A dos semanas de las elecciones, los candidatos del PJ reforzaron ayer sus promesas de campaña. Aunque muchos argentinos las reciben con desconfianza, como palabras esparcidas al viento, quienes aspiran a ganar la Presidencia las utilizan como un último recurso para captar a los indecisos y despegarse del triple empate que muestran las encuestas. A diferencia de otras elecciones, este año las promesas electorales comparten un mismo eje: proponen obras públicas de diverso tipo. Carlos Menem, por ejemplo, ofrece trenes “bioceánicos” y “transpatagónicos”, una red de carreteras de 10.000 kilómetros y la construcción del tan mentado puente Buenos Aires-Colonia. Adolfo Rodríguez Saá contraataca con su exclusivo tren de alta velocidad y la canalización del Río Bermejo. Pero el proyecto más curioso de todos lo concretó ayer Menem. De visita en Las Lomitas (Formosa), donde estuvo detenido cinco meses en 1980, inauguró una escultura de madera en homenaje a sí mismo.
Juan Perón decía que “mejor que prometer es realizar”. La misma frase repiten los justicialistas de todos los colores cada vez que hablan en público o quieren invocar la presencia del General. La veracidad de las promesas se podrá comprobar recién a partir del 25 de mayo, cuando asuma el nuevo Gobierno. Mientras tanto, los candidatos se limitan a mostrar sus programas y demostrar que son factibles y razonables. Eso fue, por caso, lo que hizo ayer el asesor económico de Menem, Pablo Rojo, quien explicó que todas las obras públicas que prevé el riojano (los 10.000 kilómetros de rutas, los trenes a Chile y Patagonia, y el puente sobre el Río de la Plata) “se financiarán con fondos que se aplican en los planes de empleo”. La explicación de Rojo, que podría inquietar a los beneficiarios del plan Jefas y Jefes de Hogar, tuvo enseguida su aclaración. El economista Rojo aseguró que el menemismo “mantendrá” esos planes. El propio Menem repitió lo mismo en Las Lomitas, adonde viajó junto a 15 personas en un avión 737 de Aerolíneas Argentinas que aterrizó directamente en el aeropuerto local, sin pasar por la capital formoseña. “Esos planes (por los Jefas y Jefes de Hogar) no son obras de este gobierno, son obras nuestras. En 1998 pusimos en marcha los planes Trabajar y este gobierno sólo cambió el nombre”, se jactó el riojano ante unas dos mil personas, entre ellos muchos aborígenes que viven en la región.
La llegada de Menem a Las Lomitas –donde conoció a Martha Meza, que se suicidó el 12 de enero, ex diputada y madre de Carlos Nair, supuesto hijo suyo– convocó a unas dos mil personas según la agencia DyN, de un pueblo que tiene, en total, unos 15.000 habitantes. En el entorno que acompañaba a Menem se encontraban Alberto Kohan –coordinador de campaña y candidato a gobernador bonaerense–, el ex secretario de Turismo Francisco “Paco” Mayorga, y el peluquero personal del riojano, Tony Cuozzo, quien retornó así a las grandes ligas. Una vez que llegó al pueblo, Menem inauguró la escultura que hizo en su homenaje un artista local y luego visitó la casa de la familia Flores, donde cumplió su arresto domiciliario en 1980. En ese lugar, el candidato descubrió una placa tallada, curiosamente, por presos de la Unidad Penitenciaria 10 de Formosa.
En su discurso ante los pobladores, Menem defendió la idea de que los planes sociales fueron idea suya. “Allá por 1998 pusimos en marcha los planes Trabajar, pero con sueldos realmente significativos, ya que los trabajadores cobraban más de 200 pesos, que eran 200 dólares”, aseguró. Pero además de los planes sociales, el programa de Menem incluye una serie de obras públicas de grandes dimensiones. Por ejemplo, el economista Rojo –que asesora a Menem en materia económica– precisó ayer que tienen pensado extender las vías férreas a Chile en “corredores bioceánicos”. Otros puntos de la propuesta menemista son pavimentar todos los pasos cordilleranos y dragar la hidrovía Paraná-Paraguay.
Pero ayer, ante los vecinos de Las Lomitas, Menem desempolvó dos obras muy sensibles para los habitantes del Nordeste. Prometió terminar con la construcción de la ruta nacional 81, que une Formosa con Salta, y anunció que si gana la elección iniciará la canalización del Río Bermejo. Con esaidea, el riojano coincidió exactamente con Rodríguez Saá, quien la incorporó como uno de los ejes de su programa de gobierno en las “125 medidas para los 100 días de gobierno” que presentó durante un acto en la Sociedad Rural. Se sabe: las propuestas que encuentran eco en la población se convierten rápidamente en parte de la pelea electoral, que no reconoce derechos de autor.
El puntano también tiene su paquete de anuncios, concentrado en la construcción de obras públicas, como corresponde a un clima cultural que haría suponer en un retorno al keynesianismo. “El Adolfo” propone lanzar un ambicioso plan de viviendas que daría trabajo a casi un millón de personas, realizar obras hídricas en la cuenca del río Bermejo y rescatar áreas inundadas en la pampa húmeda. Según los asesores de Rodríguez Saá, este punto –para el que se destinaría a buena parte de los desocupados que reciben planes sociales– permitirá recuperar más de seis millones de hectáreas afectadas por las inundaciones.
Otro de las medidas que promete realizar el puntano se relaciona con la cultura. Se basa en el lanzamiento de un sistema de becas para 10.000 artistas y en “promover el desarrollo de industrias culturales”, una definición que permitiría proteger ciertas empresas. Sin embargo, la promesa más controvertida –que a algunos de sus rivales menospreciaron por “poco seria”– es la intención de crear, entre Buenos Aires y Mar del Plata, un sistema de trenes de alta velocidad, conocidos popularmente como “tren bala”.