EL PAíS › LA PRESIDENTA CRISTINA KIRCHNER HIZO SU PRIMERA APARICIóN PúBLICA DESPUéS DEL ANUNCIO DE SU ENFERMEDAD
CFK bromeó con el vicepresidente Amado Boudou, que la reemplazará durante su licencia (“guarda con lo que hacés”) y sobre su presencia en una cumbre de presidentes que vencieron al cáncer: “Voy a pelear la presidencia honoraria”.
› Por Nicolás Lantos
“Prudencia, equilibrio y contribución”, fue el pedido de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a todos los que tienen responsabilidades políticas en la Argentina, de cara a la intervención quirúrgica a la que deberá someterse el miércoles que viene, a causa de un carcinoma papilar en la glándula tiroides que le fue detectado la semana pasada. Con su humor intacto, y ante la presencia de dieciséis gobernadores y casi todo el gabinete nacional, la mandataria hizo su primera presentación en público luego de que se conociera su enfermedad y no hizo concesiones excusada en su salud: además de anunciar la prórroga del período de gracia para el pago de la deuda de las provincias, que era el motivo por el que había convocado al acto, continuó dando detalles acerca de qué es de lo que habla cuando habla de “sintonía fina”, pidió apoyo a todos los sectores y hasta se permitió algunas ironías dedicadas al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, a quien le solicitó que acelere el traspaso del subte. Según pudo saberse durante el día, en comunicaciones con otros mandatarios de la región, aseguró que su cáncer “es moderado” y que se siente “muy bien”.
El Salón de la Mujer de la Casa Rosada estaba repleto cuando, doce minutos después del mediodía, con más de media hora de retraso respecto de lo anunciado, llegó Cristina Fernández de Kirchner, que fue recibida por un aplauso cerrado que se prolongó durante más de un minuto. “Nunca hay tanta gente y tantos periodistas para un anuncio de esta naturaleza”, bromeó un rato más tarde, frente a los micrófonos: fue el primero de muchos chistes que deslizó a lo largo de su discurso, cuando se esperaba otro tono después de que se conociera la noticia de la enfermedad. Durante la primera parte de su exposición no había hecho ninguna referencia a ese tema.
Junto a ella se habían sentado el vicepresidente, Amado Boudou, y la presidenta provisional del Senado, Beatriz Rojkés de Alperovich, en una mesa que también ocupaban el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el ministro del Interior, Florencio Randazzo, y el canciller Héctor Timerman. El resto de su gabinete estaba al otro lado de la sala, junto a dieciséis gobernadores y un vice (el de Tierra del Fuego) de las provincias endeudadas beneficiadas por la prórroga que se anunció ayer.
Entre el público se destacaba la presencia de casi toda la mesa de conducción de La Cámpora, el secretario de Comercio Interior, legisladores como el titular del bloque de senadores del Frente para la Victoria, Miguel Angel Pichetto, y el diputado Carlos Kunkel, la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont; el secretario general de la UOM, Antonio Caló, y el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. Muchos de ellos recibieron allí otra mala noticia: CFK les pidió a sus funcionarios que no se tomen vacaciones para colaborar con Boudou durante los veinte días que deberá hacerse cargo del Ejecutivo.
Llamó la atención entre los que participaron del acto el entusiasmo que exhibió ayer CFK. Nunca, se comentaba en el lugar, desde la muerte de Néstor Kirchner, se la vio así, excepto, quizá, la noche del 23 de octubre, cuando festejó su histórica victoria bailando en Plaza de Mayo. Durante la ceremonia de firma del acuerdo con las provincias se la pasó intercambiando comentarios al oído y sonrisas cómplices con Boudou y Rojkés de Alperovich. También bromeó con varios de los gobernadores cuando se acercaban a donde estaba. Durante el discurso, se dio el gusto de hacer chistes sobre aliados cercanos como Boudou, ex aliados como Julio Cobos, opositores como Macri y dirigentes de otros países como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el venezolano Hugo Chávez, que también están combatiendo el cáncer.
“Cómo la biología enseña derecho constitucional más que los jurisconsultos, ¿no? Porque durante buena parte de mi gestión, fundamentalmente a partir de julio de 2008, casi se planteaba que era una obligación que el vicepresidente disintiera con la Presidenta. Fue un caso único en el mundo –recordó, haciendo referencia a la enfermedad–. Miren qué importante es que el vicepresidente piense lo mismo que quien ha sido elegido para conducir un país.” Ahí giró la cabeza a su derecha para buscar con la vista a Boudou y, con una sonrisa, completó: “Así que guarda con lo que hacés”. La relación entre empresarios y trabajadores también estuvo en su charla cuando los convocó a “tener equilibrio” y “aprender a diferenciar” entre “beneficios y rentabilidades extraordinarias” y entre “derechos y aristocracias dentro de loos propios asalariados”. “Cuando se empiezan a utilizar determinados métodos –agregó–, una tiene la sensación de que están peleando por privilegios y no por derechos.”
También dejó caer una ironía sobre Macri, cuando anunció que canceló sus vacaciones para llevar a cabo la intervención: “No me iba a ir Italia ni a ningún crucero, ninguna cosa rara, me iba a ir a mi casa en El Calafate, porque yo descanso en mi casa, en El Calafate, y otros son más suertudos que yo y se van cada tanto de vacaciones, y yo no”. En agosto, cuando la Presidenta se impuso en las primarias, se difundió que el jefe de Gobierno porteño la llamó desde un barco de lujo.
Por último, hizo referencia a la reunión –con la que amenaza Hugo Chávez desde que le diagnosticaron su enfermedad– entre líderes sudamericanos que pasaron por una experiencia similar a la suya: los brasileños Lula y Dilma Rousseff, el paraguayo Fernando Lugo, además del mismo Chávez, el primero en comunicarse con ella una vez que se difundió la noticia. A él se dirigió durante su discurso para bromear sobre la idea de hacer una cumbre entre todos los líderes latinoamericanos que vencieron el cáncer: “Vos y tu congreso, tu convocatoria a esos congresos, pero te aclaro que te voy a pelear la presidencia honoraria a vos y a todos”.
El discurso concluyó con un llamado a todos los sectores para que la ayuden durante el trance. “No para mí, sino para este país”, aclaró, porque una persona no puede hacer todo. “Aunque esa persona ponga su salud al servicio del país, no alcanza; necesitamos que todos pongan su parte, para llegar a los 40 millones.” De todas formas, hizo una promesa: “Seguiré trabajando como siempre con el mayor de los compromisos y les agradezco todo lo que puedan hacer por la Argentina, nada más que por la Argentina, por ella es por la única que pido”.
Después de terminar, y rodeada de aplausos, la Presidenta dejó la habitación y recorrió unos pocos metros hasta el Salón Blanco de la Casa Rosada, donde hizo entrega de los sables a los oficiales que ascendieron la semana pasada con la aprobación del Senado. Como el jueves viajará al Sur a pasar Año Nuevo con su familia, ése, probablemente, haya sido su último acto público antes de la intervención y el posoperatorio que la alejará de su rol hasta el 24 de enero.
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