EL PAíS › REPORTAJE A ANDRES LARROQUE, SECRETARIO GENERAL DE LA CAMPORA Y DIPUTADO
Explica su nuevo rol como legislador, habla del momento político del kirchnerismo y de la oposición y detalla la tensión entre “homogeneización” interna y flexibilidad. Cómo ve la “sintonía fina”.
› Por Julián Bruschtein
Los militantes de La Cámpora de Villa Solferino, en Alejandro Korn, esperan la llegada del diputado Andrés “Cuervo” Larroque, secretario general de la agrupación. Lo esperan en la flamante plaza que se llamará “Néstor Kirchner” y que construyeron con sus manos, transformando un baldío en lugar de reunión para los chicos después de la escuela. “Cómo anda, compañero”, lo saludan las chicas sin solemnidad, mientras los muchachos lo abrazan y le cuentan cómo están las cosas por la zona. Después de compartir un asado con los militantes en la humilde casa de Petrona –que funciona como comedor y donde vive también el “Gato”, responsable de la agrupación en el barrio–, Larroque dialogó con Página/12 sobre la sintonía fina que marcó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al asumir su segundo mandato, el futuro del kirchnerismo, la relación de la CGT con el Gobierno y el rol de la oposición después del 54 por ciento en las presidenciales de octubre.
–Llegó a diputado militando en los barrios. ¿En qué se traduce esta experiencia en el Congreso?
–Lo entendemos como una más de las actividades, no nos tenemos que confundir, es muy lindo el Palacio pero lo tenemos que tomar como uno más de los espacios donde hemos militado. Es igual que un barrio o una universidad, lo fundamental es no perder el eje y entender cuál es el lugar que uno representa y que forma parte de una construcción colectiva. Si uno lo tiene claro no se marea, si estás en contacto con las bases que le dan sentido a nuestra militancia, es difícil confundirte.
–Néstor Kirchner llegó a la presidencia con muy pocos votos y en la última elección la Presidenta logró más del 54 por ciento, lo que demuestra un proceso de acumulación política. ¿Es el momento de la unificación de identidades hacia adentro?
–Tenemos claro que hay que acumular para el proyecto, para la conducción que es Cristina. Entonces la homogeneidad se va ir dando en función de que no le restemos capacidad de acumulación a este espacio. Porque si cerrar e ir detrás de la homogeneización significa perder capacidad de acumulación, no tiene sentido. A partir del conflicto con las patronales agrarias se generó un kirchnerismo muy comprometido. Por supuesto que el momento más importante de respaldo popular se dio con la muerte de Néstor, porque esto generó una situación conmocionante sobre todo en los jóvenes. Acumulamos mucha diversidad y sería un error hoy cerrar o poner parámetros rígidos a todos estos sectores que se fueron incorporando. Hay un marco para trabajar en esa unidad de concepción y de acción, pero no queremos forzarlo. De acá hacia el futuro se va a ir dando por la misma lógica de la profundización del proyecto. Pero no hay que ser dogmáticos en intentar poner un nombre común a todo ni en cerrarnos. Siempre el espacio peronista –hoy kirchnerista– ha sido movimientista y la Presidenta muestra hoy su capacidad de conducir a todos.
–La Presidenta planteó el concepto de sintonía fina como uno de los ejes troncales de su segundo mandato. ¿Qué se entiende por sintonía fina?
–En 2007 le toca a Cristina institucionalizar de manera doctrinaria cuáles eran los ejes a partir de que Néstor había sacado al país del abismo. Apelando a la tradición del peronismo, del radicalismo yrigoyenista y de los movimientos nacionales impone las bases de las políticas de distribución del ingreso, la defensa de la producción, de la inclusión y de la distribución. Ese fue un segundo trazo más puntilloso respecto de las medidas que tuvo que tomar Néstor. El tercer mandato de este proceso se encuentra con que el segundo trazo también se podía seguir afinando porque había transformaciones que se podían aplicar a los instrumentos de ejecución. Heredamos un Estado neoliberal ausente para la mayoría del pueblo argentino. Aquí se plantea la sintonía fina o, dicho de otra forma, por la Presidenta, que se acaben “las avivadas” porque muchos vivos siguieron aplicando lógicas que apuntaban a orientar recursos a sectores de la economía concentrada. Sintonía fina, profundización, terminar con las avivadas tiene que ver con llegar hasta el hueso.
