EL PAíS
› LA FUGA QUE NO CESA
El Pecado Capital
Después de las elecciones y el cambio de gobierno la Comisión Investigadora sobre la Fuga de Capitales difundirá su informe final. Contiene comprobaciones irrefutables sobre la importancia decisiva del capital más concentrado en este incesante drenaje de recursos. Nueve de cada diez dólares fugados fueron transferidos por empresas. Más de la mitad fue sacado del país por apenas 30 empresas. Este dato estructural fue disimulado por el escándalo que produjo en noviembre último la difusión prematura de algunos nombres de personas físicas, cuyas transferencias al exterior apenas superan el 10 por ciento del total. Esto demuestra tanto la facilidad técnica cuanto la dificultad política de cortar esta hemorragia.
› Por Horacio Verbitsky
A dos semanas de la primera ronda electoral los corresponsales extranjeros aterrizan en Buenos Aires y preguntan: ¿Cómo es posible que un país con la riqueza de la Argentina haya llegado a tan tremenda situación? Algunos implican con esto la cesación de pagos del Estado y de muchas empresas. Otros, más compasivos, la inmersión de seis de cada diez personas bajo la temida línea de pobreza. Cada uno viene con su hipótesis propia, no muy diferentes de las de cabotaje: desde la corrupción de la clase política hasta el exceso de gasto público, el vacío de cuadros capaces y honestos debido a la masacre castrense de la década de 1970 o las especulaciones culturales sobre los orígenes inmigratorios. Pero todos se sorprenden al saber que por cada dólar de deuda argentina hay invertido en el exterior otro dólar originado aquí. O, en realidad, el mismo dólar,lo cual caracteriza el principal problema argentino: una burguesía predatoria que, a diferencia de la brasileña, no invierte en su país si no es mediante subsidios estatales y realiza su acumulación más allá de las fronteras. Este 1 a 1 que comenzó con la dictadura militar y sobrevivió a la convertibilidad es la clave oculta del derrumbe nacional. De él participan tanto los grupos económicos locales como los extranjeros que se comportan aquí de un modo distinto al que las regulaciones los fuerzan en sus propios países. El capital más concentrado es también el más propenso a este comportamiento antisocial.
Nueve de cada diez
La Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados sobre la Fuga de Divisas Durante el Siniestro Año 2001 está concluyendo el procesamiento de los datos recibidos. La preside el legislador cordobés Eduardo Di Cola (PJ), y la integran, entre otros, Graciela Ocaña (ARI), el Juampicafierista Alejandro Filomeno, Noel Breard (UCR), Manuel Ba Ladrón (PJ,La Pampa), los duhaldistas Lorenzo Pepe y Daniel Carbonetto y la menemista Alejandra Oviedo. El plazo concedido por la Cámara de Diputados a la Comisión concluyó la semana pasada y Di Cola solicitó una prórroga por otros cuatro meses. Si bien le bastaría un lapso mucho menor para concluir el informe final, es previsible que intente despegar su emisión de los comicios de abril y mayo. Sus conclusiones son abrumadoras: en el año 2001 salieron capitales del país por casi 30.000 millones de dólares. Nueve de cada diez correspondieron a empresas, que la comisión identificó. El 70 por ciento de ellas forma parte de la cúpula de las mayores 200 del país e incluye a las grandes exportadoras, a las principales privatizadas de servicios y petróleo y a 37 de los 50 primeros deudores bancarios a los que el gobierno del Senador Eduardo Duhalde permitió licuar sus pasivos, liquidando en pesos los compromisos contraídos en dólares, sin índice alguno de actualización. Esas 37 empresas que en 2002 pesificaron 1 a 1 deudas por 5054 millones de dólares en 2001 habían transferido al exterior 6087 millones de dólares, lo cual indica que estaban en condiciones de afrontar sus compromisos, en vez de endosárselos al Estado que compensó a los bancos por la diferencia, atando otro salvavidas de plomo al cuello de la sociedad. El cuadro 1brinda el detalle, que incluye casos notables, como el de las petroleras Pecom Energía e YPF, que pesificaron 350 y 310 millones de pesos y remitieron al exterior 1900 y 1000 millones respectivamente; o las de comunicaciones: Telecom pesificó deudas por 282 millones y transfirió al exterior 963 millones, Telefónica de Argentina debía 85 millones y transfirió 723.
