EL PAíS › COINCIDENCIAS Y CONTRADICCIONES DE LA COBERTURA TELEVISIVA DEL TRIUNFO DE CRISTINA KIRCHNER
Pocos canales se abstuvieron de violar la veda para dar cifras después de las 18. En todos se resaltaba que los resultados eran “históricos”, aunque algunos intentaban ensombrecer el significado de la jornada: los canales jugaron sus propios partidos.
› Por Emanuel Respighi
Eran las 18 en punto cuando el reloj marcó el comienzo de una avalancha de zócalos televisivos que, con sinónimos y variantes mínimas, repetía una (no) noticia en continuado en los distintos canales de televisión. “Cristina reelecta”; “Sin novedad: Ganó Cristina”; “Histórica diferencia”; “La mayor diferencia con el segundo desde el ’83” fueron algunas de las leyendas y placas con las que los directores periodísticos de los distintos canales de TV abierta y de cable decidieron dar a conocer la victoria en la elección presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Si hasta El Trece, de viejos y actuales rencores con el Gobierno, no pudo resistir a la evidencia de los hechos y puso –aunque apenas duró unos segundos– un contundente “Cristina arrasa”. Violando la veda electoral, que prohíbe hasta tres horas después conocer resultados de encuestas y sondeos de opinión, la mayoría de las emisoras no sólo dieron a conocer la fórmula ganadora inmediatamente terminados los comicios, sino que muchos se animaron a dar datos según proyecciones, bocas de urna y sondeos. El único que se abstuvo de dar a conocer a un ganador hasta obtener los primeros datos oficiales, pasadas las 21, fue Canal 7.
Si la jornada de ayer fue la crónica de una victoria anunciada (por la contundencia del resultado de las PASO), la mayor expectativa de la ciudadanía y de los medios pasaba por saber por cuánta diferencia se iba a imponer la actual mandataria respecto del candidato presidencial que quedase en segundo lugar. Minutos después de las 18, la coincidencia era general: la diferencia con el segundo era “histórica”. Incluso, los análisis de los distintos columnistas sumaban información de peso sobre la magnitud de la victoria de Fernández de Kirchner: Luis Bruschtein, en el 7, hablaba de que la mandataria habría obtenido el mayor caudal de votos desde el regreso democrático; en Canal 26 deslizaban que por primera vez en la historia argentina la fórmula presidencial ubicada en el segundo lugar habría obtenido menos del 20 por ciento de los votos, y Reynaldo Sietecase (Telefe) y Edgardo Alfano (El Trece) analizaban la alta posibilidad de que el oficialismo alcanzara la mayoría en ambas cámaras del Congreso.
Pese a la fuerza incontrastable de los hechos, en El Trece y TN –transmitieron en dúplex– hacían su propia cobertura. A minutos de terminado los comicios, Marcelo Bonelli confundía un poco todo –incluso sus propios zócalos– aclarando que los datos que se conocían eran brindados “desde el kirchnerismo”, y que en la ciudad, Binner y la Presidenta peleaban “cabeza a cabeza”. No sería el único en la pantalla de El Trece y TN que intentaba eludir el apoyo que mucho más de la mitad más uno de la ciudadanía del país le daba al Frente para la Victoria: más tarde, Eduardo van der Kooy, en plena cobertura electoral, intentó “empiojar” la victoria oficial al analizar “La causa Schoklender y la Fundación Madres”, uno de los “iconos que estuvieron siempre muy cerca de Cristina Fernández de Kirchner”. En CN23 también hicieron lo propio, con un zócalo de dudoso gusto democrático y periodístico: “La tienen adentro”, se pudo leer durante unos segundos en su pantalla. Sergio Szpolski, el dueño del canal, salió luego a desmentir que eso hubiera ocurrido. Postales de una elección en la que los medios también jugaron su propio partido.
La prohibición que impone el artículo 44 (quarter) de la nueva Ley 26.571 de Democratización de la Representación Política, la transparencia y la equidad, acerca de no difundir encuestas y sondeos de opinión desde ocho días antes de los comicios hasta tres horas después, fue violada una y otra vez por buena parte de los canales de TV. Algunos lo hicieron directamente. Otros, apelando al eufemismo de “proyección”. Crónica TV fue más allá y sin temblarle el pulso echó mano de una de sus clásicas placas, ya no con la ubicación probable de las distintas fórmulas según los votos obtenidos, sino una con números porcentuales: “Cristina 55%, Binner 13%, Alfonsín 9%”. Antes de las 20, América también desafiaba a la ley, colocando en pantalla un “boca de urna” con los resultados “Cristina 54,3%, Binner 14,3% y Alfonsín 10,4%”.
En contraste, la TV pública se las rebuscó durante las tres horas sin resultados difundiendo y analizando datos históricos de las seis elecciones presidenciales desde el regreso democrático y transmitiendo desde los móviles ubicados en los diferentes centros de campaña de los distintos partidos. Además, un móvil desde la Plaza de Mayo mostraba cómo paulatinamente el tradicional centro de convocatoria porteño se iba colmando de alegres militantes del Frente para la Victoria. La placa “Los resultados oficiales estarán a las 21” contenía las imágenes de los festejos, que a medida que pasaban las horas se volvía cada vez más multitudinario y acalorado.
Conocedores de que a partir de las 21 las palabras le iban a dejar lugar a la realidad de las urnas, casi todos los candidatos salieron a hablar a partir de las 20 para intentar captar la atención de los medios antes de que fueran eclipsados por la gran ganadora de la jornada. El colmo de la cobertura fue, quizá, la decisión que pasadas las 20.30 tomó El Trece de cortar los discursos de Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde para darle paso a una entrevista con Karina Rabolini, para que María Laura Santillán le preguntara sobre cómo se sentía con la victoria de Daniel Scioli en la provincia y cuántos años llevaba al lado del gobernador reelecto.
Luego vendría la hora de la verdad, con los datos oficiales otorgándole un aplastante triunfo a CFK, ratificando las previsiones iniciales. Recién en ese momento, ajustándose a la ley, el 7 puso en pantalla un simple y lacónico “Ganó Cristina”. El discurso de la Presidenta reelecta, alegre y conmovida a la vez, fue el cierre de una jornada en la que el país real, traducido en los millones de votos que obtuvo el Frente para la Victoria, se fundió –aunque más no fuera a la fuerza– con el país virtual. Ojalá sea el comienzo de una nueva relación entre la realidad y el relato mediático. El pueblo, ayer, ya hizo lo suyo.
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