Sáb 29.10.2011

EL PAíS  › EL GOBERNADOR DE SANTA CRUZ, DANIEL PERALTA, RECORDó A NéSTOR KIRCHNER

“Era el gran conductor de este espacio”

El mandatario, que el domingo pasado obtuvo su reelección, habló con Página/12. Evocó la figura del ex presidente y destacó que los votos que obtuvo hacen de Cristina Fernández la “jefa natural” del peronismo. También repasó la situación política santacruceña.

› Por Nicolás Lantos

Desde Río Gallegos

El despacho de Daniel Peralta es amplio y luminoso: en uno de los extremos, el que está opuesto a su escritorio, hay un jardín de invierno por el que entra abundante sol; a un costado hay otro ventanal. La fotos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández alternan con imágenes religiosas y un par del mismo Peralta, además de un moderno televisor. En el mismo lugar en el que Kirchner trabajó a diario durante doce años, el gobernador de Santa Cruz recibió a Página/12 para dialogar sobre el legado del ex presidente, la situación en esa provincia y los orígenes del kirchnerismo.

–En los actos por el primer aniversario de la muerte de Kirchner se notó un evidente quiebre entre distintos sectores de la militancia local... ¿se nota mucho la falta de su mano para disciplinar?

–Obvio. El era el gran ordenador, el gran conductor de este espacio y sabía bien qué lugar darle a cada uno con la sabiduría de los que nacieron en la política y con visión de estadista. Los cruces son naturales, sobre todo por la movilidad política que hay en Santa Cruz desde el 2007 en adelante: no se olvide de que renunció un gobernador, renunció un vicegobernador, no fueron tiempos plácidos para la política acá. Eso obviamente deja huellas y espacios de discusión donde cada uno quiere hacer prevalecer su visión sobre el conjunto. Carlos Zannini lo describió muy bien cuando dijo que todos nosotros somos un poquito de lo que fue Kirchner. Al tratar de juntar todos esos poquitos vamos a llegar a entender algo de lo que Néstor quiso para Santa Cruz. No pienso sectorizarme ni enojarme con nadie, sino trabajar para que todos juntos podamos establecer, en el marco de las diferencias que existen, un proyecto colectivo para la provincia y que tiene que estar enmarcado en el proyecto colectivo nacional.

–Se habló mucho de que podría pasar algo parecido a nivel nacional...

–Estamos hablando de una escala muy distinta. El movimiento nacional es muchas cosas e incluye gente que no piensa como noso-tros, pero se suma a un proyecto colectivo de desarrollo del país, de poner en valor nuestros recursos. El peronismo siempre necesitó de un jefe y a Cristina el 53,9 por ciento de los votos que tiene la hacen jefa natural. A ella no sé si le gusta que le digan jefa, es una mujer que a esta altura de su vida ya está más para pensar en las generaciones que vienen y en ver qué legado le deja a la posteridad. Pero es naturalmente la conductora del proceso. Y creo que bajo esa conducción entramos todos.

–¿Qué diferencias había entre el Kirchner intendente y gobernador y el presidente?

–Absolutamente ninguna. Lo que sí, un gran progreso en su mirada de estadista no sólo sobre la Argentina sino sobre toda Latinoamérica. El hombre fue siempre igual, siendo militante, intendente, gobernador o presidente. Siempre firmó con la Bic, se detenía en la calle a saludar a la gente. Y siempre tuvo mucha voluntad para reafirmar sus ideas, muchas veces en soledad, porque en definitiva las decisiones fundamentales que tomó siempre se salieron de lo que se esperaba.

–A él se le criticó en su momento el sistema electoral que implementó acá y que sigue vigente, porque permite acaparar mucho poder...

–Se trata de una provincia difícil de gobernar. Lo de la ley de lemas y lo de incorporar un diputado por pueblo fue muy acertado. Ahora cada pueblo tiene un diputado y el resto se eligen por sistema D’Hont. Si el radicalismo, que tanto critica, hubiese ganado la elección hubiésemos tenido una Cámara adversa. Si tenemos 22 diputados de 24 no es por obra y gracia de la naturaleza sino porque ganamos la elección legislativa y ganamos en los pueblos. También recuperamos el diputado nacional, que no tiene ley de lemas. La oposición critica la ley de lemas pero tuvo más sublemas que nosotros. Si los partidos funcionan, la ley de lemas no es una mala herramienta. Y la reelección indefinida puede ser una herramienta útil, pero sin los votos no sirve para nada. Cuando la gente vota, vota bien. Esta es una provincia que ha vivido históricamente conflictos muy fuertes, y se tomaron las medidas necesarias para darle mayor estabilidad.

–Este año hubo dos conflictos que trascendieron a nivel nacional. ¿Tuvo eso que ver con que en una elección histórica para el kirchnerismo usted ganara por pocos puntos?

–Tuvimos dos conflictos durísimos: el docente y el petrolero. Hemos perdido fortunas; entre enero y junio Santa Cruz dejó de producir ocho millones de barriles de crudo y un millón ochocientos mil metros cúbicos de gas. Esos conflictos dañaron y muchos de los dirigentes que estuvieron al frente de esos conflictos formaron parte de las listas de la oposición. Ahí tenés el caso de Eduardo Sosa, que casi motivó la intervención de Santa Cruz, fue candidato del ARI ahora: sacó apenas poco más de cuatro mil votos. Kirchner hizo su último acto en esta provincia en el boxing, con 15 mil personas y con todos los gobernadores para respaldarme y ahora se ve que tenía razón: lo que Sosa quería era dañar políticamente al kirchnerismo avasallando la Constitución provincial. Hubo mucha politización de los conflictos de Santa Cruz.

–Como gobernador de una provincia petrolera y minera, ¿qué opina de la medida que tomó la Presidenta respecto de las divisas surgidas de esas actividades?

–Muy buena, la obligación de liquidar las divisas en el país permite recuperar parte de la renta que las operadoras petroleras y mineras se están llevando, sin violar la seguridad jurídica de los que hicieron las inversiones. Es una medida inteligente y a la vez una medida de fondo basada en un modelo que necesita estabilizar sin habilitar la especulación.

–Uno de los fenómenos del kirchnerismo fue la explosión de la militancia juvenil, ¿esto ya sucedía aquí cuando Kirchner gobernaba?

–Acá éramos todos kirchneristas, los jóvenes, los adultos, los viejos. Después, cuando llega a la Presidencia, peleó por convicciones que los pibes tenían y se sintieron representados por eso. Pero hay que tener cuidado: a mí me parece que hay una demonización del ingreso de los jóvenes a la política. Yo creo que hay que tener cuidado porque eso genera resquemores de un lado y del otro sobre cosas que muchas veces no existen. Acá siempre hay que trabajar en la búsqueda de los equilibrios. Puede haber gente a la que le guste que se incorporen nuevos sectores a la política y gente que tiene miedo de esto. Pero todos formamos parte de un proyecto colectivo que encabeza Cristina.

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