Un escándalo funcional
Esta primacía absoluta de las grandes empresas en la salida de capitales demuestra la funcionalidad que tuvo, en noviembre pasado, la difusión escandalosa y prematura de algunos nombres de personas físicas, cuyas transferencias al exterior apenas superan el 10 por ciento del total. La filtración de esos datos también sirvió para que la Administración Federal de Ingresos Públicos rehusara colaborar con la Comisión en su cruzamiento con los de la situación fiscal de cada empresa. Un tercio del total transferido al exterior corrió por cuenta de apenas diez empresas: Pecom Energía, Telefónica de Argentina, YPF, Telecom, Nidera, Telefónica Comunicaciones Personales, Shell, Esso, Bunge Ceval y Molinos Río de la Plata. Si se agregan otras veinte empresas, se cubre más de la mitad de lo transferido al exterior. Ellas son IBM, Massalin Particulares, Eg3, Louis Dreyfus, Molfino, Ford, Renault, Telecom, Movicom, Cargill, Pecom Agra, Volkswagen, Edenor, Edesur, Telinver, Clorox, Coca Cola, Central Puerto, Quilmes y Petrolera del Conosur.
Corrosión
Por varias razones, el informe de la comisión será un reflejo parcial de la verdadera magnitud del drenaje de divisas que deja exangüe a la economía argentina:
- Sólo comprende las operaciones realizadas en forma abierta a través del sistema financiero bajo teórico control del Banco Central, y no aquellas que se tramitan en forma clandestina o directamente fuera del país.
- Considera únicamente al sector privado no financiero (empresas y personas físicas).
- No incluye las operaciones realizadas por entidades financieras, debido a la falta de información para evaluar sus características, cuando con toda probabilidad muchas transferencias efectuadas por los bancos incluyeron fondos de sus accionistas y otras personas físicas y jurídicas. La Comisión no pudo obtener los datos correspondientes.
- Tampoco incluye las operaciones de comercio exterior que, por vía de la sobrefacturación de importaciones, constituye otra línea significativa de fuga. (La subfacturación de exportaciones se estima en el 15 por ciento del total, es decir no menos de 3000 millones de dólares).
- Es decir que se reduce al pago de deudas, el giro de utilidades y dividendos, los gastos turísticos, las regalías, los fletes y otros servicios reales y la apertura de cuentas bancarias en el exterior.
Aun así, arroja luz sobre el pecado capital de la economía argentina que, en poco más de medio siglo, convirtió a la sociedad con más alto producto bruto y distribución más equitativa del ingreso de toda Latinoamérica, en una de las más regresivas y estancadas. Los slogans y las imágenes de campaña electoral a los que acuden los principales candidatos presidenciales no dan cuenta de este fenómeno que está actuando como un corrosivo disolvente de la sociedad argentina.
El drenaje
De acuerdo con los datos de la balanza de pagos, elaborada por la Dirección Nacional de Cuentas Internacionales del Ministerio de Economía, en 2001 salieron del país 65.000 millones de dólares, considerando sólo al sector privado no financiero. De ese total 19.159 millones se fueron en pago de importaciones, rubro que no está bajo análisis de la Comisión Investigadora. El resto de las operaciones registradas por el ministerio de Economía ascendió a 46.347 millones de dólares. Las casi cien mil operaciones contabilizadas por la Comisión Investigadora dan cuenta del 65 por ciento de ese monto, es decir dos de cada tres dólares que salieron de la economía argentina durante el año 2001. La diferencia respecto del total computado en la balanza de pagos, de más de 16.000 millones dedólares, constituye pura fuga, que no se justifica por ninguna operación legítima registrable. Estos son algunos de sus artificios:
- Transferencias de empresas y/o personas que las entidades financieras declararon en forma deliberada como giros realizados por cuenta propia.
- Dinero en efectivo transportado fuera del país sin pasar por el sistema financiero.
- Divisas que salieron del circuito económico y fueron atesoradas en cajas de seguridad o domicilios particulares.
- Errores y omisiones de las entidades financieras, las cuales bien podrían ser intencionales ya que el Banco Central no realizó controles sobre la información recibida.
- Discrepancias estadísticas.
Aunque está fuera del período de estudio de la Comisión, es útil señalar que esa fuga, que en 2001 fue de unos 16.000 millones de dólares, rondó el año pasado los 12.000 millones. La bancarrota de la Argentina no es la bancarrota de todos los argentinos. Dada la representatividad de la muestra obtenida por la Comisión es difícil imaginar que esa fuga pura y dura sea atribuible a otros agentes económicos que los detectados en esta investigación.
