EL PAíS › TENSIóN EN UDESO POR LA ALIANZA DE DE NARVáEZ CON RODRíGUEZ SAá
Francisco de Narváez intenta hacer equilibrio entre su nuevo aliado Alberto Rodríguez Saá y su todavía candidato a presidente, Ricardo Alfonsín. La ruptura de Udeso parece inevitable, pero nadie quiere oficializarlo antes de las elecciones.
› Por Sebastian Abrevaya
A Francisco de Narváez se le complica cada vez más lograr una convivencia armoniosa entre su flamante socio Alberto Rodríguez Saá y su candidato a presidente, el radical Ricardo Alfonsín. El gobernador de San Luis aprovecha cada declaración pública para criticar al líder de la UCR y, además, en cada aparición con el Colorado queda en evidencia que prefiere mostrarse con él y no con el radical. El puntano juega al límite, consciente de que confrontar con Alfonsín le sirve para tomar impulso hacia las elecciones. De Narváez le había pedido que sea más cuidadoso y le aclaró que no accederá a su pedido de decir públicamente que elegirá su boleta en el cuarto oscuro. Los radicales, algo resignados, se limitan a defenderse y a reclamarle a De Narváez por lo bajo. En el bunker del diputado empresario, en cambio, aún no definieron con quién y cómo será su cierre de campaña.
Nadie quiere convertir los hechos en palabras para no levantar más polvareda antes del domingo 23. Pero la ruptura de hecho entre De Narváez y Alfonsín es una idea que comenzó a gestarse el día posterior a las primarias de agosto, cuando en la provincia de Buenos Aires el radical sacó el 11 por ciento como presidente y De Narváez el 17 como gobernador. Es decir, un porcentaje de corte de boleta que hizo repensar al peronista disidente toda su estrategia. No se podía ya volver para atrás por lo que hicieron de todo menos eso. Cambiaron el color de la boleta, diferenciándola de la de Alfonsín, entablaron conversaciones con dirigentes del duhaldismo, que no llegaron a buen puerto por diferencias respecto de los cargos; no grabaron ningún spot televisivo con el hijo del ex presidente y “provincializaron” al máximo su campaña.
La decisión judicial que inhabilitó como candidato a gobernador bonaerense a Adolfo Rodríguez Saá generó inmejorables condiciones para avanzar en el acuerdo con el peronista. Los 6 puntos que sacó le servirán para arrimarse al 25/30 por ciento y aproximarse a los 32 puntos con los que le ganó a Néstor Kirchner en 2009.
Los radicales analizaron el caso, consideraron que sus electorados eran muy distintos y que no habría competencia entre ellos. Como beneficio, el acuerdo les traería una mejor performance de De Narváez y en consecuencia para los candidatos radicales locales, ya sea a intendente, legislador provincial o concejal. En definitiva, era una apuesta realista para no perder poder territorial en el distrito más poblado del país, pensando más en 2013 y 2015 que en el futuro político inmediato.
Lo que nunca imaginaron en la UCR es que, en cada declaración, Rodríguez Saá les tirara un dardo envenenado. “La crisis del radicalismo no me la pasen a mí. Yo no me meto, es un problema que resolverá la gente a quién vota. No tengo nada que ver”, afirmó el fin de semana. Y después de desmarcarse remató con la estocada final: “Respeto mucho al doctor Alfonsín, pero los candidatos están haciendo la plancha”. Como si fuera poco, el puntano metió el dedo en la llaga que más le duele al candidato, la actitud de los aspirantes a gobernador de la UCR, que piden abiertamente el corte de boleta.
Para resguardar la figura de Alfonsín salió a responderle uno de sus hombres de mayor confianza, el titular del comité bonaerense, Miguel Bazze. “En todo caso, Rodríguez Saá debería dedicar más atención a la situación que viven cientos de miles de habitantes en San Luis, más allá de la espectacular propaganda que despliega”, aseguró. Alfonsín lo había acusado días antes de ser funcional al Gobierno, intentando desgastar a un partido de la oposición.
“¿Por qué le vamos a exigir a De Narváez que tenga una lealtad que no tienen otros candidatos que son radicales de toda la vida y que llaman abiertamente a cortar boleta?”, pregunta uno de los operadores del alfonsinismo. Se trata de una alusión al mendocino Roberto Iglesias, cuyo eje de campaña es el jingle “cortá boleta, votalo a Iglesias”.
En una cosa sí coinciden radicales y peronistas disidentes: el momento para la autocrítica será después del 23. Por ahora intentan capear el temporal y llegar a las urnas sin que el barco se hunda.
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