EL PAíS › EL DEBATE DE LA IZQUIERDA POR LA CONFORMACIóN DE UN PARTIDO úNICO
Los partidos del Frente de Izquierda analizan reunirse en una agrupación. El PO propone discutirlo en un congreso nacional. Para el PTS, “todavía no hay un grado de convergencia” suficiente. La IS advierte sobre las diferencias en torno de Libia, Venezuela y el escenario gremial.
“Ni unidad sin principios, ni sectarismo liquidacionista”, sintetizó el ex candidato a presidente por el Frente de Izquierda y los Trabajadores, Jorge Altamira, la posición del Partido Obrero sobre la posibilidad de que los tres partidos que conforman el FIT avancen hacia la unificación partidaria. En una sintonía similar, aunque con matices, se expresó su ex compañero de fórmula Christian Castillo, del Partido de los Trabajadores Socialistas: “Todavía no hay un grado de convergencia como para pensar ya en un partido común, pero es una discusión legítima”, aseveró, y agregó: “Mientras tanto, pensamos profundizar una política conjunta de cara a los sindicatos”. Desde Izquierda Socialista, Juan Carlos Giordano planteó un diagnóstico similar: “Todos los debates sobre la unidad son legítimos, aunque hay que reconocer que el FIT es un frente político electoral y hay temas que nos diferencian”, aseguró.
La discusión empezó después de que el FIT cosechara casi 530 mil votos en las pasadas elecciones primarias. Altamira señaló entonces que los resultados electorales no eran suficientes como para avanzar en la consigna de un “partido de trabajadores”, aunque deslizó que la “tendencia” se encontraba presente “potencialmente”. “Cuidado con vender la piel del oso antes de despellejarlo”, alertaba sobre el riesgo de acelerar la discusión. Pronto quedaron planteadas las primeras diferencias: desde el blog de la asamblea de intelectuales en apoyo al FIT, Diego Martínez, de IS, consideraba que “sin duda”, sería “un paso importante” avanzar en un partido común. “Pero tenemos que ser realistas y sinceros”, alertaba. “La experiencia indica que sería prematuro encarar su construcción luego de las elecciones de octubre. Estaríamos dejando de lado las dificultades que postergaron el frente y las divergencias”, decía, y señalaba como tales a las distintas respuestas ante la rebelión en Libia, algunos procesos latinoamericanos como el de Venezuela y encontronazos sindicales en los que no pudieron conformar listas de unidad.
Página/12 dialogó con dirigentes de los tres partidos, el PO, el PTS e IS, para conocer cómo se está desarrollando la discusión, en qué instancias y cuáles son sus expectativas.
“Entre las posibilidades del Frente de Izquierda, el desarrollo más rico sería converger en un partido común”, afirmó Altamira, consultado por las tendencias dentro del PO. Para él, la forma más adecuada para discutir una posible unidad es “preparar un congreso nacional”. “Las divergencias que se manifestaran serían finalmente puestas a votación”, explicó y aclaró que la dirección electa representaría en forma proporcional los distintos planteos y el partido se regiría por un estatuto que garantice tanto la unidad de acción como la democracia interna. “Es ajeno al socialismo el planteo de que las divergencias justifiquen la existencia de partidos separados, o de que un partido revolucionario deba tener un pensamiento uniforme”, aseveró. En referencia al planteo de IS sobre las divergencias, alegó que “sería absurdo que las diferencias sobre Libia o la caracterización de los obreros desocupados en las dos décadas pasadas sean un veto a la existencia de un partido revolucionario común”. Consultado acerca de las instancias en las que se llevaría adelante la discusión, Altamira aseguró que en julio, el planteo será uno de los puntos de debate en el congreso del PO, y que las conclusiones serán comunicadas al FIT. “Debemos asumir toda la iniciativa política que reclama la clase obrera”, resumió Altamira.
“Hay que avanzar en función de los acuerdos que vamos teniendo. No tiene sentido forzar algo sin que haya suficiente madurez”, dijo Christian Castillo (PTS), y argumentó que el trabajo común previo a la unificación “es importante” para que el espacio tenga “mayor duración”. “Estamos a favor de dar todos los pasos comunes”, aseguró el dirigente y docente. A pesar de las precauciones, Castillo consideró que las condiciones políticas actuales son “muy particulares” porque “hay una crisis capitalista histórica que nos plantea un desafío muy importante”. “El kirchnerismo avanzó, pero nosotros también avanzamos, lo que nos pone ante un gran desafío. Hay que actuar con absoluta responsabilidad”, agregó. Para Castillo, la “responsabilidad” con la que el FIT debe actuar en el contexto de la crisis internacional y a la luz del resultado de las elecciones, implica “no hacer avances más allá de las convergencias”, porque, según el dirigente, “no se trata de acordar hoy para separarse mañana”. “Hay que ser muy serios para no crear una falsa expectativa”, sintetizó Castillo. Consultado sobre si el resultado de las elecciones influyó sobre la apertura de la discusión, Castillo apuntó que “es lógico” que después de un buen resultado del frente surja esa discusión, aunque matizó el planteo: “Hay un programa que acordamos que es importante, pero se tiene que ir probando”.
“Estamos dispuestos a discutir, desde ya, todos los problemas sobre los que podemos avanzar. No hay ningún problema con eso, porque tenemos un programa común”, aseguró Juan Carlos Giordano, de IS, y explicó que, desde su partido, promovieron en todo momento la conformación del FIT: “Fuimos los primeros en convocar a un frente de unidad cuando sacamos una carta pública en marzo del año pasado. La constitución del FIT ya es un paso extraordinario”, señaló. Respecto del desarrollo de un partido común, consideró que es “un debate legítimo, aunque hay que reconocer que el FIT es un frente político electoral y hay temas que nos diferencian”. Una de las últimas divergencias que IS mantuvo con el PTS y el PO fue el posicionamiento ante la aparición del grupo de intelectuales Plataforma 2012, con que la IS considera, a diferencia de los otros partidos, que “habría que converger”. “Tenemos que procesar las diferencias sin dar pasos apresurados”, sintetizó Giordano.
Informe: Sol Prieto.
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