EL PAíS › MAURICIO MACRI LLEVA VETADAS 84 LEYES DESDE EL COMIENZO DE SU GESTION
Entre las últimas leyes anuladas se cuenta la que prorrogaba el régimen de protección para las empresas recuperadas, una jubilación para los músicos y la ampliación de la red sonora de semáforos para ciegos. Cortocircuito con sus legisladores.
› Por Werner Pertot
A los vetos. Mauricio Macri lleva vetadas 84 leyes desde el comienzo de su gestión. Sus eventuales segundos –que ocupan su lugar mientras está de viaje– suman otros diez vetos más. La oposición porteña, del kirchnerismo a la Coalición Cívica, pasando por Proyecto Sur, repudió la última seguidilla de vetos del procesado jefe de Gobierno. Señalan que la mayoría de las leyes tenían un fin social o beneficiaban a sectores desprotegidos. También advierten que la mayoría de esas normas habían sido aprobadas por el PRO, cuando no fueron incluso propuestas por los propios macristas. En sordina, en el bloque PRO se quejan de la compulsión al veto de su líder y el costo político que viene teniendo.
El veto es una facultad del Poder Ejecutivo, ante la cual la Legislatura puede aceptar las modificaciones o insistir con la ley original. Como en ese último caso hace falta una mayoría de dos tercios se vuelve virtualmente imposible revertir un veto (el macrismo tiene 28 bancas de las 60). Desde la autonomía de la ciudad hubo 245 vetos. Un tercio le corresponden a la gestión PRO. Fernando de la Rúa tuvo 40 como jefe de Gobierno, a los que deberían sumarse otros cuatro de Enrique Olivera. Aníbal Ibarra vetó 93 leyes: 48 en su primer mandato y 45 en lo que fue de su segundo al juicio político en el que fue destituido. Jorge Telerman completó ese período con otros 37. Macri está empezando su segundo mandato y ya acumula 84 vetos, a los que se suman otros diez firmados por sus segundos al mando mientras el jefe de Gobierno estaba de viaje.
Los datos surgen de un informe elaborado por el equipo técnico del senador Daniel Filmus. En él, afirman que en 2010 Macri alcanzó el record histórico de la ciudad en materia de vetos: 36 en un año. Ese período coincide con el momento en que Proyecto Sur llegó a ser segunda minoría en la Legislatura. En enero de 2011, Macri tuvo doce vetos en una semana. Este verano parece haber decidido seguir con esa misma costumbre.
La última saga de vetos despertó una crítica unánime de los opositores porteños. Entre las últimas leyes anuladas por Macri se cuenta la que prorrogaba el régimen de protección para las empresas recuperadas, una jubilación para los músicos y la ampliación de la red sonora de semáforos para ciegos. Macri también vetó la ley que impedía la venta de medicamentos en kioscos, bares y supermercados. En realidad adhería a la ley nacional, que votaron los diputados macristas. Déjà vu: vetó otra norma que obligaba a publicitar un régimen de pasajes gratuitos para personas con discapacidad, implementado por otra ley nacional que también votó el PRO en el Congreso. Esto no parece causarle mucha gracia al bloque que conduce Federico Pinedo. “¿Setenta y pico de vetos? ¿Muchos, eh?”, afirmó el jefe de bloque en un reportaje de Página/12 el año pasado. En lo personal, dijo que lamentaba el veto a la reducción de polución visual.
El veto a la ley de medicamentos va en línea con el primero de los que firmó Macri: fue el 29 de diciembre de 2007, cuando anuló la creación de un Laboratorio Estatal de Producción de Medicamentos.
Según el equipo de Filmus, el 90 por ciento de las leyes vetadas habían sido avaladas por la bancada del PRO. Esa situación trajo no pocas críticas internas y peleas a los gritos entre legisladores y funcionarios macristas. “A Mauricio lo aconsejan para el carajo”, dicen desde la Legislatura y le apuntan al secretario legal y técnico, Pablo Clusellas.
“Tiene menos cintura política que un pollo. Además, los ministros ni se fijan en las leyes que se están votando. La ley de semáforos para ciegos había tenido un informe de la Copidis, del Ejecutivo, altamente favorable. No tiene sentido el costo político que tienen esos vetos”, critica un legislador macrista. Y no es el único.
“No hay un debate serio en la Legislatura: muchas veces no tienen argumentos y lo votan positivamente, total ya está arreglado el veto”, interpreta Filmus. “La mayor parte de las leyes tienen su explicación en evitar gastos hacia sectores desprotegidos. Una de las leyes era para que los trámites para ciegos se hagan con Braille y él la vetó. Decía que el costo no ameritaba la gente que lo iba a usar”, recordó el senador, quien concluyó en que “hay un desprecio total por la institucionalidad”.
El bloque que conduce Juan Cabandié se sumó a las críticas con un comunicado firmado por sus ocho legisladores. Allí, consideraron que el veto “esconde detrás de aparentes discusiones técnicas que claramente responden a una profunda ideología elitista y a la incapacidad del macrismo para buscar soluciones reales a los problemas de los porteños”.
“Macri es el gran vetador. Veta no sólo desoyendo la voz de la Legislatura, sino de su propio bloque. Está vetando todas leyes que contaban con la aprobación unánime de la Legislatura, incluso del PRO”, insistió Ibarra, quien forma un interbloque con los kirchneristas.
El jefe del bloque de Proyecto Sur, Julio Raffo, tuvo la particularidad de enviar una serie de comunicados, todos titulados: “El Capitán Veto”. En la última edición –“El Capitán Veto ataca de nuevo”– Raffo exigía que “el Ejecutivo se autolimite en el uso de esa facultad por cuanto el abuso choca contra el espíritu constitucional”. “Parece que hubiera un ensañamiento con los más débiles y, en otro orden, un reiterado desprecio por la cultura”, sostuvo Raffo sobre otro veto de Macri al rescate del ex cine Aconcagua para que funcionara como un centro cultural.
En el área de vivienda, Macri se destacó por vetar la prórroga de la emergencia habitacional el 13 de enero de 2011, es decir, a pocos días de los incidentes del Parque Indoamericano. “Es el reconocimiento del Estado que no cumple con lo necesario para resolver la crisis habitacional. La Legislatura reconoce el problema y genera política pública y Macri la veta”, señaló Rocío Sánchez Andía, legisladora de la Coalición Cívica-ARI. La ley prohibía los desalojos en inmuebles de la ciudad que no fueran ulilizados como espacio público. “No veta cualquier cosa: veta un cine barrial, la jubilación a músicos, un subsidio a un organismo de derechos humanos, como la APDH”, interpretó Sánchez Andía.
En materia de transparencia, Macri tuvo un oportuno veto parcial a la regulación de la publicidad oficial, que había impulsado el dirigente de Colectivo por la Igualdad Facundo Di Filippo. “Lo que habíamos logrado era que no utilizara los colores que utiliza la gestión para la campaña del partido”, recordó Di Filippo. ¿Qué vetó Macri de esa ley? Sólo los artículos que establecían la prohibición de incluir las imágenes de los funcionarios en la publicidad oficial y de no emitir publicidad oficial en el mes previo a las elecciones. Cuando el amarillo inundó la ciudad y los globos se repitieron en actos partidarios y oficiales.
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