Vie 28.03.2003

EL PAíS  › CARLOS MENEM FILMO UN SPOT EN EL COUNTRY MAYLING

Hadad volvió a su viejo amor

El campo de golf que da a los fondos de la casa del empresario Daniel Hadad, quien amasó su fortuna al calor del menemismo, fue el escenario para el aviso que filmó el ex presidente.

› Por Diego Schurman

Diligente y de buen talante, recorre el césped. Detrás, el verde fulgurante de la cancha de golf. La cámara registra cada movimiento. Carlos Menem repite la toma. Nada extraño para un corto de campaña. Salvo por un detalle: la escena se produce en el fondo de la casa de Daniel Hadad, en Mayling, un exclusivo country de Pilar. Es el corolario de un “encuentro de reconciliación”. El empresario de medios acababa de hacer las pases con el ex presidente.
Menem y Hadad se habían distanciado en las últimas semanas. Diferencias económicas y algunas muestras de celos con la familia Vigil, con quien comparte sociedad en Canal 9 gracias a una intervención del ex presidente, fueron las aparentes causas del problema.
La manera con la que el creador de “Después de Hora” explotó una encuesta, donde se analizaba el alto porcentaje de rechazo a Menem, fue apenas la punta del iceberg de un conflicto que amenazaba con profundizarse.
–Nos está matando –se quejaron los menemistas.
–Hubo algún problemita, nada más. Lo que pasa es que los que rodean a Menem son más papistas que el Papa –reconoció ante los íntimos Hadad.
La última semana circularon versiones sobre el frío trato que el ex presidente le dispensó al empresario durante el cumpleaños de Gerardo Sofovich. Menem llegó al restaurante con Constancio Vigil. Al rato, Hadad y su mujer, Viviana Zocco, emprendieron la retirada. Todos tenían asignada la misma mesa.
Fuentes menemistas aseguraron que el empresario apeló a Oscar Salvi para poner paños fríos. El abogado es amigo y ex socio de Hadad en varios emprendimientos, además de defensor de Menem en la causa armas. Nadie pudo confirmar la misión de paz de Salvi. De todos modos, se confirmó que los amigos enfrentados se encontraron. Y se reconciliaron.
Cerca de Hadad informaron a Página/12 que existió una reunión con Menem en el Hotel Presidente. Pero que ésta ocurrió el último sábado, que no duró más de 15 minutos y que hicieron un análisis de los próximos comicios. Los menemistas dieron más letra: que el miércoles ambos se juntaron nuevamente en ese hotel céntrico. Y que de allí partieron, con custodia discreta, hacia Mayling.
Nadie sabe qué conversaron en los 60 kilómetros que separan Buenos Aires de Pilar. Y mucho menos lo que se dijeron durante el almuerzo que Hadad, en su carácter de anfitrión, le ofreció a Menem en su generosa casa de fin de semana. En rigor de verdad, hay un testigo de lujo: Ramón Hernández, el inseparable secretario privado del ex presidente.
Fuera de la casa el que cobró protagonismo fue Ramiro Agulla. El publicista hizo furor durante la campaña presidencial de Fernando de la Rúa con aquel “Dicen que soy aburrido”. Otro éxito de Agulla: “La llama que llama” de Telecom. El miércoles, a la estrella de los “sushi” delarruistas se lo vio trabajando denodadamente en el corto que el menemismo exhibirá en TV.
Menem se prestó para el trabajo desde la media mañana hasta las 4 de la tarde. También hubo tiempo para una sesión fotográfica. No hubo demasiados curiosos en esa soleada jornada.
La historia indica que Hadad llegó a Menem a través de un puente de oro: Alfredo Yabrán. El fallecido empresario telepostal tuvo un papel protagónico en la vida del periodista. Lo respaldó económicamente. Y le habilitó un trato personal con su mano derecha, Héctor Colella, que devino en amistad. A tal punto que Lorena Colella, hermana del empresario, fue productora de Hadad.
Desde el poder, uno de los primeros que vinculó públicamente al periodista con los negocios de Yabrán fue Domingo Cavallo. Menem, que se llevaba a las patadas con su ministro de Economía, le respondió con el decreto 374/95 que otorgó la concesión de Radio Municipal –hoy Radio 10– a un grupo empresarial encabezado por Hadad, su mujer, Salvi y Marcelo Tinelli.
El último gran emprendimiento del empresario periodístico, que nunca ocultó su paso por la Quinta de Don Torcuato cuando Menem cumplía arresto domiciliario, fue la adquisición del Canal 9. Hoy es dueño del 50 por ciento de la emisora, 25 por ciento de Radio Diez y la tercera parte de La Red, en sociedad con Daniel Vila y Carlos Avila.
Si bien suele renegar de su pasado menemista, en un reportaje de la revista Noticias, de enero pasado, demostró que donde hubo fuego cenizas quedan: “Las ideas con las que me identifico son las de Ricardo López Murphy, es el tipo más formado y honesto y sabe para dónde va el mundo. Pero si mi vieja no lo vota, entonces no gana. El poder en la Argentina es el peronismo”.

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