Concentración y fuga
Estas son algunas de las principales comprobaciones de la Comisión Investigadora, que contó con el asesoramiento técnico de un equipo de trabajo del Area de Economía y Tecnología de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO:
El 87 por ciento de las transferencias fueron realizados por empresas, y sólo el 13 por ciento por personas físicas.
El 70 por ciento de las transferencias de esas empresas corresponde a firmas que integran la cúpula de las primeras 200 del país. Esto confirma el estrecho grado de correlación entre la salida de divisas y el capital más concentrado. (De lo cual se desprende tanto la facilidad técnica como la dificultad política de cortar esa hemorragia).
El 42 por ciento corresponde a las grandes firmas exportadoras.
El 26 por ciento a las empresas privatizadas de servicios públicos y petróleo. Este es el subconjunto que posee el mayor nivel promedio de giros al exterior por empresa (112 millones de dólares por empresa).
Las primeras 10 empresas explican el 35 por ciento de los montos transferidos, las primeras 20 el 44 por ciento y las primeras 100 el 70 por ciento.
El 24 por ciento corresponde a empresas agropecuarias y agroindustriales.
1018 personas físicas transfirieron 500.000 dólares o más cada una.
410 personas transfirieron 1 millón de dólares o más.
19 personas transfirieron 10 millones de dólares o más.
Dado que la cúpula empresaria (compuesta por las primeras 200 empresas del país en términos de facturación) explica un 70 por ciento del total de la salida de capitales, la Comisión realizó un análisis específico, que arrojó los siguientes resultados:
u Los grupos locales y extranjeros fueron los que realizaron las mayores transferencias al exterior, con el 46,8 por ciento y el 17,5 por ciento del total de la cúpula. Los montos promedio transferidos por empresa son de 200 millones de dólares para los grupos locales y 100 millones los extranjeros.
u Las empresas privatizadas representan un tercio del total transferido al exterior por la cúpula y el monto promedio por empresa triplica al de las no privatizadas.
u Las empresas que participaron en el proceso de desguace del Estado transfirieron el 21 por ciento del total y el promedio por empresa duplicó el de las que no participaron.
u Predominan las transferencias realizadas por empresas industriales y de servicios. Sin embargo, los mayores montos promedio por empresa corresponden a las petroleras y los holdings.
El rol de los bancos
Hasta noviembre de 2001 las remesas al exterior eran legales. Pero esto nada dice sobre el origen del dinero transferido, que bien puede haber sido ilegal o, al menos, no declarado ante la Administración Federal de Ingresos Públicos. La ley sobre lavado de dinero obliga a los bancos a informar a la autoridad monetaria operaciones como el depósito en efectivo de sumas elevadas y su posterior transferencia al exterior. Pero los bancos sólo denuncian un número ínfimo de esas operaciones sospechosas, sin que el Banco Central controle o reclame.
La Comisión mantuvo un canal de colaboración informal con Inteligencia Fiscal de la AFIP, que le permitió identificar casos de personas que realizaban transferencias al exterior pero no incluían esos activos en la declaración jurada de bienes personales. A fines del año pasado el diputado Di Cola formalizó la entrega de la base de datos de la Comisión a la AFIP y con la misma formalidad le solicitó que informara sobre la situación fiscal de las personas y empresas que habían transferido divisas al exterior. Alberto Abad respondió en forma elusiva que la AFIP estaba procesando el mismo tipo de información y rehusó los datos pedidos. Lo cual parece preanunciar que el trabajo iniciado por la Comisión terminará en alguna fiscalía federal, que tal vez no acepte los desplantes del recaudador.
Si bien el informe de la Comisión no incluye las transferencias del propio sector financiero, contiene información muy significativa sobre el rol que los bancos han cumplido en el drenaje de recursos al exterior. La lista de los doce primeros, que canalizaron 25.000 de los 30.000 millones transferidos en forma legal al exterior contiene los nombres previsibles. La encabeza en forma holgada el estadounidense Citibank, cuyas operaciones por 8.300 millones duplicaron las del segundo en la lista, el español Banco Río. El Galicia, que por entonces era de capital local, es el único en el que las personas físicas superan en forma nítida el porcentaje que les corresponde en el total y se acercan al tercio de lo transferido.