EL PAíS › JUAN CARLOS JUNIO, DIPUTADO NACIONAL POR NUEVO ENCUENTRO
› Por Ailín Bullentini
A dos meses de haber estrenado su banca en Diputados, por la ciudad de Buenos Aires, el integrante del bloque de Nuevo Encuentro Juan Carlos Junio utiliza el “nosotros” para hablar del kirchnerismo, ante lo cual (se) plantea el desafío de “la profundización”: “Tenemos grandes condiciones políticas para profundizar el modelo en pos de una sociedad posneoliberal”, dispara en diálogo con Página/12. “Preocupado” por la gestión de Mauricio Macri en territorio porteño, consideró su advertencia sobre una posible desvinculación de los subtes como “un chantaje”.
–¿Dónde se puede ver la profundización del modelo?
–Las leyes de tierras y de Papel Prensa tienen la impronta del destierro de la herencia neoliberal que tuvo la reestatización de las jubilaciones. Son pasos adelante en la democratización de la economía y de la sociedad. Luego de obtener casi 12 millones de votos que legitiman el camino y una derecha derrotada, tenemos grandes condiciones políticas para profundizar el modelo en pos de una sociedad posneoliberal.
–Cuando se aprobaron las leyes de tierras y Papel Prensa también se votó la Ley Antiterrorista. ¿Cómo se encuadra en esa profundización?
–Es una ley discutible y polémica, pero trabajamos para mejorarla. Planteamos un cambio para que figurara que no podía ser aplicada a la protesta social, y lo conseguimos. Fue un aporte importante.
–¿Eso evitará que manifestantes puedan ser procesados bajo esta ley?
–No hay que dejar de tener en cuenta que el gobierno nacional demostró acabadamente que no responde a la protesta social con represión. En cuanto a los gobiernos provinciales, hubo situaciones de desbordes, pero se trata de lugares en donde aún actúa el gatillo fácil, las policías bravas, cosa que rechazamos y repudiamos. El tipo de delitos que abarca la ley antiterrorista no podrían ser tratados por la Justicia provincial sino que son de jurisdicción federal.
–Es miembro de la Comisión de Minería, ¿qué opina de los sucesos en Catamarca en torno de la minera Bajo La Alumbrera y la creación de la Organización Federal de Estados Mineros?
–Coloco a la minería dentro del área de los recursos naturales, y junto con el petróleo. Tenemos que reformular las políticas en la materia porque, hoy por hoy, la situación es de saqueo por parte de las mineras. Hay que encontrar nuevas formas que contemplen la protección del ambiente y la explotación de las riquezas que genera la actividad minera. El Código Minero, del menemismo, les otorga todos los privilegios a las mineras. Pero asistimos a una fase nueva, en la que los gobiernos provinciales y el nacional plantean una actitud de defensa mucho más fuerte de nuestros recursos. Es buena la unión de los gobiernos locales ya que potenciará el poder de negociación frente a las corporaciones.
–Pero muchos contratos se cerraron en los últimos años bajo ese código...
–Luego del fortalecimiento de la legitimidad política que recibió en octubre, el Gobierno decidió avanzar en hechos que permitan un mayor recogimiento de riquezas del país. Hay una situación de crisis internacional que nos obliga a fortalecernos en términos económicos.
–¿La suba de la dieta de los parlamentarios impactará en las paritarias?
–No. No es lo mismo 200 parlamentarios que millones y cientos de miles de trabajadores que hay en un gremio. Apenas asumí doné mi dieta a una ONG ya que tengo otro trabajo que me permite hacerlo. La discusión de fondo tiene que ver con el rol de la política, de los representantes del pueblo, en un momento en el que debemos salir del neoliberalismo, que subestimaba todo aquello. Todos los representantes deben contar con niveles de remuneración que valoren su función pública. Más allá del importe, que puede ser polémico, considero al aumento como una medida bien direccionada ya que los salarios estaban atrasados.
–¿Cómo afecta a la relación entre la Ciudad y la Nación la amenaza de Mauricio Macri de rechazar los subtes?
–Es una expresión más de su conducta autoritaria, de echar siempre la culpa al gobierno nacional para no hacer nada de lo que tiene que hacer. Además, genera una especie de chantaje peligroso: “Se va a caer y no lo vamos a hacer”, advierte cuando ya se firmó todo. Esta discrepancia política es un grave problema. Insistimos en que sería mucho mejor que haya un gobierno nacional que tenga el mismo signo que el porteño.
–¿Cómo analiza el año legislativo porteño teniendo en cuenta los más de 100 vetos y la concentración de poder en el recinto en manos del PRO?
–Lo veo con una preocupación muy grande. A pesar de contar con la legitimidad de la ciudadanía, el gobierno de Macri es muy conservador y privilegia su proyecto presidencial. Es peligrosa su actitud. Hasta las leyes que vota su propio bloque veta, generando una situación de recorte del sistema democrático de la ciudad y de difícil gobernabilidad.
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