EL PAíS › EL ACTO DE LA CGT A TREINTA AÑOS DEL PARO Y LA MARCHA CONTRA LA DICTADURA
El líder de la CGT redobló sus críticas al Gobierno. Anunció que “la paciencia se nos está agotando, estamos cansados de elevar notas y no tener respuesta”. Estuvo acompañado por su círculo más íntimo. Faltaron los independientes.
“Para reclamar firmemente lo que nos corresponde no sólo tenemos pretensión de estar en la Casa de Gobierno, porque si esto no ocurre vamos a estar en la Plaza de Mayo”, bramó el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, desatando los gritos de apoyo entre los asistentes al acto por los 30 años del paro y movilización que la CGT realizó contra la dictadura en 1982. “Borombombom, borombombom, para Moyano, reelección”, tronó acto seguido en el salón levantando también a los trabajadores que esperaban en la calle con los bombos, en lo que se asemejó al acto de lanzamiento de campaña para lograr su tercer período al frente de la CGT.
“La paciencia se está agotando, porque no nos dan una respuesta y estamos cansados de elevar notas y pedir audiencias y ni siquiera tener una respuesta”, sostuvo Moyano con el tono de advertencia que mantuvo en todo su discurso al resaltar lo tenso de la agenda que impulsa: la suba del mínimo no imponible de ganancias y el aumento de las asignaciones familiares. En el primer acto oficialmente como candidato para continuar como jefe de la CGT por un nuevo período, el camionero reunió a su tropa para levantar la moral de cara al confederal del 12 de julio, día en el que finaliza su mandato y que se eligen las autoridades. “Nadie debe sorprenderse de que la CGT reclame con firmeza, como lo hizo José Rucci en 1973 por el regreso de Juan Perón, o Saúl Ubaldini contra la dictadura militar. No es posible que el Gobierno no reciba a la central obrera”, resaltó Moyano apuntando al mismo objetivo.
El acto fue colmado por trabajadores y afiliados de Dragado y Balizamiento, Camioneros, el sindicato de Peones de Taxis, los judiciales y la Juventud Sindical, entre otros. Antes de empezar, las banderas flameaban, sobre todo las de la JS con las figuras de Juan Domingo Perón y Eva, y una a color con el ex presidente Néstor Kirchner. “Ooooooh, levanten las manos, los soldados de Moyano”, cantaban mientras agitaban las manos, algunas con los dedos en V. No asistieron dirigentes de peso de los gremios que componen la mesa de conducción como Andrés Rodríguez, de UPCN; José Luis Lingieri, de Obras Sanitarias, y Gerardo Martínez, de la Uocra, el sector “independiente” que todavía no definió con quién va a jugar en la interna, ya que el metalúrgico Antonio Caló fue uno de los primeros en lanzarse al ruedo y cuenta con la simpatía de ellos y del sector de Los Gordos, enfrentados con Moyano.
Los dirigentes que rodeaban al líder camionero fueron los que conforman su equipo de trabajo y de confianza. El secretario general de los canillitas y diputado nacional Omar Plaini, Omar Viviani, de los Peones de Taxis; el judicial Julio Piumato y Juan Carlos Schmid, de la Federación Marítima Portuaria. Además estuvieron presentes en primera fila la hija de José Ignacio Rucci, Claudia, diputada nacional por el duhaldismo, y el hijo de Saúl Ubaldini, también ligado al ex jefe del peronismo bonaerense.
“Los trabajadores son respetuosos de la voluntad popular, que eligió al Gobierno por una inmensa mayoría, aunque ello no puede ser motivo para negarle al sindicalismo la representatividad que ostenta”, señaló el líder cegetista reclamando una vez más que en la Casa Rosada no atienden sus reclamos. El deterioro en la relación entre Moyano y el gobierno nacional se profundiza cada vez más. Aunque sus antecesores en el micrófono, Schmid y el referente de la JS Federico Sánchez, no dejaran de marcar la pertenencia de la CGT al modelo inaugurado por Néstor Kirchner, Moyano cada vez que puede pone más distancia.
En un tono cada vez más opositor, Moyano fue a fondo con las críticas. “Se olvidaron del modelo nacional y popular. Lo lamento, porque vamos a seguir profundizando”, señaló parafraseando a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Que no nos vengan con el verso de la distribución de la riqueza si le ponen tope de 18 por ciento a la paritaria y la inflación es no menos de 25 por ciento”, dijo en tono serio levantando a los gremialistas de sus asientos, que lo vivaban y volvían a pedir su reelección. Después de la marcha peronista, una vez que finalizó el acto, los rezagados cantaban en la calle: “Siga el baile, siga el baile, al compás del tamboril, si lo tocan a Moyano, les paramos el país”.
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