EL PAíS › EN LAS SEGUNDAS LíNEAS DE LOS MINISTERIOS TAMPOCO HABRá CAMBIOS SIGNIFICATIVOS
La idea es ratificar la línea que se llevó hasta ahora. Por eso en cada cartera los cambios de nombres se limitarán al mínimo necesario. Hay algunos lugares clave por cubrir, como la Secretaría de Comunicación Pública, que deja vacante Juan Manuel Abal Medina.
› Por Nicolás Lantos
“Como es arriba, es abajo”, dice un principio de la astronomía que se atribuye a Hermes Trismegisto: la máxima milenaria no perdió vigencia y podría aplicarse también a la política argentina. Así como, arriba, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dio un fuerte mensaje de continuidad política al confirmar a casi todo su gabinete para comenzar su segundo mandato, abajo, en cada uno de los ministerios, se seguirá una receta similar, reduciendo los cambios de nombres al mínimo necesario y ratificando la dirección que se viene llevando hasta ahora y gracias a la cual el Frente para la Victoria logró superar el 54 por ciento de los votos en las elecciones de octubre. Al menos eso es lo que se desprende de las primeras declaraciones que hicieron los funcionarios, al ser confirmados en sus cargos. De todas formas, no todas las incógnitas están resueltas: quedan por cubrirse algunos lugares clave, como el reemplazo de Juan Manuel Abal Medina en la neurálgica Secretaría de Comunicación Pública aunque las versiones que circulaban en la Casa Rosada coincidían en colocar allí al subsecretario y vocero presidencial Alfredo Scoccimarro.
Las novedades del martes llegaron a los ministerios apenas un rato antes de que fuesen dadas a conocer públicamente, por lo que la tarde de ese día y la jornada de ayer se dedicaron a acomodarse al nuevo escenario (de mudanza, en contados casos, de ampliar el horizonte de trabajo, en la mayoría) y a comenzar a confirmar los equipos de segundas y terceras líneas que asumirán o reasumirán este sábado, por exigencia presidencial. “Cristina no quiere perder ni medio día de trabajo”, grafican en la Casa Rosada ante la consulta de Página/12. Como un espejo de lo que se vivió durante los últimos días, tampoco ahora nadie quiere arriesgar pronósticos: por más que cada ministro tenga su equipo en la cabeza, “cada nombramiento tiene que pasar por el despacho de la Presidenta para que le dé el visto bueno”, confirmaban.
“Cuando la Presidenta habla de sintonía fina, habla de ajustes, pero no en términos de estrechez económica, sino en la mejora de las políticas”, sostuvo ayer el ministro de Educación, Alberto Sileoni, que –curiosamente– sería uno de los que más cambios impulse para este nuevo mandato. Uno de ellos es obligado: la mendocina María Inés Vollmer, quien se desempeña como secretaria de Educación (en la práctica la número dos de la cartera), volverá a su provincia para asumir como directora general de Escuelas del gobernador Paco Pérez. También habría cambios en otras secretarías clave, como la de Políticas Universitarias, hasta ahora a cargo de Alberto Dibbern, y el representante en el Consejo Federal de Educación, Domingo de Cara.
Pero el caso de Educación es una excepción: quitando la Jefatura de Gabinete, donde desembarca un nuevo equipo (y todavía no hay novedades sobre quién ocupará cada lugar), en el resto de los ministerios no habría grandes volantazos. Ni siquiera en Economía y en Agricultura, ya que los nuevos ministros de esas áreas provienen de la estructura que ya estaba trabajando allí y, al menos durante una primera etapa, la mantendrían. Así lo confirmó en su caso el designado ministro de Agricultura Norberto Yauhar, que afirmó que no habrá mayores cambios, más allá de algunas asesorías, en esa cartera. “Somos compañeros de trabajo y de pensamiento”, se justificó el chubutense. El único trueque que tiene en vista es el de Haroldo Lebed, actual director de Emergencia y Desastre Agropecuario, que pasará a ocupar la Secretaría de Relaciones Institucionales.
En tanto, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, --quien confirmó a todos sus secretarios- ayer sentó algunas pautas de cuáles serán las prioridades para su nuevo mandato. Entre otras consignas, mencionó la sanción de una nueva Ley de Riesgos de Trabajo, “que es reclamada tanto por empleadores como por trabajadores” y otras que lleven al “abandono de la precarización laboral, dejar de lado esquemas laborales como el de trabajadores en casas particulares o de los trabajadores rurales, o de talleres clandestinos”, entre otros casos. “Seguiremos con la profundización de la protección social y el diálogo, y los trabajos para la capacitación y la formación de trabajadores tras muchos años de abandono”, agregó el ministro, que también confiaría en su actual equipo sin grandes cambios para afrontar la nueva etapa.
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