–¿Cómo ve a la oposición en el Congreso después de las elecciones de octubre?
–Hay una cuestión muy graciosa, porque cada vez que la Presidenta avanza en una dirección que tiene que ver con profundizar, la oposición y cierto sector de los medios esgrimen la bandera de que creemos que el 54,11 nos da derecho a cualquier cosa. Pero uno se pregunta, ¿a ellos qué derecho les da ser el 6, el 8 o el 14 por ciento? Si no se replantean esta idea van a seguir encerrados en ese laberinto. La Presidenta se los dijo en la asamblea legislativa. Si siguen esclavizados en la lógica de las corporaciones van a ir bajando su caudal de votos y su capacidad política, y es lo que viene pasando. Ahora, romper esa lógica implica hacerse cargo de lo que es representar. A uno le causa sorpresa que Carrió en cuatro años haya licuado todo su caudal político. Está claro que no hay ninguna fuerza política que se comprometa con las necesidades de nuestro pueblo y esto va a hacer que nosotros sigamos sacando más votos, teniendo más representatividad y ellos perdiéndola.
–¿No les parece que no tener más contacto con los medios alimenta la demonización de La Cámpora?
–Estamos tranquilos de que ésa no es la realidad. También sabemos que en el mediano plazo esto se va a ir aclarando. En todo caso, el desfasaje entre lo que plantean ciertos medios y la realidad es tan grande que en algún momento esto va a quedar demostrado. El mejor ejemplo es la muerte de Néstor, porque en aquel momento para los medios era el más maquiavélico o diabólico y nefasto dirigente de la Argentina. Todavía no pudieron explicar por qué en su despedida hubo miles y miles de personas, y se transformó en un hecho emblemático de nuestra historia. Sobre todo que mayoritariamente eran aquellos jóvenes descreídos de la política. Nosotros decidimos tomar ese camino, que peguen, que sigan en su delirio. Preferimos seguir trabajando y seguir construyendo.
–Hay una impasse entre la relación del Gobierno y la CGT.
–Lo que tenemos claro es que el Gobierno y el proyecto no cambiaron, todo lo contrario, se ha tomado la decisión de profundizar y está a las claras que las discusiones que están en agenda, como el caso de YPF, tienen que ver con seguir enfrentando desafíos. En todo caso cada quien sabrá qué está haciendo o qué está dejando de hacer. En este espacio político tenemos bien claro hacia dónde vamos, trabajamos para eso, y desde el punto de vista de los trabajadores no hay ninguna duda de que se gobierna para los trabajadores. Después existe una dinámica y una cantidad de cuestiones que resolver en la gestión que atañen a la solución de los problemas a nuestro pueblo, en el que la mayoría son trabajadores, que no nos permite distraernos en situaciones que la política tiene pero que no privilegiamos. Privilegiamos el trabajo, la gestión, la profundización y no queremos entrar en polémicas que finalmente son estériles, porque después la propia historia se va a ir acomodando.
–¿El acto del 27 de abril va en el sentido de ir buscando la identidad propia del kirchnerismo?
–Hay un espacio que se siente convocado cuando nuestra conductora, que es la Presidenta, va a dar un mensaje de neto corte político. Por suerte tenemos una Presidenta que todos los días le habla al pueblo, porque justamente no elige intermediarios ni grupos mediáticos para comunicarse, sino que lo hace directamente, tal y como lo hacían Perón o Evita. Siempre es bueno encontrar un ámbito en el que la Presidenta pueda marcar la línea política, que si bien se expresa a través de la acción de gobierno, plantearlo de manera literal también tiene mucha potencia. El acto del 11 de marzo en Huracán del año pasado fue contundente en las definiciones y esto le permitió al polifacético conjunto de sectores políticos un marco de unidad de acción y el acto del 27 de abril va en ese sentido.
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