EL PAíS › EL EX PRESIDENTE ANUNCIO SU RETIRO DE LA ACTIVIDAD POLITICA, LUEGO DE LAS SORPRENDENTES REVELACIONES SOBRE UN CONFLICTO BELICO
Vázquez anunció que dejaba la política por considerar sus declaraciones “inoportunas”. En Uruguay se especulaba con que buscaba generar un “Operativo Clamor”. El Frente Amplio ya anticipó que le pedirá que revea la decisión.
› Por Mercedes López San Miguel y
Fernando Cibeira
Luego de haber cosechado una ola de rechazos en ambas orillas del Río de la Plata, el ex presidente uruguayo Tabaré Vázquez pidió disculpas por sus sorprendentes –él las calificó de “inoportunas”– revelaciones sobre el análisis que hizo en 2006 de una posible guerra con Argentina y anunció su retiro definitivo “de la actividad política pública”. Tabaré emitió ayer un comunicado dando a conocer su decisión, que dijo haber tomado pese a que hizo un relato real de los acontecimientos. Pero él mismo reconocía que su aparición no ocurría en un buen momento, dado el esfuerzo que vienen haciendo los presidentes Cristina Kirchner y José Mujica para reencauzar el vínculo bilateral. El gobierno argentino continuó ayer sin hacer declaraciones echando un manto de piedad sobre el caso mientras que en Montevideo se preocuparon en subrayar que la gaffe de Tabaré de ningún modo afectaba la relación. “Las tensiones ya quedaron atrás y en los hechos se puede constatar”, remarcó el secretario general de la Presidencia, Alberto Breccia, a Página/12.
En Uruguay se especulaba con la posibilidad de que el renunciamiento de Vázquez busque generar un “operativo clamor” para rehabilitarlo, dado que es el dirigente del Frente Amplio mejor posicionado para llegar a la presidencia en 2014. De hecho, la mesa política del FA resolvió ayer pedirle a Vázquez que revea su postura. “A todos nos sorprendió la decisión de Tabaré Vázquez. El es uno de los principales referentes políticos. No podemos darnos el lujo de que se quede en su casa. Vamos a insistir para que a la brevedad vuelva a la política. Su actitud fue noble: reconoció y pidió disculpas al advertir que sus declaraciones fueron inoportunas. Eso demuestra su estatura política. No podemos dejar de reconocer su aporte para la historia del Frente Amplio y del país, puesto que fue el primer presidente de izquierda, un mandatario que por primera vez no era ni blanco ni colorado”, explicó a este diario el senador frenteamplista Rafael Michelini.
Carlos Baráibar, del partido Asamblea Uruguay –corriente del FA que lidera el vicepresidente Danilo Astori–, también suponía que el ex presidente podía reconsiderar su posición. “Tabaré no maduró el impacto que podían tener sus declaraciones y la significación de todo el episodio”, lo excusó.
En la oposición uruguaya, en tanto, le restaron credibilidad. “No le creo nada, ésa es la verdad. Desprestigia al sistema político al hacer estas cosas, todos sabemos que Vázquez no se retira de la política”, afirmó el senador Pedro Bordaberry, ex candidato presidencial del Partido Colorado. Igual de incrédula se mostró la diputada Ana Lía Pineyrúa, del Partido Blanco. “Que nadie se llame a engaño que Vázquez lo que quiere es salir de escena luego de la metida de pata y que lo vayan a buscar”, manifestó.
Nunca quedará en claro cuál fue el propósito de Vázquez al hacer semejantes revelaciones el martes pasado, al hablar ante un reducido grupo de alumnos del colegio Monte VI. Si supuso que sus dichos no trascenderían o si creyó que resucitar el conflicto con Argentina le vendría bien para instalarse nuevamente en el escenario político. El ex presidente confesó ante los azorados estudiantes que había evaluado con los jefes de las fuerzas armadas la hipótesis de un enfrentamiento militar con Argentina por el conflicto por las papeleras. También –y fue lo que más rechazos le generó– que había acudido a la secretaria de Estado Condoleezza Rice y al presidente norteamericano George Bush en busca de apoyo. Que lo obtuvo y que así consiguió “aplacar” los embates argentinos.
Luego del estupor inicial, la dirigencia de ambos países rechazó la revelación. La primera reacción de Tabaré fue insistir. “Ahora todos se rasgan las vestiduras y parece que todos se olvidan de que por el conflicto por Botnia sacamos el ejército a la calle”, sostuvo, en referencia al episodio de diciembre de 2006, cuando mandó soldados a custodiar Botnia ante una marcha de asambleístas de Gualeguaychú.
Pero, ayer, ante la avalancha de repudios y el impacto mediático que generó la noticia, optó por el paso al costado. Por la mañana, la senadora Lucía Topolansky, esposa de Mujica, había sostenido que Vázquez debía dar explicaciones. Entre otras cosas, porque ellos que formaban parte del partido gobernante nunca había sabido de los aprestos bélicos de Tabaré (ver aparte).
“Teniendo en cuenta las repercusiones que ha tenido la respuesta que diera a la pregunta de un asistente a la reunión que se llevara a cabo con ex alumnos del colegio Monte VI sobre el relacionamiento de nuestro país con la hermana República Argentina referida al tema Botnia, y a pesar de haber hecho un relato de lo realmente acontecido, considero que dichas declaraciones fueron inoportunas”, arrancó Vázquez su breve comunicado. Siguió: “Las hice teniendo en cuenta además las excelentes relaciones que felizmente hoy tienen nuestros dos países hermanos. De cualquier manera, y muy lejos de mis intenciones, las mismas pueden dañar esa relaciones, al proyecto político de la izquierda uruguaya y al propio Frente Amplio. Por todo ello presento mis excusas y anuncio mi retiro de la actividad política pública”.
El gobierno argentino continuó sin hacer declaraciones sobre el asunto. El gobierno uruguayo buscó despegarse de las revelaciones y reivindicó la estrategia de Mujica de optar por el camino del diálogo para remendar el vínculo bilateral. “Si usted me pregunta si hubiera preferido que el doctor Vázquez no hubiera hecho esas declaraciones, digo: sí, hubiera preferido que no las hiciera”, respondió ayer Breccia, el secretario de la Presidencia. Sin embargo, en diálogo con este diario, consideró que el hecho había tenido “excesiva repercusión mediática” y que “de ninguna manera va a afectar las relaciones entre Argentina y Uruguay. La situación de tensión es parte del pasado a partir de la vocación latinoamericanista de Mujica. No es retórico, es un hecho que se abra el paso del puente, que se acuerden monitoreos mutuos, que se haya inaugurado el tren binacional”.
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