Por Felipe Yapur y Eduardo Tagliaferro

Tras una larga y por momentos tediosa lectura del dictamen, la Comisión de Asuntos Constitucionales recomendó ayer la exclusión de Luis Barrionuevo del Senado. En el mismo momento en que esto ocurría y luego de un extenso y acalorado debate, el bloque de senadores justicialistas le dio garantías al gastronómico de que tendría los votos necesarios en el recinto para rechazar la acusación. Todo indica que, durante la sesión prevista para esta tarde, el catamarqueño obtendrá la cobertura piadosa de la mayoría oficialista para continuar sentado en su curul hasta el 10 de diciembre, fecha en la que caduca su mandato. Así las cosas, el debate de hoy se prevé caliente y cruzado por la presencia de barras que responden al dirigente de Chacarita y a un grupo de organizaciones no gubernamentales (ONG) que concurrirán para exigir la expulsión del sindicalista.
La comisión que preside la santacruceña Cristina Fernández de Kirchner comenzó con cierto retraso. La ausencia de legisladores del PJ fue la causa. Estos estaban ocupados en otro tema: unificar la posición del bloque para la sesión. Con el quórum estricto comenzó la lectura de un extenso dictamen en que se repasaba lo actuado por la comisión y se evaluaban las pruebas que presentaron la acusación y la defensa. Junto a Kirchner se sentaron aquellos que habían anunciado su decisión de firmarlo. Esto es, los radicales Raúl Baglini, Eduardo Moro, Carlos Prades, Jorge Agúndez, el bussista Pablo Walter, Vilma Ibarra, del Frente Grande, y la peronista de San Luis, Liliana Negre. Cuando promediaba la lectura del dictamen se sumó el justicialista chubutense Marcelo Guinle, quien sorprendió a varios cuando anunció su decisión de firmar la exclusión.
A lo largo de la jornada, Kirchner tuvo que lidiar con distintos tipos de presiones. Primero fue el jefe de la bancada oficialista, Miguel Pichetto, quien pretendió adelantar para la mañana la reunión de la comisión. De esta manera buscaba restarle impacto mediático y menguar la asistencia teniendo en cuenta que Baglini estaba regresando de la reunión del Banco Interamericano de Desarrollo que se realizó en Europa. No tuvo éxito. Tampoco lo consiguió el mendocino, que pretendió, por otros motivos, aplazar el encuentro.
“El compromiso con el peronismo es no dejarse arrastrar corporativamente. No hagamos en el Senado lo que pasó en Catamarca”, dijo la santacruceña a Página/12 como mensaje a sus compañeros de bancada, que estaban en ese momento reivindicando la defensa incondicional de uno de los suyos por sobre la acusación de inconducta.
Las presiones no estuvieron dirigidas exclusivamente a Kirchner. Por caso, la ministra de Trabajo y esposa de Barrionuevo, Graciela Camaño, desde el lunes mantuvo comunicaciones con varios legisladores. “Sabés que a vos también te puede pasar” y “nosotros valoramos algunos gestos como la lealtad”, fueron algunas de las sutilezas y no tanto que escucharon algunos senadores de la boca de la ministra.
La conducción del bloque también estuvo muy activa. Pichetto tuvo a su cargo el “ablande” de los indecisos. Y, según confiaron a este medio varios senadores, la gestión fue “exitosa” para los intereses de Barrionuevo. Sobre todo porque habrían conseguido los votos necesarios para desactivar el embate de la oposición. Los justicialistas aseguran que esta tarde estarán presentes 37 legisladores, de los cuales 31 votarán en contra de la exclusión. Esto complica las intenciones de la oposición, ya que para aprobar el dictamen es necesario el voto favorable de los dos tercios de los presentes. Es decir, cuantos más legisladores estén en sus bancas, mayor es la cantidad de votos requeridos.
Hasta ahora los justicialistas que apoyarán la exclusión son sólo seis: Kirchner, Negre, Guinle, Nicolás Fernández (Santa Cruz), Raúl Ochoa (SanLuis), Roxana Latorre (Santa Fe). Probablemente se sume María Cristina Perceval. Esta última está complicada, ya que integra la mesa de conducción del bloque que está jugada con la protección de Barrionuevo.
El apoyo mayoritario del justicialismo tiene como principal causa el espíritu de cuerpo y la necesidad de no ceder ante la oposición. Esto se notó ayer durante la reunión que el bloque mantuvo al mismo tiempo que se encontraba reunida la Comisión de Asuntos Constitucionales. Si bien la mayoría fue expresándose a favor de la defensa del “compañero gastronómico”, esto no impidió que se escucharan algunas críticas. El más duro fue Eduardo Menem, quien reiteró su decisión de evitar la condena pero al mismo tiempo exigió que “el Gobierno se juegue, que se involucre. No puede ser que nosotros defendamos a Barrionuevo y mañana (por hoy) nos critiquen por ello. Además, no hicieron nada por frenarla a Cristina”.
Mientras el riojano exigía mayor compromiso del Ejecutivo, la duhaldista Mabel Müller –cuya voz es casi desconocida en el recinto– no dejó de hacer operaciones matemáticas. La bonaerense, junto a Pichetto, se encargaron de “puntear” los porotos. Al final de la reunión, la sonrisa de ambos presagiaba un resultado favorable.
Barrionuevo presenció buena parte de la reunión de bloque. Con ansias esperaron su discurso. El catamarqueño no defraudó a la jefatura del bloque que le había pedido mesura. Sus palabras fueron cautas y para nada agresivas. Es más, hasta se comprometió a meditar la recomendación de retirarse del recinto una vez que lea su descargo. Lo que está fuera de discusión es la posibilidad de que junto a él se retire la barra que lo acompañará.
Si todo sale como el oficialismo prevé, los senadores seguirán en falta. Hace doce años, los diputados expulsaron del cuerpo al catamarqueño Angel Luque por mucho menos que lo ocurrido el pasado dos de marzo en esa misma provincia.