EL PAíS › LA PELEA ENTRE LAS FACCIONES DE LA BARRA DE CHICAGO
Hinchas violentos, luchas de poder y connivencia de los dirigentes forman un cóctel explosivo, que le costó la vida a Agustín Rodríguez y amenaza con extenderse más.
› Por Ariel Greco
La violencia volvió a atravesar la vida social de Nueva Chicago. El asesinato de Agustín Rodríguez colocó al club de Mataderos en las primeras planas, pero no se trata de un hecho casual: la violencia es un lugar común en una institución con una barra brava dividida en tres facciones, que no pueden convivir en una misma tribuna y que obligan a los directivos a pagar un oneroso operativo policial para cada partido por más que en la Primera B Metropolitana los hinchas visitantes no tienen permitida la asistencia.
La barra histórica es la de Los Perales, que lleva ese nombre por el barrio de monoblocks cercano a la cancha, donde viven la mayoría de sus integrantes. En 2007, cuando el equipo se fue al descenso bajo la presidencia de Antonio Filomeno, alguno de sus miembros asesinó al hincha de Tigre Marcelo Cejas, crimen que no tuvo ningún condenado. Al año siguiente fue baleado El Gusano, histórico líder de la barra, lo que terminó de desatar las internas entre los propios hinchas.
Ya bajo la presidencia de Gustavo Lacanna, Los Perales fueron perdiendo poder, aunque siguieron manteniendo la hegemonía y ocupaban el lugar central en la tribuna local. La idea de Lacanna fue minar la fuerza de Los Perales a costa del crecimiento de Las Antenas, grupo con mayor preponderancia en La Matanza y que se ubicaba en la tribuna en la que en Primera División iban los hinchas visitantes. El gran problema es que no los pudo dominar, por lo que terminó agredido y con presentaciones ante la Justicia. “Esta división de toda la institución, no solamente de las hinchadas, la creó la gestión de Lacanna; es terrible lo que hizo este muchacho”, acusó el ex presidente Filomeno, que igualmente reconoció su connivencia con la barra. “No sólo yo sino todos los dirigentes del fútbol de alguna u otra manera se tienen que sentar a charlar con los muchachos”, afirmó Filomeno. Un tercer grupo lo conforman los de Ciudad Oculta, que mantenían buena relación con los de Los Perales, pero que en los últimos tiempos intentaban acercarse a Las Antenas.
Tras la gestión de Lacanna, hace un mes asumió como presidente Antonio Fusca, un hincha de toda la vida del club, con pasado como barrabrava. “En su mejor época de joven lideraba la hinchada. No sé si era número uno, número dos o número tres, pero lideraba a los muchachos”, admitió el vice Daniel Blasco. En las anteriores elecciones, cuando perdió ante Lacanna en 2009, Fusca había sido agredido en una cena para recaudar fondos delante de su familia por integrantes de Los Perales. Ahora, Fusca llegó a la presidencia con el apoyo de Las Antenas, aunque en su campaña prometía que le iba a abrir las puertas a la hinchada. “La idea es que Nueva Chicago no puede ascender si no están los muchachos unidos”, remarcó Blasco. Además cuenta con la venia del legislador del PRO Cristian Ritondo, hombre fuerte en la zona que se vanaglorió públicamente del triunfo de su “amigo Fusca”.
Ante el temor de ser desplazados de su tribuna histórica, Los Perales le pidieron una reunión a Fusca, quien accedió a tenerla el pasado miércoles, de acuerdo con lo que contó el dirigente. Entre ellos habría estado Rodríguez, aunque ciertas versiones de algunos amigos suyos indican que se habría sumado después. “No me importa la seguridad. Yo quiero salir campeón. La seguridad me chupa un huevo”, les dijo Fusca a los barras, de acuerdo con una grabación que se conoció ayer a través de radio La Red. Enterados de la situación y del encuentro, los miembros de Las Antenas se acercaron al polideportivo del club y allí se armó la primera trifulca, en la que Aldo Barralda, alias “El Paraguayo”, uno de los líderes de Las Antenas, recibió un puntazo en el abdomen. En esa gresca también resultó golpeado el propio Fusca, de acuerdo con lo que le contó al diario Olé. “Me amenazaron de muerte a mí y a mi familia”, indicó el presidente, quien reconoció que la reunión se había hecho por pedido de los barras de Los Perales.
Tras cargar a Barralda en una Kangoo gris, los de Las Antenas persiguieron a sus adversarios y alcanzaron a Rodríguez en San Pedro y Lisandro de la Torre, a tres cuadras de la sede del club. Tras golpearlo entre tres, un cuarto hombre que bajó de una moto le dio un fierrazo en la cabeza, en lo que fue el impacto mortal. Luego de fugarse, los barras llevaron a su líder al Hospital Santojanni, donde quedó internado y fue operado. Enterados de la muerte de Rodríguez, su grupo fue a buscar venganza y, como no encontraron al Paraguayo, destrozaron algunos pasillos del hospital, imágenes que se vieron ayer a través de todos los noticieros. Claro que no parece ser lo más grave. Los miembros de Los Perales prometen venganza por la muerte de Rodríguez, por lo que la violencia parece que quedará enquistada en Nueva Chicago.
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