en la que comprometan a la empresa bajo aviso de multas o de quita de subsidio, a pagar las deudas que mantiene con 1500 compañeros”. Anoche, al cierre de esta edición, debatían si aceptar o no la propuesta oficial de seis puntos.